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domingo, 22 de diciembre de 2024

25 años de estilo y pasión (+Fotos)

El Ballet Español de Cuba dio inicio a una jornada que se extenderá a todo lo largo de 2012, para festejar sus 25 años de vida artística...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 27/12/2011
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Eduardo Veitía, director del Ballet Español de Cuba
Eduardo Veitía, director del Ballet Español de Cuba

Tres funciones abarrotadas de público en el teatro Karl Marx dieron inicio a una jornada que marca un hito en la historia del Ballet Español de Cuba y que se extenderá a todo lo largo de 2012, para festejar sus 25 años de vida artística, en una fusión de flamenco y clásico inspirada en El fantasma de la Ópera, uno de los paradigmas del gran musical.

La escenificación posee una carga de lirismo que adquiere intensidades en escenas clave de la historia de amor entre Christine, una bailarina, y el fantasma que habita en las catacumbas del Theatre de l´Opéra, uno de los monumentos escénicos de la capital francesa.

Como ocurre en Giselle y La sílfide y el escocés, entre otras obras referidas a un amor imposible, prima la ternura imbuida de poesía en esta narración dancística inspirada en la novela original de Gastón Leroux, donde aparecen determinados pasajes de la música de Arnold Weber, para la legendaria comedia musical.

Afloran inscritas en la banda sonora, creada por el conjunto musical de la compañía y estructurada por diversos palos o ritmos del flamenco, como soleá, fandango y alegrías, los cuales le otorgan un acento muy especial a esta traducción al género, con coreografía, dirección artística y general del primer bailarín, coreógrafo y profesor Eduardo Veitía.

Este montaje ha obtenido grandes éxitos en sus presentaciones en el Festival de Paix, en Antigua Guatemala (2003) y en Querétaro, México (2005), así como en la sala García Lorca y en la Plaza de la Catedral, en La Habana.

El teatro Karl Marx le otorgó especial lucimiento a la presentación de la obra, por la riqueza de su iluminación y la posibilidad de permitirle al auditorio acercamientos a la ejecución dancística reflejados en las pantallas colocadas a ambos lados del escenario, que incluyeron primeros planos a los pies, rostros y brazos de los danzantes.

Las actuaciones alcanzaron un plano cimero, desde Eduardo Veitía, en una interpretación muy orgánica y con técnica depurada al asumir los requerimientos coreográficos, en tanto Daniel Martínez cimentó su buen hacer en interpretación y ejecución dancística.

Tres concepciones de Christine mostraron recreaciones atinadas de Graciela Santana, en quien la pasión fue embridada por el estilo; Leslie Ung, exquisita en el acabado de sus poses, personificación y despliegue técnico, y Samanta Pérez, quien alcanzó un desdoblamiento integral en las vertientes danzaria y escénica.

Sincronización y entrega al hecho dancístico caracterizaron al cuerpo de baile, en las sombras y las evocaciones al protagonista, al igual que en los solos realizados por sus integrantes, con buen dominio del arte flamenco.

APUNTES HISTÓRICOS DE LA COMPAÑÍA

La génesis del Ballet Español de Cuba se ubica en 1987, con el Conjunto de Danza Española, auspiciado por el Ballet Nacional de Cuba y su directora, la prima ballerina assoluta Alicia Alonso. Posteriormente, cambia el nombre de la agrupación por el de Ballet Español de La Habana y pasa a ser dirigida por uno de sus fundadores, el primer bailarín, coreógrafo y profesor Eduardo Veitía.

A finales del 2000, por resolución del Ministerio de Cultura adquiere la categoría de compañía nacional, por lo cual recibe una nueva y definitiva denominación, Ballet Español de Cuba, en su sede, del Gran Teatro de La Habana, con la sala García Lorca como escenario de sus temporadas, en obras abarcadoras de un amplio repertorio, que incluye los principales estilos de la danza española: escuela bolera, estilización, y flamenco, que adquiere una nueva dimensión en la fusión, con recreaciones de obras reconocidas mundialmente o con argumentos creados por Veitía, concebidos para una función completa, aunque también el maestro y los coreógrafos del colectivo crean piezas de pequeño formato que se integran en programas concierto.

Entre los títulos emblemáticos se cuentan La Casa Alba, Aquel brujo amor, Carmen, y La Habana Valdés, que constituye una extrapolación al flamenco de la zarzuela Cecilia Valdés, basada en la novela homónima de Cirilo Villaverde. Uno de los estrenos más recientes fue El fantasma, obra que posee un especial atractivo para el público, por la mixtura de su línea melódica con las células rítmicas de las más genuinas expresiones del flamenco.

Los bailarines han participado en importantes eventos, como el Festival Internacional de Ballet de La Habana y La Huella de España, Festival Internacional de Arte Lírico, y el Primer Certamen Internacional de Coreografía de Danza Española y Flamenco, realizado en Madrid, en 1992, donde Eduardo Veitía obtuvo el segundo premio, con Sonata y fandango. El colectivo ha participado en el máximo evento artístico de la Feria de Manizales, en Colombia, así como España, México, Andorra y Guatemala.

PERSPECTIVAS DE UN BUEN ANIVERSARIO

Eduardo Veitía logró una simultaneidad de actuaciones de la compañía, pues mientras los bailarines profesionales interpretaban El fantasma en el Karl Marx, los alumnos de la unidad docente que posee la categoría de filial de la Escuela Nacional de Arte interpretaban las danzas españolas y de fantasía en la puesta de la ópera La Traviata, con el Teatro Lírico Nacional de Cuba. Y por estos días, los pequeñitos del taller infantil participaron en el espectáculo Cantándole al sol, en el Karl Marx.

Acerca de lo que significa el primer cuarto de siglo para él, como director, y para los miembros del colectivo, Veitía expresa:

-Nuestro proyecto inmediato coincide con el que dio inicio a la compañía y a mi carrera artística: trabajar al máximo, poniendo nuestro mayor empeño en alcanzar el nivel de calidad que merece nuestro pueblo, que siempre ha respondido con entusiasmo a nuestras propuestas, no solo de los bailarines de la compañía, sino de las obras que han interpretado los alumnos del taller vocacional, como Los zapaticos de rosa y Pinocho, en coreografías de Leslie Ung, por tan solo citar las más recientes. Porque revisten igual importancia las puestas interpretadas y dedicadas a los niños, como las obras para una noche o las de pequeño formato que integran nuestros programas concierto titulados Éxitos del Ballet Español.

-¿En qué consistirá la celebración de los 25 años de este colectivo?

-En una programación lo más amplia y representativa de nuestro repertorio que nos sea posible llevar a escena, tanto en la sala García Lorca, nuestra sede, como en otros espacios escénicos. Tenemos previstos estrenos, reestrenos, coloquios, exposiciones de fotos, nuestro aporte a La Huella de España, giras nacionales e internacionales, y desearíamos realizar una especie de viaje a la semilla en el 23 Festival Internacional de Ballet de La Habana, pues nacimos del Ballet Nacional de Cuba y anhelamos participar nuevamente en este evento, auspiciado por esta prestigiosa compañía, presidido por Alicia, cuya enseñanzas fueron de inmenso valor para mí.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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