//

viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Y si sale mal?

Vivir es un riesgo. Los límites los marca cada cual según su experiencia...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 11/08/2022
5 comentarios
Intimidades-11 de agosto-2022
El corazón tiene razones que la razón no entiende. (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

En el wasapeo de Senti2 alguien pone un meme con esta frase: «Y si sale mal, serán anécdotas». De inmediato me identifico con el mensaje y pongo el emoji de los aplausos, pero otros comentarios me llaman a la reflexión.

Un asiduo del grupo dice que prefiere evitar momentos en que no hay garantía de que las cosas salgan bien: las anécdotas no sirven de mucho, es un pasado que no se puede rescatar.

En modo optimista respondo que igual me arriesgo, porque sin anécdotas, ¿cómo escribiría este blog? Y me pasan por la mente un montón de aventuras a las que me lancé para fallar o ganar casi en partes iguales. Por eso uno de mis proverbios favoritos es: cuando pierdas todo, no pierdas la lección.     

Pero el amigo prende el led del buen juicio en mi conciencia y bajo a dialogar con Jorge, a ver qué cree del asunto.

No debería sorprenderme que su postura sea más conservadora. Habla de sentido común, de pensar en el mañana, de vivir con el resultado, de calcular cada movimiento… y yo le recuerdo que en octubre de 2016 vino a conocerme, después de 15 días de intercambiar correos y llamadas en plan amistad, y apenas regresó a Santa Clara para hacer maletas, dejar el trabajo, dar un beso a su familia y mudarse para mi vida, por muy loca que resultara ante su metódico modo de ser. 

«Claro, uno se arriesga cuando siente que vale la pena», se defiende cariñoso, y carga a Luna para el tradicional abrazo de tres que disfrutamos sepetecientas veces al día. Después de todo, mi tibetana es la «culpable» de su alocada decisión.  

Vuelvo a mi celular para compartir en el grupo sus palabras y al ver la fecha recuerdo el cumpleaños de mi hermano mayor. El número 55, si estuviera vivo. ¿Qué pensaría él de este meme?

A partir de los 18 años, cuando le confirmaron la cardiopatía, no vivió mucho. Estuvo vivo hasta los 41, pero apenas salía de la casa, inmerso en sus fantasías y en la música: su única pasión, porque jamás se arriesgó en una relación amorosa.       

Una vez intentó subir el Turquino, picado por los cuentos de mis azarosos viajes. Pero su corazón no le permitió ir lejos y tuvo la claridad de detenerse, por muy humillante que le resultara contarlo luego en casa. Una claridad que me era ajena, o que solía llegarme tarde, ya en medio del peligro.

Su malformación congénita era una herencia materna que se manifiesta solo en los varones de nuestra estirpe. Mi hermano pequeño vivió sin saberlo por casi 40 años y luego eligió ignorarlo, hasta que fue operado hace dos meses a corazón abierto (y por fortuna salió bien). Me gustaría decir que ahora es más juicioso, pero también heredó mi imprudencia, así que uno las palmas de mis manos por él, su esposa y sus tres hijos, de los cuales dos son varones.   

Con todo esto en la cabeza le escribo a mi bebé-gurú, que disfruta un par de meses de entrenamiento en una universidad en Alemania. (Según mi papá, corriendo riesgos en una Europa bajo la sombra de la guerra ruso-ucraniana).

Le paso el meme y le pregunto qué cree, y aunque ya estoy acostumbrada a sus respuestas de rishi reencarnado en físico moderno, no deja de emocionarme (y tranquilizarme) su madurez.

«Si sale bien también es una anécdota», me responde. Y a los pocos segundos teclea: «Todas las cosas que haces tienen riesgo, cada uno lo cuantifica y pone su threshold donde le indica la experiencia».

Busco el significado de la palabra en inglés mientras sonrío. ¡Nunca he podido hablar con él sin diccionarios! Ya esta: límite. ¡Y el trabajo que me dio aprender a respetar los míos! Si no fuera por los cursos de El Arte de Vivir… No en balde digo que soy otra después de arriesgarme a mezclar fe con ciencia y ganar mucho más de ambas, y de amor, que es el lenguaje para entender todo lo que existe.

«Claro que hay que mover esa marca más de una vez en la vida», sigue escribiendo mi filósofo favorito: «Pero no es excusa para hacer algo de lo que sabes las consecuencias, solo que no quieres tomar responsabilidad por ellas». Casi me suena a reproche, y mientras busco una carita penosa para replicar, él continúa: «Y dices: no importa, si me sale mal es una historia de la que aprender, pero en el camino dañas otras cosas, o a ti mismo».

Mi corazón se acelera, no sé si por orgullo, asombro, culpa vieja, programación genética o todo eso junto. Respiro hondo y sigo leyendo: «Tienes que arriesgarte porque es la única forma de perseguir la verdad. Pero hay más cosas que la verdad».

¡No digo yo si hay más cosas! Qué gran privilegio es compartir tiempo y espacio contigo, hijo mío… Tal vez no te tuve en las condiciones ideales que una mujer sensata esperaría, pero de esa aventura y estos aprendizajes, ¡jamás me voy a arrepentir! 


Compartir

Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...

Se han publicado 5 comentarios


Liavida
 1/9/22 18:11

Wow, es imposible seguir el ritmo del WhatsAppeo Senti2 100% y mira que soy de las más fieles a su rutina diaria pero me salte está, que una no puede ausentarse?! jajajaja
Vasta experiencia la vida me ha dado al respecto del tema, sorteando decisiones que sentimentalmente siempre te llevan a la duda, lo que si aprendí fue a pensar rápido pro y contras, y sin afectar los límites ajenos y respetando los míos, siempre queda la anécdota que será más o menos luminosa dependiendo de la carga emocional implícita, que deja marcas en los recuerdos.

Maura
 11/8/22 14:36

Mile como siempre, no me canso de elogiar esa forma tan bella de convertir las palabras en luz. Que bueno es que te arriesgues a ganar o a perder, al final.queda la historia para contar o recordar.

puntualita91
 11/8/22 14:31

Emocionante, Milo!!! Y yo sigo esperando un chico como el tuyo, pero solo se me pegan los del modelo de mi ex, controladores y alocados. Debe ser que es mi karma, no?

Tere
 11/8/22 14:25

Hola, periodista, buen trabajo. Y esos cursos de yoga solo son en la Habana? Podremos tenerlos en Ciego pronto? Digan lo necesario para ayudar.

margot
 11/8/22 13:54

Gracias por esta historia familiar. Recuerdo que mi abuela pregonaba: Lo que se hereda no se hurta. Parecer ser el caso de tu hijo, amiga. Lo recuerdo muy pequeño en actividades de la Tecla del Duende y siempre era callado y observador, y recuerdo las historias de su infancia de genio, aunque no te gustaba decirle de ese modo. Es bueno que siga dando consejos a su madre de esa manera, y que ella los comparta con nosotros, sus lectores. Escuchar a la juventud es importante, porque estaremos en sus manos en un suspiro.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos