Pancho García, medio siglo sobre las tablas

La celebración por el Día del Teatro Cubano fue el escenario para que el actor Francisco García, Pancho, recibibiera el Premio Nacional de Teatro de manos del Ministro de Cultura, Abel Prieto Jiménez.

Durante cincuenta años se ha dedicado de manera constante al arte de las tablas, junto a grandes maestros del Teatro Cubano como Raquel Revuelta, Vicente Revuelta, Berta Martínez, Abelardo Estorino, Eugenio Hernández Espinosa, y más recientemente ha trabajado con Carlos Celdrán y su grupo Argos Teatro, con el cual participa ahora mismo en la escena de una nueva versión de Aire frío, de Virgilio Piñera. 

Medio siglo sobre las tablas, Pancho ha dado vida a personajes paradigmáticos del teatro universal y del teatro cubano, en obras como Macbeth, de William Shakespeare; Madre Coraje y sus hijos, de Bertolt Brecht; Bodas de sangre, de Federico García Lorca; Stockmann, un enemigo del pueblo, de Ibsen; Vida y muerte de Pier Paolo Passolini, de Michel Azama; En el túnel, un pájaro, de Paloma Pedrero; Morir del cuento y Parece blanca, de Abelardo Estorino, Oba y Shangó, de Hernández Espinosa, y Chamaco, de Abel González Melo, entre otras tantas.

En el acto de entrega del Premio Nacional se resaltó la amplísima trayectoria artística de Pancho, como actor, director y autor de puestas en escena, así como su constante voluntad de actualización junto a las nuevas generaciones de las que aprende y a las que enseña.

Por su parte, Pancho agradecido confesó que este premio lo obligaría a hacer una pausa, a mirar atrás, como una suerte de aire para seguir trabajando cada día más con la pasión que lo caracteriza. Saludó la reunión de teatristas de distintas tendencias y generaciones, con los que durante años se ha relacionado, y su anhelo de que el Teatro Cubano se convierta en una gran familia.

Así finalizó la noche, acompañada de un amplísimo collage de fotos del actor en innumerables roles, y con su deseo tremendo por la llegada del próximo fin de semana, cuando volverá a apropiarse del Ángel Romaguera de Aire frío, con el que rinde su propio homenaje a Virgilio Piñera.