viernes, 19 de abril de 2024

Liga Élite: Puntos de vista en extrainning

Una mirada al playoff de campeonato y algunas ideas de lo que no lució bien...

Norland Rosendo González en Exclusivo 25/01/2023
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Playoff Liga Élite
Portuarios dejó claro lo que es capaz de hacer un grupo de hombres cuando se enfocan en un objetivo común

La primera Liga Élite del Béisbol Cubano terminó como imaginaron sus organizadores, y como casi todo el mundo sabía que iba a concluir. Es la pelota, nuestro deporte nacional, identidad y pasión.

Pero no por haberse jugado al límite el playoff de campeonato en cantidad de partidos y también de innings para decidir el rey, debemos quedarnos solo con la última imagen.

Me atrevería a asegurar que los estadios Nelson Fernández y Mártires de Barbados aglutinaron en siete choques más de la mitad del público que lo logrado en toda la temporada regular de la justa.

Ambos finalistas se entregaron como hubiésemos querido ver a los seis equipos durante todo el tiempo. Portuarios dejó claro lo que es capaz de hacer un grupo de hombres cuando se enfocan en un objetivo común, por encima de las individualidades. Obligaron al mejor conjunto de la Liga a hacer lo que nadie hasta entonces para poder colgarse la presea dorada: voltear un 1-3 en final, remontada apenas conseguida en seis ocasiones en instancias anteriores al duelo por el título.

Agricultores mostró la flema de un plantel armado con jugadores de dos provincias que suman cinco de los seis primeros lugares en las más recientes series nacionales. Cuando se vieron casi ahogados, empezaron a respirar de a poco, juego a juego. Sin pensar en el partido del día siguiente.

No fueron, en sentido general, partidos de alta calidad táctica; sí de rivalidad. Nadie entregó nada. La ofensiva se desbordó, sobre todo, en el parque de Mayabeque, donde bola levantada por el jardín izquierdo se iba cómodamente, como si estuviera empuñando el espíritu de Romelio Martínez, aquel gordito cuyos jonrones por esa banda se recuerdan por lo descomunal que eran.

Para finales, se empató una vez el récord de más palos de vuelta entera en un choque (9) y se impuso una nueva marca de más bambinazos en una serie de playoff (24). Los campeones empinaron 14 y diez sus estibadores.

Parecía que los 30 de una semifinal entre Villa Clara y Santiago de Cuba (1996) también iban a quedar en la historia, pero en los dos últimos juegos en Bayamo nadie pudo sacudir un palazo, aunque en eso Roberto Acevedo tiene el mérito de haberle degollado uno a Guillermo Avilés en el séptimo duelo.

Sobre la serie final, y sin demeritar la épica actuación de los muchachos de Michael González y el propio trabajo del mentor, sigo pensando que la clave para ellos era evitar el regreso al oriente, donde los estaba esperando un pícher por encima de la media del campeonato, recién llegado de la Liga Arco de México.

Aunque con un día menos de descanso, las opciones de Yadián Martínez de vencer a Agricultores el jueves eran mayores que las de hacerlo ante Carlos Juan Viera el sábado.

El talentoso José Ignacio Bermúdez apenas tiene 19 años y la presión no es una variable que se maneje bien a esa edad por muy ajustado que esté el muchacho.

El día antes, Michael, viéndose muy cerca de la proeza, también se jugó una carta emocional que surtió el efecto contrario, según me cuentan algunos miembros del bando rival. Sus palabras de elogio y agradecimiento se sintieron como celebración antes de tiempo, y ahí mismo no pocos dijeron: ¿festejando ya?

Con la experiencia de más de medio siglo en los campos de juego, Carlos Martí siempre estuvo claro, incluso cuando fue barrido en los dos partidos iniciales en su propia tierra: aquí no hay nada decidido hasta que uno de los dos equipos gane cuatro partidos.

A favor de ambos combinados, hay que ponderar la capacidad de integración, que no es lo mismo que suma de atletas; si difícil parecía congeniar peloteros de La Habana con los Mayabeque, no menos complejo se presentaba hacerlo con los de Granma y Las Tunas, que tuvo la presión añadida de gestionar con acierto la crisis generada por la no inclusión de Dánel Castro en la nómina oriental.

La Liga se acabó en el campo de juego, pero dentro de las oficinas hay mucho que analizar y corregir para las próximas ediciones. Se confirmó que es un torneo necesario en el calendario nacional.

Entre sus mejores notas, sin dudas, el playoff de campeonato y el juego de Portuarios desde el último tercio de la fase regular, fuera de todo pronóstico llegó a discutir el título y estuvo a casi nada de conseguirlo.

De los aseguramientos y la gestión del evento se ha hablado mucho (más mal que bien), y tuvo como colofón la entrega de un trofeo que parece, y perdonen la dureza, cualquier cosa menos el premio mayor, simbólicamente hablando, para el campeón de una Liga ÉLITE.

En lo competitivo, Ganaderos fue la gran decepción, una nómina inicial que tenía herramientas para estar en el podio terminó menguada y fuera de la postemporada.

Una vez más se confirma la necesidad de preverlo todo, hasta el más mínimo detalle; un proyecto tan abarcador como este de una Liga superior de béisbol necesita levantarse sobre bases muy firmes para que los cambios después sean solo los necesarios.


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Norland Rosendo González

Vivo de aprender todos los días a contar historias. Ya voy por el prescolar en la escuela de la vida. Me escapo del mundo para ver un juego de béisbol.


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