//

viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Encantar o cantar bien? (II)

La transición de influencer a “artistas” es un fenómeno en crecimiento...

José Ángel Téllez Villalón
en Exclusivo 18/07/2023
0 comentarios
Lele Pons firma contrato con Universal- Notigape
La tendencia de los influencers incursionando en la música sucede con el respaldo de los grandes disqueras.(Tomada de Musicbusinessworldwide)

Si fuera simplemente anecdótico, una relatoría de fraudes musicales, no valdría la pena dedicarle dos entradas. Los  mencionados son los engaños más “sonados” y, junto a otros de ayer y de hoy, son como síntomas latentes de tendencias ya sistémicas. Predisposición  al facilismo y a la manipulación; a sobrevalorar el valor de cambio de las mercancías musicales sobre su valor artístico.  No hay principio ético y estético que detenga a estos mercaderes de la industria, cuando  de maximizar ganancias se trata.


Hacer playback en los  conciertos se ha vuelto un hecho recurrente. Aunque por décadas fue mal visto y muchos aún lo consideren un engaño al público asistente, que pagó para verlos cantar en vivo. Pasó de ser un símbolo de artificio, de una industria sintética y mercantil, a  exhibirse sin sonrojo alguno. Los que lo practican, alegan que si cantaran  y bailaran a la vez terminarían agotados. Sin embargo, todos conocemos  a grandes artistas que  han sido y son capaces de hacerlo en extensas y muy exigentes presentaciones, que lo consiguen  con  mucho entrenamiento y coordinación a nivel físico.

Con el autotune pasa casi igual. Lo que para algunos es un sacrilegio o pecado capital, para otros es una mera  herramienta, como Photoshop.  La ““cajita mágica de la música” inventada por el ingeniero norteamericano Andy Hindebrand,  que  en un primer momento se ocultó para afinar desafinados y que tras conocerse despertó cuestionamientos éticos, considerándose un fraude, termino siendo un “efecto” cuando en 1998 la estrella estadounidense Cher lo utilizó ostentosamente en su tema “Believe”, con un intencional efecto robótico.

Hoy se sigue empleando como efecto y se constituye  en un rasgo definitorio de ciertos géneros; también para falsear la voz y el talento de no pocos de sus más polémicos exponentes.  Como explica  el youtuber  y músico Jaime Altozano,  “Se usa en el 99 por ciento de las canciones y es el responsable, por ejemplo, de que estrellas del cine como Emma Watson puedan hacer musicales”. “Las herramientas de afinación se utilizan en la mayoría de las canciones pop, rock, reguetón y trap. Y no sólo se afinan voces, sino que se ajusta el tempo de las baterías, las entradas del bajo, todo”.

Para otros es otro recurso “democratizador”, “porque no tienes que ser un gran cantante para triunfar”. Porque, incluso, puedes ser un pésimo cantante  y llegar a ser “famoso”.

La tecnología, los softwares y sus plugins, cada vez más posibilitan  que un atrevido  sin especial talento pueda hacer actuaciones directo más o menos convincentes. Técnicos con experticia en el estudio y fuera de este, con plugins que funcionan  offline (después de haber realizado la grabación), como Melodyne, WavesTune o el módulo VariAudio de Cubase, pueden pasarnos gato por liebre.

Tales  “herramientas” de manipulación ha resultado ser el  “salve” de muchos que de encantar pasaron a cantar, que  se hicieron famosos, capitalizando reacciones  y miles  seguidores,  para luego presentarse como  intérpretes.

La transición de influencer  a  “artistas”  es un fenómeno en crecimiento. No paran las noticias sobre creadores de contenido que sin importarles su  experiencia en la música han pretendido  o  logrado lucrativas carreras musicales. Quienes incrementaron sus indicadores como marca y capital, sus valores de cambio, tanto en las redes sociales como en las plataformas de streaming musical.

Las hermanas de Connecticut Charli y Dixie D’Amelio fueron de las primeras creadoras de contenido que lograron construir carreras exitosas gracias a su popularidad en TikTok.  Habían alcanzado  la fama en 2019,  gracias a sus videos bailando al ritmo de canciones virales. Para que sus cuentas crecieran diversificaron sus contenidos  y desarrollaron proyectos exitosos en belleza, moda, publicación de libros, podcasts, entre otros.

Dixie hizo su debut en la música en 2020, con “Be Happy”, tan pronto firmó un acuerdo con HitCo Entertainment. Desde su lanzamiento, la canción ha sido usada en 2.1M de videos de TikTok y ha acumulado 101M de reproducciones en Spotify. Luego del éxito comercial de la canción, la influencer colaboró con artistas como Liam Payne y Wiz Khalifa, además de ser telonera de Big Time Rush durante el Forever Tour 2022.Mientras 

Charli, la más joven de los D’Amelio, dio su propio salto a la música en octubre de 2022, con “If You Ask Me To”.  En sus primeros tres meses, la canción  obtuvo  4.2M de vistas en YouTube y 7.3M de reproducciones en Spotify.  “Creo que quiero que la gente me vea como una persona y que vean como es mi carácter en vez de solo ver mis videos de TikTok— los cuales no siempre muestran quién soy en verdad. Creo que esta canción (“If You Ask Me To”) y el show (The D’Amelio Show) que mi familia y yo tenemos, muestra más ese proceso,” le dijo Charli D’Amelio a Billboard.

La maquilladora británica Abby Roberts crea contenidos desde los 11 años. Comenzó a hacer música profesionalmente en 2020 como una forma de arte terapéutica. Su canción más popular, “Pink Champagne,” tiene 2.38M de reproducciones y está listada en más de 600 playlists en Spotify. Su primer video musical “Paramaniac” la muestra con diferentes estilos de maquillaje y peinados creativos lo cual hace referencia al tipo de contenido que la volvió famosa.

Otra de las que  utilizando su fama online para lanzar su carrera musical es la mexicana Kimberly Loaiza,  la séptima usuaria más seguida en TikTok y una veterana en la creación de contenido. Comenzó  como YouTuber en 2016, creando tutoriales de belleza,  y luego se enfocó más en crear vlogs. Rápidamente, se convirtió en una de las más seguidas en su país. Probó con la música en 2019; desde entonces,  ha colaborado con estrellas de la música latina como Zion & Lennox y Ovy on the Drums. Ahora cuenta con más 5M de oyentes mensuales en Spotify y cerca de  15 M  de suscriptores en YouTube,  lo cual la convierte en una de las más exitosas encantadoras que canta.

Pero esta tendencia no podría asentarse sin el respaldo de los grandes poderes de la industria del entretenimiento y de la música en particular. El anuncio del contrato con la influencer Lele Pons con Universal Music informa  que sectores más tradicionales les interesa tener en sus catálogos estas  celebridades digitales. Por demás, la disquera ha creado UMG Imprint, “la casa musical para los innovadores digitales” y  antes  un nuevo sello llamado 10:22 pm, “encargado de contratar y desarrollar artistas discográficos, personas influyentes en las redes sociales y creadores de medios digitales con un enfoque en la creación de contenido multimedia y el avance de nuevas formas de narración”.

 


En el verano de 2018, la “superestrella digital” firmó un acuerdo de grabación global exclusivo con Universal Music Group’s. Al anunciarse el acuerdo, la  poderosa compañía dijo que UMG y 10:22 pm trabajarán con Shots Studios, agencia que también representa a Pons, para desarrollar su carrera musical. Entonces, Celine Joshua, fundadora de 10:22 pm, expresó: “Ella es una artista mundial que atrae a decenas de millones de espectadores a través de pantallas digitales. Para cualquiera que haya seguido la carrera de Lele, la música y el baile son el centro de su narración y es un honor trabajar junto a los cofundadores de Shots Studios John y Sam Shahidi para ampliar su base de fans ya apasionada a través de la música, contenido premium y  productos de consumo”.

Lele Pons que se dedicaba a realizar videos cómicos con amigos y compañeros del medio, además de compartir sus experiencias de vida se reconoce hoy como  una de las  celebridades más cotizadas en este mercado  internet. Hoy se presenta  como cantante, modelo, humorista y presentadora. Se casó con el productor Guaynaa, con quien ha creado temas como "Abajito" y "Se te Nota".  De su alcance en las redes informan sus  52,1 millones de seguidores en Instagram, 4 millones 230 mil oyentes en Spotify y 17,9 millones de suscriptores en YouTube.

Otro caso  es de la tiktoker  Taylor Denarie, mejor conocida por su seudónimo Bella Poarch, que  firmó con la disquera Warner Music en 2021, para lanzar su sencillo debut "Build a Bitch".

Un negocio paralelo entre las disqueras y las  agencias de management y desarrollo artístico de estos influencers, que  manejan sus relaciones con otras  marcas y ahora  su inserción  en industrias más tradicionales como las de música y la televisión.

Es el caso de la agencia Raze,  cofundada por Sofía Vergara que maneja a varias de estas celebridades. Entre estas,  el  influenciador colombiano  Sebastián Villalobos, reconocido en las redes por compartir bromas y realizar reto y que en  2018  se lanzó como cantante de pop- urbano.

El youtuber que ya había lanzado un guiño con su colaboración con RK en el tema “Cafecito”, comentó a GQ sobre su salto  a la música: “Antes de aprender a sonreír bonito frente a una cámara, mis ideas ya sonreían por mí y eso es justo lo que quiero hacer en la música, primero poder llevar mis pensamientos y letras a la gente y después de allí, todo lo demás que genere”, dice de su proyecto musical. El colombiano dice estar seguro de los límites de su voz, pero donde no pone límites es en términos de la narrativa que abre con su episodio musical. “Quiero hacer cosas que nadie haya hecho antes, cambiar un poco las reglas, mostrarle mi locura al mundo a través de una experiencia completa, donde la música y los videos hacen magia juntos, es consecuencia de ser un generador constante de contenido”.

En la misma línea opina  el trío de hermanos conocido como Los Polinesios.  “No vamos a decir ahora nuestra carrera es solo musical”,  explicó uno de ellos,  Rafa Velázquez. “Nos encanta hacer cualquier cosa que tenga que ver con el entretenimiento, si hay cosas que nos llamen la atención no nos vamos a ir solo por una. Vamos buscando la manera en seguir conectando con nuestros seguidores”.

“Se trata de democratización del entretenimiento”, opina Alex Narro, Chief Operating Officer de la agencia Gazer73 que maneja a Los Polinesisos. “El entretenimiento justamente ahora está migrando a diferentes esferas o rubros”.  Sin embargo, sentenció el argentino: “No creo que haya cambiado el paradigma de lo que significa ser un artista, el factor de cambio ha sido la velocidad. La inmediatez te lleva, pero también te puede sacar”, asegura. “Tener seguidores no significan talento. Ser un artista al paso del tiempo, eso siempre va a ser difícil y todavía no conocemos la canción que los influencers nos van a dejar”.

Estos  encantadores dan el salto hacia el canto bajo el supuesto de  que con su experiencia creando contenidos virales y al contar  con una legión de fanáticos,  es mucho más probable que cualquier canción que lancen reciba mucha atención, sin importar la calidad. Y como era de esperarse, la mayoría de estas propuestas musicales no tienen mucho que aportar; letras banales y repetitivas, ritmos pegajosos y mucho autotune.

“Las carreras secundarias que los influencers tienden a elegir para complementar las habilidades que ya han demostrado antes –marca personal, presentación, habilidad para contar historias– y las redes sociales y sus nuevos trabajos tienden a estar en una relación simbiótica. Es de mucha ayuda en la mayoría de industrias creativas tener una audiencia ya establecida que va a consumir lo que sea que produzcas,” comentó  a Vice la analista de redes sociales Olivia Yallop.

Pese a ello, muchas de estas canciones llegan con la misma velocidad que  desaparecen, y no les sirve ni para aumentar su popularidad como  influencer ni como cantante. Fue el caso de Addison Rae, la cuarta usuaria más seguida en TikTok, quien hizo su debut con “Obsessed” en 2021. Rae tuvo una alza máxima en oyentes ese mes alcanzando los casi 3M pero desde entonces, sus números solo han estado disminuyendo y ahora tiene 440K oyentes mensuales.

Están también los  cantantes que  apuntalan sus falencias en la música con sus habilidades como influencers, creando polémicas constantemente, publicitando sus problemas personales como un contenido más. Esos  casos ameritan nuevas  entradas en Candil del clip.


Compartir

José Ángel Téllez Villalón

Periodista cultural


Deja tu comentario

Condición de protección de datos