Cuando transcurre 1953, El Benny está fundando su tribu, la Banda Gigante, que debutará en CMQ Radio. Andan atareadísimos, grabando “Qué pena me da”, de Arrondo.
Tito Gómez, para la firma Puchito, nos deja el número que lo inmortalizará: “Vereda tropical”, del mexicano Gonzalo Curiel.
Laíto Sureda comienza a cantar para la Sonora Matancera.
Se funda la Orquesta Sensación, y Jorrín graba por vez primera “La engañadora”.
Fernando Albuerne anda de gira por Europa.
Lecuona, con Esther Borja, en el escenario matritense presenta “María la O” y “El cafetal”.
Mientras, un muchachito de catorce años, Leo Brouwer, está recibiendo clases del guitarrista Isaac Nicola.
MÁS HECHOS DE UN AÑO SINGULAR
Radio Progreso se traslada a su actual inmueble y Cadena Azul transmite el programa de música campesina “Buscando al príncipe del punto cubano”.
La televisión —casi nuevecita— lanza al éter la comedia “Gracias, doctor”, con guión de Enrique Núñez Rodríguez y protagonizada por la atractivísima Maritza Rosales, con José Antonio Rivero y Paco Alfonso.
El Colegio de Arquitectos concede su medalla de oro al Salón Arcos de Cristal, de Tropicana, y el Salón Rosado está abriendo sus puertas, en los Jardines de la Tropical.
Gabriela Mistral visita a Cuba, y Carpentier está publicando Los pasos perdidos.
Mientras, desolado, Cintio Vitier se lamenta: “Publicar poemas en nuestro país se ha reducido a la categoría y majestad del acto puro”.
Y… ¿DE POLÍTICA QUÉ?
Hace poco se ha producido el nocturno cuartelazo batistiano, aprovechando la pudrición auténtica y que un hombre débil preside el país.
Ahora están en marcha los preparativos para el carnaval santiaguero. Me contaba el siempre recordado Rafael Taquechel que en Maceo, entre Santo Tomás y San Pedro, un personaje que vende pájaros y alpiste intenta buscarse unos pesitos con una tonada que adula a los acaudalados Bacardí. Así —según Taquechelito— decían los versos: “Vienen días de gloria en Santiago / recordando el talento fecundo: / los hermanos Emilio y Facundo / que supieron la gloria alcanzar”.
Lo dijo el trovador-pajarero: “Vienen días de gloria en Santiago…”. En efecto. Esos días comenzaron exactamente con la clarinada del 26 de julio, festividad de Santa Ana.
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