Recién se estrenó en cadena nacional de radio, la revista de TV Buenos días y en el canal de YouTube del Ministerio de Cultura, el videoclip Una Habana que Danza —versión flashmob, de Telmary, HabanaSana y el rapero Frank MC—. Una producción del Ministerio de Relaciones Exteriores, el Ministerio de Cultura, el Instituto Cubano de la Música y Producciones Colibrí contra la Ley Helms Burton y como un sentido homenaje a los 500 años de la capital de todos los cubanos.
El audiovisual recrea el flashmob protagonizado por los raperos Telmary y Frank Pedroso junto a unos 150 bailarines de las escuelas nacionales de danza y música, desarrollado la tarde del 6 de mayo, en el Malecón habanero, desde Prado hasta Galeano. Un tramo colmado por las obras del proyecto Detrás del Muro de la XIII Bienal de La Habana y por el inmenso mar que lo circunda.
En las camisetas de algunos de los estudiantes se leen frases como “entendemos de solidaridad, no de despojos”; “entendemos de amor, no de odio”, mensajes pertinentes de la juventud cubana a quienes intentan “robarnos la alegría”, empañar y lastrar los logros de este pueblo o con la aplicación de leyes absurdas.
En el video se observan algunos transeúntes y vecinos de Centro Habana que acompañaron a los estudiantes y al escenario musical andante, contagiados por la fuerza arará de Telmary. Sin embargo, no se percibe la masividad y espontaneidad que cualifica un flashmob o “acto multitudinario relámpago” o “movilización relámpago”.
Se dice que el flashmob tiene su origen en el libro Smart Mobs: the next social revolution, publicado en octubre de 2002. Donde su autor, el sociólogo Howard Rheingold, invita a que la gente use las nuevas tecnologías para organizarse. Sin embargo, su implementación práctica la facilitó Rob Zazueta de San Francisco, al crear la plataforma flocksmart.com, en la que por primera vez los mobbers empezaron a planear sus reuniones.
Y es que en un flashmob natural la “bola de nieve” corre y crece a través de las redes sociales virtuales: SMS, Facebook, Twitter, foros o comunidades virtuales, correo electrónico, blog, chat…
Con el tiempo se han convertido en una herramienta de marketing y propaganda, utilizada por empresas y movimientos políticos. Como modalidad del marketing de guerrilla, se sostienen en el ingenio y la creatividad, con la pretensión de intervenir un espacio, llamar la atención hacía algún problema existente e impactar en la opinión pública.
El primer flashmob exitoso se realizó el 17 de junio de 2003 en el departamento de ventas de la tienda Macy’s, en Nueva York. Para prevenir que el público de la tienda se enterase de lo que iba a pasar, su organizador Bill Wasik, editor junior de Harper’s Magazine, se reunió con los participantes en puntos de encuentro preliminares —cuatro bares de los alrededores de Manhattan— donde fueron repartidas las instrucciones con la información sobre lo que iban a hacer y el lugar donde se realizaría el evento, justo antes de su comienzo. Así se aseguró la sorpresa y la aparente espontaneidad que debe acompañar este tipo de acción de masas.
Además, se apuesta por la autenticidad, el contagio emotivo y la diversión. Se organizan de manera que parezca que a alguien se le ocurre de pronto. Los protagonistas deben hacerse pasar por transeúntes normales antes de que comience el show. Y como una chispa, en un ambiente combustible, se expande la buena onda.
Entre las distintas tipologías de esta técnica de animación o movilización, el realizado en el Malecón, es un dance flashmob, una de las intervenciones más populares en el mundo y entre las más reproducidas en Youtube.
Vale mencionar que entre las diferentes variantes está comprendido el smartmobs, con marcados propósitos sociales o políticos, como fueron los movimientos de la Primavera Árabe o el 15-M español.
La puesta en escena del audiovisual, realizado por el equipo de ConeXity, se ajusta más al concepto de videoclip que al de los videos que documentan los flashmob. Cortos que armonizan la impronta del reportaje, el reality show o la cámara oculta. Parten, generalmente, de una presentación del estado normal del espacio a intervenir y capturan desde diferentes planos todo el performance de los bailarines, cantantes, músicos, etc, más las reacciones del público. Algunos son concebidos como un plano secuencia.
Poco pudo explotarse por los realizadores el “efecto WOW!”, uno de los ingredientes que distingue un flashmob. Sin embargo, rescatan la alegría y la cubanía del jolgorio popular.
Una Habana que danza (video flashmob) es la tercera producción audiovisual de ConeXity con Telmary como protagonista. El primer videoclip fue el de Soy el verso, publicado en marzo pasado. “Un audiovisual lleno de diversidad y géneros sociales. Más de dos meses de trabajo y cuatro días de rodaje fotográfico” —comentaron en su página de Facebook los de ConeXity, a raíz de la publicación de su opera prima.
“Gracias a todos los que estuvieron desde la madrugada hasta la noche trabajando para multiplicar la magia de los versos sencillos de Martí!!” —fue el agradecimiento de la jazz-poet. “Aquí estoy con su verso abriendo camino! SOY EL AMOR SOY EL VERSO!” —había puesto en otro post.
Antes, los de ConeXity se había encargado de la realización del making of del videoclip Como se pone La Habana de Telmary & HabanaSana. Con este llegaron a los Lucas por primera vez. “Ya saben, un pasito más en nuestro trayecto, una grata experiencia y un nuevo reto” —compartieron con sus seguidores.
La plataforma audiovisual ConeXity la integran: Claudia García y Marina Alfonso, en la fotografía; Melissa Fundora en el sonido; Ximena Holuigue en la producción; todos bajo la dirección de Michel Pardo García y Luis Toledo.
Una Habana que danza fue grabado originalmente por Telmary junto al Mc y productor musical Kumar Mora, e incluido en el disco Libre (2015), la segunda producción discográfica de la intérprete de “Que equivoca´o”. El álbum, bajo el sello de Bis Music y la producción musical de Roberto Carcassés, Kevin Barreto y Maykel Bárzaga Jr., logró el Premio Cubadisco 2014 en la categoría Hip Hop. Kumar también puso la música al sencillo que abre la placa, “El poder de los ancestros”.
En Libre se siente la añoranza por su tierra luego de seis años residiendo en Canadá, pero resalta lo festivo por el reencuentro con su Habana y su mar. “Cuba es mi mejor musa, donde se me exacerba la creatividad” —confesó.
Es de esperar que por su participación en un proyecto legítimo como este, Telmary reciba mil ofensas por los dinosaurios que avivan el odio en Miami. Hace unos días, fue atacada por protestar en Toronto, junto a otros cubanos residentes en Canadá, por el cierre de los servicios de inmigración en la embajada norteña en La Habana, decisión unilateral del gobierno de Justin Trudeau.
La ex componente de Free Hole Negro y de Interactivo participó en el concierto especial Habana de Pie, dedicado a recaudar fondos para las víctimas del devastador tornado que azotó a La Habana el 27 de enero. “Lo que enriquece la cultura de un país es su pueblo y nosotros como embajadores de las artes tenemos el deber de hacer todo lo posible por esas personas que tanto lo necesitan, y qué mejor forma de hacerlo que con música” —expresó en exclusiva a Prensa Latina.
La Habana de Martí, Telmary, HabanaSana, Kumar, Frank y los de ConeXity seguirá reclamando su derecho a soñar, danzar y construir.
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