En la Asamblea General de la ONU, Estados Unidos se encontró una vez más en la discordante posición de defender un bloqueo económico que ha perdurado por más de seis décadas contra Cuba.
La comunidad internacional, en un acto de unidad, votó abrumadoramente a favor de una resolución que pide el levantamiento de este cerco, con 187 países manifestando su respaldo a Cuba.
El representante del gobierno de Joe Biden, al presentar su postura, pareció ignorar la contundente mayoría que se alzó en la sala. Su discurso, centrado en las supuestas violaciones de derechos humanos en Cuba, sonó a un eco desgastado, incapaz de contrarrestar la realidad que se reflejaba en la votación.
Este acontecimiento no solo reafirma el aislamiento de Estados Unidos en este tema, sino que también pone de manifiesto un profundo desajuste entre su narrativa y las percepciones globales.
Desde Detroit, Cheryl LaBash, copresidenta de la Red Nacional de Solidaridad con Cuba, calificó el discurso del canciller cubano Bruno Rodríguez como "excelente", contrastando con lo que consideró el "despreciable" discurso estadounidense. "Cuba refutó las mentiras una a una del vocero estadounidense", comentó, recordando la cita de Fidel Castro sobre el papel que jugará el pueblo de Estados Unidos en la lucha por la justicia.
A lo largo de la sesión, las intervenciones de los representantes de América Latina y África enaltecieron la dignidad del pueblo cubano. Frases como "el pueblo cubano sigue erguido sobre su dignidad" y "es una situación ante la cual no podemos estar de brazos cruzados" resonaron en la sala, subrayando la resistencia y la fortaleza de la isla.
Mientras Estados Unidos se aferra a su narrativa, el resto del mundo parece haber elegido su lado. La asamblea se convirtió en un escenario donde Cuba no solo defendió su soberanía, sino que también se erigió como un símbolo de dignidad ante la adversidad. En este contexto, el viejo refrán resuena: "tú tienes una forma de querer un poco extraña", aludiendo a la compleja relación que Estados Unidos mantiene con Cuba y el resto del mundo.
Así, una vez más, la ONU se convirtió en el espejo de una lucha que trasciende fronteras, donde la soledad de Estados Unidos se contrasta con la solidaridad de una comunidad internacional que se alinea con el pueblo cubano.
*Con información de Prensa Latina
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