Mañana se celebra el Día Mundial de la Animación, buena oportunidad para dirigir nuestras miradas hacia los animados cubanos…
Quizás Charles-Émile Reynauden sea un nombre que no te parezca muy familiar, pero este pionero del cine francés inventó y patentó el Teatro Óptico, un sistema sofisticado de lentes y espejos que hicieron posible proyectar en la pantalla las imágenes animadas.
Con su invento permitió mejor y mayor calidad en el movimiento de las imágenes, y cuando el 28 de octubre de 1892 proyectó en el Museo Grévin de París (Francia) las Pantomimas Luminosas (programa con tres películas: Pauvre Pierrot, Clown et ses chiens y Un bon bock), puede que no supiese el regalo que nos estaría legando.
Aquella fue la primera proyección pública de cine animado, razón por la que desde el año 2003, como iniciativa de la Asociación Internacional de Films de Animación (ASIFA), cada 28 de octubre se celebra el Día Mundial de la Animación. Esta fecha corresponde a la conmemoración de la primera proyección pública de cine animado.
El éxito de esas presentaciones fue tal que se realizaron más de 10 funciones por día, durante cerca de dos años consecutivos. Pero, no es de sorprender, hoy en día la magia de los animados nos atrapa todavía a muchos que ya pasamos de la edad de la infancia, incluso, aún le saca más de una sonrisa a los que peinan canas.
DE LOS NUESTROS
Todos tenemos muñequitos animados que marcaron nuestra niñez, y a los que volvemos de vez en cuando. Con ellos se identifican distintas generaciones de cubanos. ¿Cuántas veces no nos hablan de la época de los muñes rusos? ¿Quién no ama a Elpidio Valdés, a Pepito el de ¡Vampiros en La Habana!, o a Matojo?
El pasado enero, los Estudios de Animación del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC) cumplieron 60 años, y es a ellos y a todos sus trabajadores a quienes les debemos en gran parte esos clásicos que tanto nos gustan.
Chuncha (Gaspar González) con su “¡Alabao!”; Matojo (Manuel Lamar Cuervo) con el “Yo no le hago caso a lo que dice esa vieja”; Cecilín y Coti (Cecilio Avilés) con el famoso corito “trencito que recorres los caminos”, son algunos de los más conocidos.
Si siguiera la lista, cómo dejar afuera a Guaso y Carburo (Luis Arturo Castillo Barzaga), e imposible no mencionar a Los valientes (Jorge Oliver y Juan Padrón), del que quedó el eterno “¡Mientes!, rata inmunda”; y a la detective Fernanda (Mario Rivas) con el pegado “Fernanda, mi socia”. Indiscutiblemente, dejaron su pedacito en nosotros.
Para muchos, cuando se habla de animados cubanos, le referencia indiscutible viene por parte de Juan Padrón, a quien tristemente despedimos este fatídico 2020, año que, para el mundo de la animación, ha resultado mortal. También nos dijeron adiós Gene Deitch (Popeye, y Tom y Jerry), Alberto Uderzo (Astérix y Obélix) y Joaquín Salvador Lavado, Quino (Mafalda).
La fama —incluso a nivel internacional— que merecen ¡Vampiros en La Habana! y Elpidio Valdés, está justificada, entre otras cosas, por la inmensa cubanía que reflejan. Para mí, íconos de los largometrajes animados cubanos, sino de la animación cubana.
Este año, ya celebramos el cumple 35 del estreno de ¡Vampiros en La Habana!, y más significativo aún ha sido el homenaje que se ha realizado en los medios y redes sociales a Elpidio Valdés, mambí que arribó nada menos que a sus 50 años de publicado por primera vez en la revista Pionero.
Con la campaña #MuchoMachetePorDarTodavía, las redes se han inundado de publicaciones y en Facebook e Instagram ya posee su cuenta oficial @ElpidioValdésOficial, hasta sus stickers hay.
Más allá de esa campaña mediática, está el amor que sentimos por el Pillo Manigüero, que, junto a otros personajes, encarna la lucha por la independencia en Cuba, pero también el sentido del humor y otros rasgos identitarios de nuestra cultura. Probablemente su frase más representativa sea “¡Eso habría que verlo, compay!”, pero del animado en general nos quedamos con muchas: el “puré de talco” o “picadillo”; “¡pártelo!, Jabao”; el “¡Adelante, mis leones hispánicos!” o el “no os dejéis provocar” de Resoples…
Es importante el carácter didáctico de los animados, de pequeños es lo que más consumen los niños, y uno lo olvida, pero por verlos, sabíamos lo que era un mambí o un vampiro —por poner un ejemplo— sin aún ir a la escuela ni tener mucho conocimiento del mundo. Los pequeños enriquecen sus vocabularios, aunque algunos de esos muñes, como Dora la Exploradora, resulten un poco aburridos, molestos y un tanto insoportables para los mayores.
Ya cargando unos cuantos años en la espalda, regresamos a esas frases y episodios. Noches de amigos, fiestas, ratos de nostalgia, todos iluminados en algún momento por personajes e historias que vuelven desde rincones de la memoria.
¿LA ANIMACIÓN EN CUBA ES COSA DEL PASADO?
Debes haber notado que hablo de muñes con unos cuantos años ya de creados. Son los de aquellos años los que más gustan, pero vale preguntarse qué sucede con los de ahora ¿logran el mismo entusiasmo en los televidentes? ¿Qué ha pasado con el legado de los años 60? ¿Cómo se avanza con las nuevas tecnologías? ¿Y las producciones independientes? ¿Favorece el campo de la animación el Decreto-Ley 373 Del creador audiovisual y cinematográfico?
Dejo las preguntas aquí porque pueden surgir muchas más, justificación suficiente para en próximos encuentros de Ojos que miran regresar a este tema, ya no con una mirada nostálgica de los muñes de nuestra infancia, sino con la agudeza necesaria para analizar la actualidad de la animación cubana. ¿Estás listo? Aquí te espero.
Aram Joao Mestre León
27/10/20 13:41
Yo recuerdo a Yeyín con el animado sobre unos dioses falsos, de este personaje se dijo que habían hecho una serie de varios episodios en los años 2000, pero solo daban el mismo. No olvido a Sara, la jutía loca, también a la Gamita ciega, etc. Pubertad fue una serie excelente para los adolescentes. En nuestro país hace falta que se desarrolle más este arte, con un buen diseño de personajes e historias entretenidas.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.