Tal pareciera que ahora la lucha contra el racismo es trending topic, por la fuerza que ha tomado en los medios y en las redes sociales la lucha contra las desigualdades, a raíz de todo lo acontecido durante los últimos meses en Estados Unidos.
La verdad, es una batalla que data de muchísimos años, y que se ha visibilizado también a través de diversas manifestaciones artísticas, desde la música hasta las artes plásticas, y de una que nos concierne: el cine.
Realizadores audiovisuales se han valido de los recursos que ofrece la gran pantalla para denunciar el conflicto racial que perdura en la norteña nación americana. Matar a un ruiseñor (Robert Mulligan, 1962), El color púrpura (Steven Spielberg, 1985), Arde Mississippi (Alan Parker, 1988), y Haz lo que debas (Spike Lee, 1989), por solo mencionar algunas, son de esas películas que actúan como altavoces en contra de la desigualdad. Hoy en Ojos que miran, les propongo un acercamiento a dos filmes y una serie, basados todos en hechos reales.
SELMA (2014): ¡OH GLORY!
Sobre esta entrega ya se escribió en Ojos que miran, sin embargo, la menciono, aunque sea brevemente, por la temática que aborda. En ella, la directora Ava DuVernay narra, por primera vez en un audiovisual, el activismo y lucha del defensor de los derechos civiles Martin Luther King Jr. (1929-1968), específicamente durante las tres marchas (dos de ellas fallidas) desde la ciudad de Selma hasta Montgomery en Alabama, en 1965, hechos que resultaron decisivos para que el presidente Lyndon B. Johnson firmara la ley sobre el derecho al voto.
La película recibió en el 2015 solo dos nominaciones por parte de los miembros de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas, en las categorías de Mejor película, y Mejor Canción Original, por Glory, de John Legend, tema que se llevó el Óscar en esa 87 edición del certamen.
Te comparto un dato curioso (ya que hablamos de desigualdad): la edición 87 de los Óscar es conocida como una de las más racistas de la historia, porque los veinticinco elegidos no presentaban ninguna diversidad racial, hecho que ocurría por segunda vez en 16 años. Selma, dirigida por una mujer afroamericana, con un actor protagonista de ascendencia nigeriana, y basada en Martin Luther King Jr., podía romper esa disparidad, ¿no crees?
DETROIT (2017): EL TERROR DE UNA NOCHE EN EL ALGIERS
Esta obra de la directora Kathryn Bigelow hace referencia a los hechos ocurridos en esa ciudad norteamericana, durante cinco días de julio de 1967, cuando la policía arrestó a 85 personas, todas negras, en un bar clandestino. La acción derivó en protestas, el saqueo de comercios, actos de vandalismo y finalmente quedó para la historia como uno de los episodios más violentos del país, con 7 000 arrestos y 43 personas fallecidas, en su mayoría, afrodescendientes.
La película se enfoca en uno de los capítulos de esas revueltas, lo acontecido en el motel Algiers, que era frecuentado por afroamericanos. Allí, durante la tercera noche, un grupo de soldados de la Guardia Nacional irrumpió, después de abrir fuego contra las ventanas al pensar que un francotirador los atacaba. El filme nos muestra las torturas y humillaciones que durante la noche sufrieron las doce personas que se encontraban ahí, y que, para el amanecer, el saldo fuera de tres muertos.
Detroit es uno de los ejemplos de esas producciones olvidadas por Hollywood y la maquinaria de los Óscar. Si bien podía haber aspirado a premios de la Academia como Mejor Película, Dirección y Guión Original, fue ignorada completamente, ni una nominación. Sin embargo, el audiovisual, sin ser una obra maestra en sí, atrapa con sus escenas tensas, cargadas de rabia, sufrimiento, miedo. El contexto dramático saca lo peor de los personajes, algunos de ellos, como los interpretados por John Boyega, Will Pulter y Algee Smith, son protagonistas de este conflicto de relaciones interraciales.
ASÍ NOS VEN (2018): CINCO VÍCTIMAS DE LA INJUSTICA
When they see us (por su nombre en inglés) es una miniserie de cuatro capítulos dirigida por Ava DuVernay, con la que la conocida realizadora volvió a la denuncia de los conflictos raciales y sus consecuencias. Trata sobre la desdicha de los Cinco de Central Park, nombre por el que se le conoció a Kevin Richardson, Antron McCray, Raymond Santana, Yusef Salaam y Korey Wise.
Ellos fueron acusados de violar y abandonar en los arbustos en Central Park, al filo de la muerte, a una mujer llamada Trisha Meili. Ese 19 de abril de 1989, los jóvenes, de entre 14 y 16 años, negros y latinos, se reunieron en el lugar para divertirse y hacer travesuras como lanzar piedras o asustar a los ciclistas, por lo que fueron arrestados.
Al descubrirse la violación, que no fue cometida por ellos, la policía ató cabos a su manera y terminó culpándolos, con lo que inició la desgracia de los muchachos, victimas de la injusticia social.
La serie nos lleva a simpatizar con los jóvenes afectados, procedentes de barrios humildes, y aunque con distintas aspiraciones en la vida, todos eran de buen corazón y con la vida por delante. Por los lazos empáticos que genera, desde el inicio logra que el sufrimiento, la angustia y el dolor que ellos sufren se lleguen a sentir como propio.
De la historia del cine, muchos son los ejemplos que podríamos tomar y analizar respecto a la temática racial. Directores contemporáneos, como DuVernay, Bigelow y Spike Lee, han tomado en sus trabajos esa situación como eje guía. Queda mucho por ver.
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