Una rigurosa selección, realizada por una comisión de especialistas del Consejo Nacional de Artes Escénicas, conforma el programa general del 15 Festival Internacional de Teatro de La Habana, que abarca una amplia gama de géneros, desde los más clásicos hasta los más contemporáneos, con concepciones experimentales que frisan el futuro.
Confluirán en los escenarios al aire libre y en teatros habaneros obras provenientes de 20 países, con 77 propuestas de 74 agrupaciones, lo cual anuncia un evento de alto reconocimiento nacional e internacional.
DOS HISORIAS ENTRECRUZADAS EN UN PRELUDIO
Como un acercamiento a la gala inaugural fue escenificada hasta este miércoles, en función previa al Festival en el teatro Trianón, Ana en el trópico, de Nilo Cruz, una puesta en escena de Carlos Díaz, director de Teatro El Público, con Osvaldo Doimeadiós y actores residentes en Estados Unidos, donde fue estrenado este título. La obra continuará en el propio teatro la semana próxima, de lunes a miércoles.
La acción de la obra se desarrolla en una pequeña tabaquería de Ybor City, en Tampa, en 1929, donde las tabaqueras anhelan soñar con las novelas en las tradicionales lecturas que se inician con la novela Ana Karenina, de León Tolstoi, por lo cual la novela se inscribe en la cotidianidad, donde lo real y lo imaginado se entretejen en la excelente puesta de Carlos Díaz, con un alto nivel de trabajo actoral, en la cual los personajes aluden a poemas y pensamientos de Martí, en aquel lugar donde el Apóstol logró reclutar a los tabaqueros como promotores de la independencia.
Un matrimonio entra en crisis por la admiración de la esposa —una interpretación muy orgánica con visos de humor de Mabel Roch— hacia el nuevo lector, trabajado con pasión por Alexis Díaz de Villegas. Fernando Hechavarría mostró una caracterización muy armónica, y Osvaldo Doimeadiós, con total ahorro de recursos expresivos, ubicó en primer plano a Chechá, una especie de mayoral de tiempos de la esclavitud, en tanto, William Rentería otorgó una fuerza interior a Conchita, que emergía en escena.
HITOS DE UN PROGRAMA CASI INFINITO
Tres creadores laureados con el Premio Nacional de Teatro aportan reestrenos muy esperados por el público, la crítica y los invitados.
Como una paráfrasis escénica de Virgilio Piñera podría resumirse el objetivo de José Milián, Premio Nacional de Teatro 2008, en su montaje de El flaco y el gordo, con el Pequeño Teatro de La Habana. Milián resumió en dos actores el elenco concebido originalmente por Virgilio con personajes que semejaban sombras y formaban parte de la acción.
El trabajo actoral representa uno de los pilares en la arquitectura de esta representación. En la personalidad del gordo, Alejandro Rodríguez retrata con agudeza la sicología de un poderoso que se cree dueño del mundo o, al menos, del microcosmos de su radio de acción, y Fabián Mora, en el flaco, resume humillaciones y carencias de un desposeído que fustiga el egoísmo y la falta de solidaridad y de humanismo de su antagonista.
Una versión que se atiene al Otelo de William Shakespeare, creada por Nelson Dorr, Premio Nacional de Teatro 2011, refuerza la carga dramática de este personaje, como un oportunista desmedido, queda inscrito en la personificación de José Ignacio León, aun cuando el drama isabelino mantiene el protagonismo de Otelo en la personificación que trabaja las diversas aristas de aquel rey moro que proyecta en escena Arnolys Pier en toda su dimensión, mientras Florencia Lagos trazó la sicología de la Desdémona, con una ingenuidad que adquiere dimensiones de alta tragedia en su desdoblamiento interpretativo.
La escenografía concebida por el maestro Dorr evoca un retablo de la época, lo cual se aprecia en su estructura y en las patas propias de la escenificación isabelina, mientras un telón diseñado y dibujado por el maestro Dorr, le otorgan gran impacto visual a la representación.
La Legionaria es la máxima creación del actor Pancho García, Premio Nacional de Teatro 2012, con puesta en escena de Susana Alonso, a partir de la obra original del autor español Fernando Quiñones, en la cual Pancho ha ido trabajando el personaje a través de los años y en los diferentes escenarios donde se ha presentado este monólogo, que no deja de serlo ni siquiera por la presencia de Liliana Lara como la socióloga.
A veces la farsa inunda el recinto escénico, que por momentos adquiriere un dramatismo conmovedor que va estrechando los vasos comunicantes con el espectador, a partir de la caracterización de este gran actor que, aun cuando posee un amplio repertorio, siente un profundo afecto por esta legionaria que ha marcado por siempre su carrera como intérprete polifacético y de un carisma que trasciende la cuarta pared. Por lo humano y atractivo de esta mujer que se burla hasta de sí misma sin caer en los peligros de una autocomplacencia de sus conflictos personales.
FIESTA EN LA CUARTA PARED
Momentos muy especiales reserva el evento, con puestas que han marcado hitos en la escena cubana, entre las cuales ocupa un plano especial Fíchenla si pueden, que se mantiene en escena en una extensa temporada a teatro lleno.
Consiste en una versión contemporánea de La putain respectueuse de Jean-Paul Sartre, nacida de una renovadora escritura teatral de Calos Celdrán, también autor del montaje, que continuará en la escena de la sede de Argos Teatro, en Ayestarán y 19 de Mayo.
Una noche cambió la vida de una muchacha que ejercía la prostitución y se ve involucrada en un asesinato, pues por determinados intereses se atribuye la culpabilidad a un hombre con quien pasó una noche. Al negarse a tal ignominia brinda un ejemplo de ética y dignidad, en una admirable transmutación de Yuliet Cruz —una actriz que conoce los límites de la transfiguración total, multipremiada por su personaje de Lizi—, dentro de un elenco conformado por intérpretes de talento de la compañía Argos Teatro, quienes otorgan actualidad al argumento con el uso de los recursos novedosos de la dirección artística de Carlos Celdrán.
Una de las propuestas de mayor impacto en los últimos tiempos, el espectáculo Showroom, regresa al escenario en el Festival. La compañía Danza Abierta, con diseño coreográfico de Susana Pous, propone un montaje multidisciplinario, donde prevalece lo dancístico, contaminado por la música y el canto, que se abrazan en escena, mientras el telón adquiere protagonismo, como parte de la escenografía y soberano de la trama, pues precisamente es él quien oculta misterios, secretos y fantasías a la pupila del espectador más sagaz.
Susana estructuró una representación que convence y fascina por su contemporaneidad, imbuida de realismo mágico, en los códigos de una postmodernidad imbricada con el gran musical que no admite adjetivos, sino inacabables ovaciones.
Al impacto de la escenificación contribuye la música concebida por X Alfonso —también autor de los efectos audiovisuales que refuerzan las intensidades e intencionalidades de la ejecución danzaría—, la cual impone un nuevo modo de conjuros inéditos, de un danzar pleno de significados e impacto, para lograr el objetivo de Susana, “que el público sepa que hay algo más allá de lo que habitualmente ocurre en escena y que tras las bambalinas se fraguan increíbles historias jamás imaginadas por el público”.
Mary
24/10/13 12:38
Me encanta el teatro, y disfrutaré cada obra de este festival
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