El reencuentro con el gol

Mourinho solventó el partido con la ley del mínimo esfuerzo. A los nueve minutos ya estaba dominando por delante en el marcador. Un pase entre líneas y la facilidad a la hora de definir de CR7 allanaron el camino a la victoria. El técnico portugués regaló el esférico y los turcos aprovecharon como mejor pudieron: realizaron buenas transiciones, rondaron los linderos del área, pero nunca se sintió un peligro latente.

A pesar del gol, los visitantes no se amedrentaron. Un empate era un buen resultado fuera de casa, por eso se lanzaron en busca del arco de Diego López. Sneijder se dibujaba protagonista y Drogba punto de referencia de los otomanos, pero con el segundo tanto de los merengues, los leones dejaron de rugir. A Benzema le cayó un balón en los pies tras un centro al área; controló y, como si estuviese jugando vallitas, definió por bajo y pegado al palo. Fue el fin del encuentro y de la sequía del delantero francés. De ahí en adelante, el Galata intentó jugarle de tú a tú a los blancos, pero el Madrid no se lo tomaba en serio. No obstante, los locales eran conscientes del peligro de un tanto rival en su estadio, por eso no bajaron los brazos y buscaron más oportunidades a través de las contras.

Las lagunas defensivas en tres cuartos de cancha y la desaparición de su hombre punta (Yilmaz) fueron las claves de la derrota turca, no así de la victoria merengue. Los de Mou ni de cerca mostraron sus mejores armas, solo hicieron gala del talento natural de sus jugadores. Lo mejor de todo para el técnico luso es recuperar la confianza perdida en sus dos delanteros; Higuaín entró en el segundo tiempo y mojó para el 3-0 final gracias a las carencias de la zaga rival. Una vez más, los pupilos de Fatih Terim buscaron un tanto que permitiese la épica en el Telekrom Arena, pero ningún balón terminó en las mallas del guardameta de casa.

Diego López justificó su titularidad con par de atrapadas a disparos peligrosos pero nada del otro mundo. Varane dio una vez más síntomas de una madurez prematura y Ramos, a buen nivel en general, falla en momentos en que un defensa central debe ser infranqueable. Si bien es uno de los más integrales del conjunto merengue, ha perdido algunas facultades defensivas. En la medular, la labor de Alonso y Khedira fue determinante.

Por los turcos se puede resaltar a Eboué por la banda derecha, y Drogaba asumiendo labores ajenas a él en busca de ocasiones de gol. Inan fue de lo poco salvable de la media rojilla que no supo aprovechar los espacios dejados por el Madrid.

El partido de vuelta será mero trámite. Ramos y Alonso buscaron la amarilla para llegar limpios a semis, por lo que serán bajas para el próximo miércoles. De todos modos, no será fácil, en Champions nunca lo es. No me refiero a una remontada, pero el juego fuera de casa siempre puede traer contratiempos y es poco probable que Galatasaray no luche en su estadio. Mourinho deberá escoger muy bien sus piezas si no desea terminar con algunas bajas de cara a la siguiente ronda.

En el otro encuentro el Málaga se mostró muy sólido en defensa. Un 0-0 en casa no es el mejor de los resultados, pero obliga al Dortmund a vencer la próxima semana. Estarán apoyados por el público alemán, pero cualquier desliz los deja fuera del único torneo donde aún aspiran a obtener el título. No es un sueño, el Borussia tiene una banda sobrada para desaparecer en la vuelta a los Pellegrini boys’ y plantar cara a los mejores de Europa, pero las buenas maneras del ingeniero también pueden dinamitarles el puente a semis.

Las cosas serían mucho más sencillas para los españoles de haber marcado un gol, pero la delantera blanquiazul no atinó a perforar el arco de Weidenfeller. Isco, Baptista, Saviola, Joaquín, Santa cruz y Portillo jamás encontraron la llave del cerrojo visitante. Esa es la tarea pendiente para el técnico chileno: encontrar la brecha por donde sus hombres cuelen la número cinco. No así los alemanes, ellos solo deben dar rienda suelta a su vendaval ofensivo (Götze, Lewandoski, Reus) y esperar, con toda lógica, que no se repita la brillante noche de Demichelis, Wellington y Toulalan en el Signal Iduna Park.