El verano cubano ha iniciado con elevadas temperaturas y lluvias que traen consigo riesgos en materia epidemiológica para la población. Para combatir virus y bacterias resulta imprescindible mantener una adecuada higiene ambiental, comunal y personal, para evitar la aparición de enfermedades respiratorias, diarreicas agudas y la conjuntivitis.
“Por estas razones —enfatiza a la prensa el doctor Jorge Miranda Quintana, director provincial de Salud Pública en Santiago de Cuba, la situación climatológica obliga a adoptar las medidas higiénico-sanitarias, tales como: hervir bien la leche y el agua, no ingerir pescado crudo, cocinar bien los alimentos y conservarlos en lugares bien refrigerados.”
Las lluvias también pueden propiciar el incremento de enfermedades diarreicas agudas y la aparición del dengue. “Ante estas advertencias, es mejor aplicar todas las medidas de prevención y todos los cuidados de salud en el verano”, puntualiza el doctor Miranda.
Y justo en los meses más calurosos de esta etapa suele producirse un alza de las enfermedades diarreicas agudas (EDA). Algunos creen que se trata de un inofensivo trastorno pero puede convertirse en un riesgo para la propia vida —sobre todo en niños pequeños y ancianos— debido a la más común y temida de sus complicaciones: la deshidratación.
De acuerdo con estadísticas internacionales, como resultado de afecciones diarreicas en menores de cinco años, cada minuto se producen unas 10 defunciones en países subdesarrollados y algunos desarrollados, por lo que constituye uno de los problemas más serios a que deben enfrentarse los servicios de salud en el mundo.
En tanto, Vivian Mena Miranda, especialista de segundo grado en Pediatría y Terapia Intensiva y Emergencia, quien es la responsable del Grupo de Trabajo para el Control y Manejo de las EDA del Ministerio de Salud Pública cubano, aseguró en una entrevista pubicada en el diario Granma que “pasaremos revista a las afecciones diarreicas para informar sobre los bien establecidos procederes que se emplean para evitar complicaciones y riesgos innecesarios para la vida”.
¿Podría exponer el concepto de deshidratación por enfermedades diarreicas?
“Es la pérdida de agua y electrolitos (sustancias que regulan funciones del organismo) a través del tubo digestivo”.
¿Qué causas son las que dan origen a las EDA?
“Las infecciosas. En el verano las bacterias y los parásitos ocupan los primeros lugares. Los virus pueden aparecer también, aunque con menor frecuencia.
Sin embargo, no debemos pasar por alto las de causa no infecciosa relacionada con la preparación, concentración y dilución de los alimentos”.
¿Y en cuanto a las vías de trasmisión?
“La más frecuente es la fecal-oral, es decir, alimentos o agua contaminados con heces”.
¿Podría señalar cómo se clasifican las enfermedades diarreicas?
“De acuerdo con su duración, y pueden ser agudas (las que se padecen menos de 14 días); persistentes, más de 14; y las crónicas, cuando se prolongan por más de 30 días”.
¿Todas ellas pueden conducir a la deshidratación?
“Sí, aunque las que con mayor frecuencia llevan a la deshidratación son las que se producen de forma líquida, sobre todo si se acompañan de un número elevado de deposiciones al día, asociadas a fiebre y vómitos”.
Precisemos, doctora Mena, ¿cuántos vómitos y diarreas serían “permisibles” antes de adoptar medidas terapéuticas?
“No existen recomendaciones exactas para número y frecuencia de deposiciones y vómitos. Lo importante es conocer los síntomas de alerta del agravamiento de la enfermedad: aumento del número de vómitos, asociado al rechazo de ingerir alimentos; las orinas se hacen más oscuras y frecuentes y aparece el decaimiento con marcada toma del estado general”.
¿La deshidratación es la única amenaza en esta enfermedad?
“No, también la desnutrición y la sepsis. Por eso es importante no dejar de alimentar al paciente durante los episodios diarreicos”.
¿Qué signos y síntomas indican que ha comenzado un proceso de deshidratación?
“La sequedad de la piel y las mucosas, sobre todo la lengua seca, y en los niños pequeños el llanto sin lágrimas”.
Tomar líquidos sabemos que es esencial en casos de deshidratación. Ahora bien, ¿qué líquidos son los indicados?
“En primer lugar las sales de rehidratación oral, de las que deben administrarse al paciente una o dos onzas por cada diarrea líquida, sin pasar de un litro en 24 horas. Estas sales evitan la deshidratación, aunque es importante saber que no curan la diarrea.
También se pueden ingerir jugos naturales y mantener la lactancia materna o la leche habitual que toma el paciente”.
¿Qué complicaciones pueden aparecer de no establecerse un tratamiento oportuno y adecuado?
“La falta de agua y electrolitos afecta las diferentes funciones del organismo e impide también una oxigenación adecuada, por lo que puede dar lugar incluso al fallecimiento del paciente”.
¿Es posible la prevención de esta enfermedad?
“Naturalmente. Para ello es imprescindible el mantenimiento más estricto de la higiene personal, de los alimentos y de la comunidad”.
Se recomienda hervir por más de cinco minutos el agua de beber, extremar las medidas de higiene en el hogar, el lavado frecuente de las manos antes de manipular alimentos; mantener las comidas en el refrigerador, pues la exposición al calor puede acelerar el proceso de descomposición, y además impedir que los insectos entren en contacto con los instrumentos de cocina o los alimentos.
Cada año el Ministerio de Salud Pública confecciona el Plan de Verano, que comprende el período estival, y que se dirige a fortalecer e incrementar las acciones sanitarias y de comunicación que contribuyan a disminuir los riesgos de aparición de enfermedades y otros eventos adversos a la salud.
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