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lunes, 23 de diciembre de 2024

Leal en la memoria, y a través del tiempo

Un onomástico cerrado se acerca, y brinda oportunidades para celebrar la entrega de una obra mayor dedicada a la historia y al patrimonio cultural de la nación cubana...

Yoandry Avila Guerra en Exclusivo 10/09/2022
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Eusebio Leal Studio Bianchini
Hace dos años partió hacia la eternidad el hombre, pero el símbolo en que mutó por su cruzada para salvaguardar la riqueza cultural de la Isla perdura.Foto: Studio Bianchini

Un onomástico cerrado se acerca, y brinda oportunidades para celebrar la entrega de una obra mayor dedicada a la historia y al patrimonio cultural de la nación cubana; 80 abriles sumaría este próximo 11 de septiembre Eusebio Leal Spengler, el historiador de La Habana, y la fecha anima a rendirle merecidísimo tributo. 

Hace dos años partió hacia la eternidad el hombre, pero el símbolo en que mutó por su cruzada para salvaguardar la riqueza cultural de la Isla perdura; queda su impronta en la memoria de los adoquines de las calles habaneras, y en cada una de las piedras que brindan majestuosidad a las edificaciones ubicadas en el núcleo fundador de la urbe capitalina. 

Leal el humanista, el discípulo de Roig, el maestro de una legión de muchachos y muchachas, el orador y erudito, el autor de textos medulares que ahondan en la cubanía y en la cubanidad, el líder...

Leal, el joven que gritó “Sobre mi cadáver” y se acostó en forma de cruz frente al Palacio de los Capitanes General cuando un burócrata decidió privar a La Habana de su única calle de madera, y cambiar los adoquines de resistente jiquí por asfalto ante la visita de la ministra de Cultura de la entonces Unión Soviética que se reuniría con el funcionario en un edificio cercano.

Aquella versión casi treintañera del futuro historiador no se levantaría del suelo hasta obtener la promesa de que ni los obreros ni las palas mecánicas tocarían la distintiva vía.

Esa misma pasión, cuatro décadas después, destellaría en las clases impartidas a sus estudiantes del Colegio Universitario San Gerónimo; empresa educativa creada para formar gestores del patrimonio con competencias y capacidades para hacerle frente a los desafíos que impone hoy la conservación y preservación de los bienes culturales en Cuba y el mundo.

Sus conferencias a los de primer año se abarrotaban de estudiantes de cursos superiores que repetían, una y otra vez, la experiencia de tenerlo contando historias en apariencia desconectadas entre sí, pero que iba hilvanando de forma maestra hasta tejer un metarelato de la memoria colectiva de la nación que dejaba a todos con la boca abierta y con ganas de escuchar más.

En una de esas clases llegó la pregunta que a todos atormentaba: “Doctor Leal ¿qué pasará con La Habana y el Centro Histórico cuando usted ya no esté?”; y a la que con naturalidad respondió “Ustedes son mis discípulos, ustedes continuarán la obra”. Pero háganlo con pasión, parecía enfatizar la manera en que sus ojos miraban a los presentes.

“Leales a Leal”, afirma un eslogan en variedad de soportes gráficos dispersos por varias zonas del Centro Histórico capitalino; una frase que en su valor semántico traduce también esa pasión del maestro, unida a la capacidad tan suya de sumar desde la virtud del conocimiento.

Del hombre-símbolo nos debe trascender la sinergia para fundar y renovar que lo caracterizó; así como su filosofía de vida de admirar lo hermoso, de ver a la urbe donde nació con la belleza de sus glorias arquitectónicas pasadas; y proyectarlas hacia el futuro, sobre todo, de una manera recontextualizada que no afecte sus valores primigenios.

Honrar la memoria de Leal tampoco debe coincidir exclusivamente con fechas puntuales en el calendario: debe hacerse a diario, y trabajando como él, de manera ardua para y por La Habana, para y por el patrimonio cultural nacional. El tiempo y la memoria han sido consecuentes con su impronta, pues como señalaba la destacada poetisa cubana Fina García “cuando lo olviden los hombres, todavía lo recordarán las piedras”.


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Yoandry Avila Guerra

Treintañero que mira al mundo con ojos de sorpresa, intentando descubrir lo extraordinario en lo cotidiano.


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