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domingo, 24 de noviembre de 2024

Los LP vuelven a estar de moda

En 2022 las ventas de discos de pastas negras superaron las de CD…

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 21/03/2023
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Tocadiscos_LP
Las discográficas, conscientes del auge vintage, dedican más dinero y marketing a las portadas y a la calidad del producto. (Tomado de el español)

Pese a la hegemonía de las plataformas de transmisión como iTunes y Spotify, un viejo encartonado  gana terreno. Se había dado por muerto en la década de los 80, con la llegada de los CD, pero  el clásico LP ((del inglés long play) ,  el disco de vinilo  o de pasta negra, está viviendo un resurgimiento en todo el mundo.  De manera sostenida en los últimos 15 años,  ha aumentado la demanda de  los que prefieren el ritual de los tocadiscos que la comodidad de un clic. 

En 2022, por primera vez en 35 años, las ventas de discos en este viejo formato superaron a las del otrora todopoderoso disco compacto en países como Reino Unido o Estados Unidos. Se vendieron 41 millones de unidades de vinilo en comparación con 33 millones de CD, lo que señala un “resurgimiento notable” del formato de música física, según el informe de la Recording Industry Association of America (RIAA). Lo que representa un total del 70% de todas las ventas de música física en este año, generando un total de 1,200 millones en dólares en ingresos.

Despunte  que ha sorprendido a muchos,  pero que se veía venir. En realidad,  ha estado resurgiendo desde 2005, último año en que cayeron sus ventas interanuales. Las ventas, poco a poco, se han ido incrementando  y la Pandemia  del Covid sólo hizo acrecentar el fenómeno.

A partir de 2008 las ventas comenzaron  a subir a buen ritmo, alcanzando su cénit en 2013 con 6,1 millones de copias.  Aquel año, según IFPI, una asociación suiza que representa los intereses de 1.300 compañías musicales de todo el planeta, las ventas de discos gramofónicos se habían incrementado en un 32% en Estados Unidos y un 101% en el Reino Unido, dos de los mercados más importantes del globo.

En 2020, los ingresos de los vinilos aumentaron un 4% por el 48% que bajaron los de los discos compactos. Según la RIAA, el viejo formato contribuyó con la cifra de 232 millones de dólares (205 millones de euros) a las ventas físicas totales de 376 millones de dólares (332 millones de euros) en el primer semestre de aquel año.

En el Reino Unido las discográficas  experimentaron un aumento del 30% en sus ingresos por la venta de este tipo de  discos, con un total de 86,5 millones de libras recaudadas. Mientras en el siguiente  año  los discos de pasta negra representaron  el 23% de todos los álbumes vendidos.

Según los datos de RIAA, en los primeros seis meses del 2020,  los usuarios de Estados Unidos gastaron 232,1 millones de dólares en discos de vinilo, dejando muy atrás los 129,9 millones de dólares que se gastaron en CDs, casi la mitad. En el mercado más grande del planeta  durante los  primeros seis meses del 2021 se vendieron 17 millones de discos de vinilo, generando 450 millones en ingresos minoristas, casi el doble de 2020.

“Todos están en modo de crecimiento ahora”, comentó, en julio de 2022, Alex Cushing, cofundador de la productora discográfica Hand Drawn Pressing. Y eso, a pesar de los problemas de suministro y los cuellos de botella afectan a la industria y las empresas luchan por satisfacer la demanda.

¿Por qué razones este  formato surgido en la década de los 50 del siglo pasado ha vuelto a ser el formato físico más popular y de mayor recaudación de ingresos de la industria de la música?

Tal renacimiento no puede explicarse desde una única perspectiva. Hay muchas razones, coyunturales y sistémicas, desde necesidades antropológicas de las que se aprovecha el Mercado,  hasta las aplastantes  influencias que ejercen  los “famosos”.

Muchos reconocen el gran empujón  “pandémico”; por las giras musicales canceladas y la gente atrapada en largas cuarentenas. Tiempo en que se buscaron nuevos pasatiempos y aumentaron  la  compra de productos musicales.

Según comentó en enero de 2022 a Los Angeles Times el gerente general del sello discográfico Stones Throw: “Muchas personas estaban atrapadas en casa trabajando o recibieron dinero de estímulo al principio de la pandemia y no podían gastarlo en las mismas cosas que antes, por lo que invirtieron en sus espacios de vida y configuraciones de escucha en el hogar, incluidos tocadiscos y equipo de alta fidelidad”. “Creo que eso todavía continúa hoy, casi dos años después de la pandemia”, agregó Jason McGuire.

Resulta innegable que “tocar” la música” tiene para muchos un valor sentimental,  es como como tener un mayor vínculo con el artista. El LP ofrece  una estética sonora diferente, una distintiva manera de consumir la música. Frente a la comodidad de la reproducción digital hay quienes disfrutan ese ritual de  ajustar periódicamente el tocadisco,  limpiar la aguja y las placas, levantarse del sofá  para dar la vuelta al disco cuando acaba una cara…

Un disfrute que tiene su precio. Los discos de pasta negra son más caros de fabricar”, pero el margen que se lleva la disquera  y el artista también son más grandes. He aquí, la razón de más peso. Las reproducciones en streaming no generan las ganancias del formato físico. Un LP puede costar entre 20 y 30 euros, equivalente a una suscripción a una plataforma de streaming, pero con la diferencia de acceder solo a las pistas que contiene la placa.  Mayores beneficios por pistas y sin la intermediación de Apple, Spotify o  Google.

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El disco de vinilo o de pasta negra, está viviendo un resurgimiento en todo el mundo. (Tomado de El economista.es)

Además, el LP  se constituye en una marca de distinción.  Algunas personas, sobre todo las más jóvenes, ven en el consumo de este formato  una manera de diferenciarse y reafirmar su personalidad. Para Iñigo Guardamino, del departamento de ventas físicas de Altafonte, España, el disco gramofónico es “una edición especial en sí mismo”. “La persona que compra vinilo está haciendo una declaración de intenciones. Tiene algo cool, de status”.

Daniel Forés, de la tienda de discos madrileña Marilians, considera que el “CD es un formato que está un poco en desuso porque las plataformas digitales te dan el mismo sonido” y el LP lo supera también por las posibilidades que  da su embalaje y diseño. “Al fan de la música le gusta el coleccionismo. La gente que compra físico está yendo al vinilo”.

En tal sentido es común achacarlo a la  nostalgia de lo retro y la sed coleccionista.  El tamaño del disco y de la funda de cartón que lo protege, la imagen de la portada, las cuidadas ediciones con dos o más discos en su interior, los libretos de gran tamaño que incorporan muchos vinilos y el poderío físico de las ediciones modernas en 180 o 200 gramos son motivaciones poderosas que impulsan a coleccionarlos.

Sin embargo no es solo cosa de “tembas”. Se ha observado un creciente interés entre los grupos demográficos más jóvenes como la Generación Z y los millennials.  Según el informe anual de Luminate de 2022, los oyentes de la Generación Z tenían 25% más de probabilidades de comprar discos de vinilo que el oyente de música promedio.

Es el poder “contagioso” de “estar en la onda”  o consumir lo que se usa. Entre los más  jóvenes  se percibe un mayor interés cuando ven cómo sus artistas favoritos prefieren lanzar en este formato. Las estrellas s están haciendo del disco de pasta negra  una parte importante de su marketing. Es el caso de  Taylor Swift, Harry Styles,  Adele  o Drake.

Taylor Swift fue la cantante con más ventas de LP.  En octubre de 2022  lanzó varias versiones de su álbum Midnights y  vendió un total de 1.58 millones de discos en el transcurso de una semana. El mayor lanzamiento en siete años, según Luminate.

Pero hay un problema, conseguir satisfacer la creciente demanda. Su producción se ha convertido en  un desafío.

En las décadas de 1990 y 2000, ante lo que parecía ser el inexorable aumento de los CD, en el Reino Unido y, en mayor medida en los  EE. UU. se desmontaron y vendieron las  plantas de prensado. Hoy existen pocas  fábricas y la  cadena de distribución está colapsada, por la escasez de materiales,  desde el cartón para las carátulas  y hasta el  cloruro de polivinilo con el que se fabrican las  placas. A esto se suma la dependencia de máquinas de prensado de décadas de antigüedad,  de la década de 1970 o de antes, lo que hace muy costoso su mantenimiento.

Para colmo, a principios de 2020, un incendio destruyó una de las dos únicas plantas en el mundo que fabrican discos de laca, una parte esencial del proceso de creación de discos.

Como era de esperar, los sellos más grandes de la industria de la música, como Universal y Sony, se han subido al tren del LP e imponen su poderío, para  mal de las disqueras pequeñas o “indie”. Según un reportaje de Investment Monitor, varios sellos discográficos relatan cómo algunas discográficas importantes están pagando a las prensas de vinilo más grandes del mundo para que comprometan sus máquinas sólo con sus pedidos.

El mejor ejemplo fue la crisis que se generó el pasado año previo al  lanzamiento del álbum 30 de la británica Adele, luego de seis años sin estrenar música.  La noticia fue un enorme retraso y problemas en la línea de producción para otros que desean conseguir fabricar sus LPs.

Este “fenómeno Adele”  generó la disconformidad de muchos artistas, entre ellos  Ed Sheeran que comentó en una entrevista sobre la desestabilización que las 500 mil copias de 30 provocó para otros grandes artistas: “Era como si yo, Coldplay, Adele, Taylor, ABBA, Elton, todos intentábamos imprimir nuestros vinilos al mismo tiempo”.

Incluso sin Adele, el problema seguiría existiendo", explicó a propósito  Chris Marksberry, director general de Sound Performance, empresa dedicada a la fabricación de vinilos en todo el mundo. "A medida que aumenta la demanda, la gente pide más, así que el pedido inicial de todos será mayor que el de hace 12 meses".

No obstante, no se avizora un final cercano para esta moda. Mientras sea rentable,  las disqueras  y los famosos la seguirán (re)produciendo.  Para maximizar plusvalía económica y también subjetiva.

Las discográficas, conscientes del auge vintage del formato, dedican más dinero y marketing a las portadas y  a la calidad del producto. Incluso se venden LP con el CD de regalo incluido.

Lógicamente, también se han relanzado las ventas de tocadiscos de calidad para disfrutar de los vinilos nuevos y los heredados. La nueva competencia es fabricar nuevos juguetes tecnológicos,  tocadiscos más accesibles y con novedosas prestaciones. Se ofrecen los puramente analógicos, en formato de maleta,  como otros que  cuentan con bluetooth o que son conectables a altavoces externos  para  disfrutar del mejor sonido HiFi.


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


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