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domingo, 22 de diciembre de 2024

GdZ: crónica de una deriva anunciada (I)

En “el país de la libertad”, devinieron en esclavos del negocio de la música...

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 09/10/2020
5 comentarios
Dúo Gente de Zona-Marc Antony
Alexander Delgado fundador del dúo dijo a EFE, que "Marc es un buen jefe y hay que contar con él para lo que sea, además de tener la última palabra”. (Tomada de END).

Bastó que le renovaran el contrato con la Magnus Media para no dejar ninguna duda de su deriva política; su ponerse al lado de los que desde la otra orilla se han ganado una marca: “Gente de Zapa”. La voz más escandalosa de este bando de odiadores resumió así su comportamiento: “Funciona la presión, funciona”, aunque no conformes, más le pidieron. Ya se habían manifestado en cuanto espacio tuvieron para presentar su “Dame la botella” y su “Dame la etiqueta” de críticos al gobierno cubano que llaman allá “dictadura”. El famoso dúo de reguetoneros, esclavizado por la dictadura del mercado, venían dando señales ya de su tirar pa´l Norte.

Todo comenzó con “Bailando”. Como se recordará, fue con este éxito comercial que se inició el lanzamiento del dúo “al universo de música latina de alto perfil” —como refiere su sitio Web. A partir de la invitación a grabar una primera versión de este tema, por parte de su autor, también cubano, quien ya había comenzado a escribirlo con una “marca” altamente posicionada: Enrique Iglesias.

Una trade mark construida con casi todos los premios que las industrias culturales hegemónicas han inventado. Su etiqueta registra el de “mejor artista latino” en los Grammy, 5 Grammy Latinos, 4 premios Billboard, 43 Billboard Latinos, 10 World Music Awards, 8 American Music Awards, 5 Latin American Music Awards, 22 premios Lo Nuestro, 15 premios Juventud, 20 premios ASCAP, 3 MTV Europe Music Awards y una Gaviota de Plata en el Festival de Viña del Mar.​ Tándem de signos que devienen “gatillos”, pautas reactivas para provocar el consumo desenfrenado de más y más signos audiovisuales, conectores de otras marcas y consumos.

Principios del marketing que fundamentan la colaboración o el featuring. Más efectivo cuando explotan el contraste, equilibran las temperaturas del género y agregan cierta aureola multicultural. Así, una marca occidental como Enrique Iglesias (pop) —o aculturada como Marc Anthony (salsa-pop)— resignifica a una “marca” desconocida y mestiza, como GdZ (género urbano). Por ello, “Bailando” fue versionada con otras marcas: en espanglish, con Sean Paul, y en portugués, con el brasileño Luan Santana y el portugués Mickael Carreira. Fórmula de éxito, más que probada por el rapero Armando Christian Pérez. Quien ostenta la pregunta: “¿Existe algún hit de Pitbull que solo sea de Pitbull?”, y quien al preguntársele ¿Por qué creía que le necesitan los “superventas globales”?, respondió: “Les doy un poco de calle. Mi trabajo es ensuciarles las canciones”.

Precisamente con Mr. WorldWide grabaron unos de los primeros featuring ya radicados en Miami. Se trata de “Piensas”, el primer sencillo en español del disco Dale, del cubanoamericano. Su videoclip, dirigido por el venezolano de padres cubanos David Rousseau, recrea, sin ton ni son, una noche de cabaret en La Habana, el fin de año de 1959. Burda repetición de los estereotipos más manidos en La Florida sobre la Cuba revolucionaria. Una fiesta, con mucha bebida y mujeres sensuales, interrumpida a la fuerza por soldados armados y vestidos de verdeolivo, y, lo peor, comandados por un sujeto que parecía un mafioso y, siendo finalmente un policía, tranza con el capo representado por Pitbull.

Luego de colarse en la vitrina de los Billboard (2015), “Bailando” fue significado con 3 premios Lo Nuestro y 3 Grammy Latinos. Fue como un coro: “Premiemos lo que ya otros/ lo que más vende y brilla/ que negocio es negocio”. Confirmación de los planteos de los pensadores de Frankfurt, “Cada sector esta armonizado en sí y todos entre ellos”. El hit apareció en el videojuego Just Dance 2015, en su versión española, y fue escogida como tema principal de entrada y salida de la telenovela Reina de corazones de la cadena Telemundo. A esta televisora mucho le debe GdZ, al lanzar sus videos y mantenerlos en rotación “todo el día” y por significar la marca con los galardones “Dúo o Grupo Urbano Favorito” y “Canción Tropical Favorita”, en la primera edición de sus Latin American Music Awards.

Esto último con “La Gozadera”, el segundo gran éxito de la agrupación y por igual con una marca registrada, Marc Anthony. Su videoclip, estrenado en junio del 2015 por Telemundo y por Vevo, fue dirigido, igual que el de “Bailando”, por el cubano Alejandro Pérez. Está ambientado en Cuba, pero una Cuba de postalita , en el mismo tono vintage, de edificios y carros viejos que retrató Annie Leibovitz para la Vanity Fair, y filmó Universal para la última franquicia de Rápido y Furioso. La Habana que se “deshiela”, mientras goza o desfila por El Prado con una boina Chanel llena de lentejuelas. Por demás, reiteraba la “idea fuerza” de convertir a Miami en la capital cultural de Latinoamérica, “Miami me lo confirmó”, se coreaba en el tema.

Después de este éxito comercial, vino “Traidora”, también junto al cantante boricua y repitió en el 2016 muchos de los premios mencionados Las dos colaboraciones con Marc Anthony fueron incluidas en Visualízate, el primer disco de GdZ grabado en los EE. UU. Lanzado al mercado bajo los sellos Magnus Media y Sony Music Latin, cuenta con 13 temas, en su mayoría colaboraciones; las que decidieron los nuevos dueños de la marca, la Magnus Media, la compañía con la que Marc Anthony se lanzó al mercado como empresario de entretenimiento.

“Ningún cubano, porque los jefes no lo aprobaron”. Según contó el líder de la agrupación al youtuber Adrián Fernández, cuando firmó con la disquera les propuso artistas de Cuba, pero ellos le dijeron que no, bajo el argumento de que los de aquí, que no marcaban números en Spotify, nada le iban aportar a su carrera. Ellos lo acataron porque “así se mueve esto, es un negocio”. Tampoco le aprobaron, posteriormente, una colaboración con Los 4. “Mi equipo no me aprobó la canción por su contenido, para mí era una super canción, pero para mi equipo no, porque iba a traer polémica”. “Cuando los artistas pasan a firmar con disqueras, compañías como la mía, tu firmas, tu ganas dinero, la vida artística se hace más fácil, pero cumples con una disciplina” —confesó en la reciente entrevista.

Así, en “el país de la libertad”, devinieron esclavos de una compañía. Situación que no solo acatan, sino que publicitan sin ningún sonrojo. En abril del 2015, comentó a EFE  el fundador del dúo: “Marc es un buen jefe y hay que contar con él para lo que sea, además de tener la última palabra. Nosotros prácticamente nos hemos convertidos en medios básicos de la industria”, confesó durante su concierto en Viña del Mar . Es la manifestación de lo que habían anticipado los fundadores de la Teoría Crítica, T. Adorno y M. Horkheimer: Los actores y los productores de cultura son empleados cautivos de la(s) institución(es) (de la) industria cultural: “Todos se convierten en empleados, y en la civilización de los empleados cesa la dignidad”.

Por su parte, Marc Anthony, explicó al presentar su compañía que, aunque algunos artistas latinos son considerados entre las “marcas de más relevancia en el mundo”, “desafortunadamente” muchos de ellos, “no han contado con el apoyo para convertir esa influencia en negocios a largo plazo y que culminen en un gran valor”. “La empresa invertirá en el artista, el contenido de desarrollo y establecerá vínculos directos con las marcas más importantes del mundo, un nuevo modelo de negocio que va a ofrecer a los artistas y marcas un acceso sin precedentes entre uno y otro” –expresó a la prensa .

Nótese que se reconocen como marcas y en un negocio; como avizoraba Adorno, no tienen ya más necesidad de hacer pasar la música por arte. “La verdad de que no son más que negocios les sirve de ideología”. “Se autodefinen como industrias y las cifras publicadas de las rentas de sus directores generales quitan toda duda respecto a la necesidad social de sus productos” —añadía el músico y pensador. Es decir, la marca Gente de Zona entraba a un negocio para producir los signos-mercancías que les mandasen.

La industria sacó sus cuentas. Las ganancias económicas y subjetivas serían muchas. El dúo cubano resonaba con los parámetros comerciales de la música urbana y latina que más se vendía, pero con un toque de novedad, un gancho con etiqueta y todo: Cubatón. Por demás, al ser reguetoneros y de un país tercermundista contribuían a asentar dos relatos capitales para la neocolonización cultural: eran contestatarios al socialismo (y su axiología) y fueron “descubiertos” por un europeo salvador, narrativa alimentada antes con los casos de Orishas y Buena Vista Social Club.

La clase política en Miami, alineada a la vieja emigración, también vio en ellos un potencial instrumento para la labor de zapa cultural. Para instaurar, progresivamente, un delicioso “barracón”, ya no “por la amenaza al castigo, sino por nuestra propia sed de placer”; para conquistar la mente y el cuerpo de nuestros jóvenes, sin sospecha alguna por su empapelado visual, su aureola lúdica y relajante. Como funcionales formadores de deseos, percepciones y opiniones: en la Yuma están los salvadores y allá sí se pude ser rico. Bajo la máxima de los manipuladores de gustos de que “en muy pocos casos sabe la gente lo que quiere, aunque diga que lo sabe”.

“Divertirse —aclaraban T. Adorno y M. Horkheimer— significa siempre que hay que olvidar el dolor, incluso allí donde se muestra. La impotencia está en su base. Es, en verdad, huída, pero no, como se afirma, huida de la mala realidad, sino del último pensamiento de resistencia que esa realidad haya podido dejar aún. La liberación que promete la diversión es liberación del pensamiento en cuanto negación (…). Incluso, allí donde el público da muestras alguna vez de rebelarse contra la industria cultural, se trata solo de la pasividad, hecha coherente, a la que ella lo ha habituado. No obstante, la tarea de mantenerlo a raya se ha hecho cada vez más difícil. El progreso en la estupidez no puede quedar atrás del progreso de la inteligencia”.

Por sus servicios les pagaron con fama, con muchos premios y otro estatus: imitadores de millonarios.


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José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural

Se han publicado 5 comentarios


Elena
 16/10/20 13:00

Comentarios necesarios. Los cubanos nos amamos entre todos, no importa donde cada cual queiera estar. Pero denostar de los tuyos, ná, eso no va con nosotros. Ya habrán otros buenos y mejores 

Ruso
 16/10/20 10:08

Como todos estamos pensando en lo mismo, son un producto "made in usa" y se comportan como tales, ellos mismos se mataron, en Cuba ya no son nadie, veremos cuanto le dura la cuerda, en aquel mundo es muy pequeña. Pueden mirarse en el espejo de otros que han quedado en el olvido y ya nadie los mensiona, y como dice el dicho "de este mundo nadie se va debiendo nada".

Borremos de nuestras listas de musica la de ellos (GdZ) y pongamos la de otros miles que si están para nosotros y no se venden al mejor postor.

Ernesto
 10/10/20 8:36

Bien Tellez.Profundo y riguroso analísis.Logras poner al desnudo la verdadera causa de tanta incoherencia y servilismo imperial.Por una vida material comoda , se alinean con los verdugos de su pueblo.Esa es la verdad mas aplastante.Ya comenzó su declive.Asistiremos al funeral de estos cadáveres artísticos y "políticos".Divulgemos este artículo.

Carlos F
 9/10/20 20:09

A estos hay que borrarlos de nuestras memorias. Son buenod musicos pero son malos amando a su pueblo . SON TRAIDORES DE NUESTROS PRINCIPIOS .

Malena
 9/10/20 13:57

Continuar dándoles espacio en la prensa cubana es de alguna forma considerarlos importantes. Pienso que están en el lugar que se merecen, ahora es solo dejarlos en las manos de Dios, del Tiempo y del Viento, que son los elementos que ponen todo en su justo lugar.

Hoy ya son unos cuantos que llegaron a esa tierra blasfemando de la suya y se encuentran o lamiendo botas o viviendo de la caridad.

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