sábado, 20 de abril de 2024

Reto para guapos

La intimidad no se regala a cualquiera, pero tampoco es cosa de andar siempre prestados en la relación...

Mileyda Menéndez Dávila
en Exclusivo 23/05/2023
3 comentarios
Caja de pandora, intimidades 23 de mayo
No digo que al tercer día ya sepa todo de ti o tus miedos existenciales, pero una relación madura no puede perderse en nimiedades. (Jorge Sánchez Armas / Cubahora)

“¡Estoy enamorado! Esta vez voy con todo y abro el juego desde el principio porque siento que me va a ir muy bien”. Así me contó un antiguo lector por teléfono, y cualquiera esperaría una respuesta de felicitación, pero me limité a hacer silencio y levantar la ceja, como el emoji con cara de “¡¿Perdoooon?!”.

No tengo nada en contra de que la gente se ilusione, o se enamore, pero este señor tiene hábitos bastante bizarros (por decirlo bonito), y si le echó el ojo a alguien en condiciones de complacer todos sus gustos, debe ser una persona de poca capacidad intelectual, menor de edad, con una necesidad extrema de salir de su casa o con una cría de variadas especies manoseables.

No doy detalles porque es su intimidad, no la mía, y no me toca juzgar (excepto si es menor: ahí sí no se libra de una denuncia esta vez), pero hablo de esto porque su llamada trajo a mi RAM mental el asunto de si es mejor ser quien somos con la pareja desde el principio o conservar secretos que pueden ser importantes, y también tontos, oscuros, peligrosos...

En el caso de este presonaje, ya le recomendé no ser del todo sincero sobre sus fantasías con nadie si pretende estabilizar (de hecho, le recomendé no ser muy él mismo antes de visitar a mi amiga Elvia, la siquiatra de las parafilias). Pero entre seres más comunes, creo que un sano nivel de transparencia ayuda a consolidar la relación y la vuelve más realista, a prueba de decepciones y amenazas externas.

Hay una peli muy interesante sobre una chica afro que despertaba horas antes que el marido para arreglarse el pelo y evitarle el “espectáculo” de sus pasitas sin alisar. Por fortuna la historia acaba muy bien, porque ella aprende a aceptarse y cambia muchísimas cosas de su vida. Y al marido, claro.

Personas así no son ficción. Las he conocido a montones, y también yo en algún momento he filmado en la cama un "Estatobien" cuando en verdad las rodillas dolían o un diente se caía a pedazos.

Una amiga alardea de que jamás su esposo le ha escuchado una flatulencia o la ha visto afeitándose las piernas, y ni hablar del subproducto de sus días rojos o las curas de los tres partos. Ironías del mundo: él dice que si puede ocultar todo eso también sabe esconderle un tarro, y en ese debate llevan juntos 32 años.

Recuerdo una vecina que vivía con pánico de que el marido la dejara si la veía en bata de casa o le olía el esfuerzo de atender la cría de puercos (para comer él, que no les echaba ni agua). ¿Su razón? Había dejado a la anterior por ella y siempre llegaba elogiando lo linda que vestía y lo rico que olían... su cuerpo y su comida, que suele ser impecable (lo imperfecto va para el corral).

Pienso también en el veterano que contó en una peña su pavor a quitarse la prótesis dental delante de la esposa (y las extras) o a mostrar la cartera cuando tenía menos de cien pesos. Ya hace mucho de eso, así que ahora no debe conservar ni una muela propia... y supongo que la cartera la llevará cosida al pantalón, porque tampoco es que fuera gente de “lucharla” para aumentar su patrimonio.

Para mí, pareja es sinónimo de intimidad.No digo que al tercer día ya sepa todo de ti o tus miedos existenciales, pero una relación madura no puede perderse en nimiedades.

Si estar con alguien te quita malos hábitos, es perfecto, pero si necesitas fingir todo el tiempo, entonces estás a un paso de perder el vínculo, o de caer en un colapso existencial, que lleva al mismo fin.     

Un amigo de estos rumbos, el chiflado Preval, dice que para nuestro ego eso de mostrarse tal como uno es puede verse como una amenaza, pues todas tus flaquezas, finitudes, debilidades y pobrezas quedan al descubierto, y luego la otra parte pudiera usarlo en tu contra.

Eso es cierto. Pero no siempre es malo. Lo que sé del pasado de Jorge me permite ver cuándo reacciona a lo que hago desde la perspectiva de lo vivido con alguna ex. Y viceversa. Así no lo tomamos “personal”, una de las llaves de la sabiduría tolteca.

Otra llave de esa y otras filosofías valiosas es dar en todo el ciento por ciento. Y como al menos un treinta por ciento nuestro es una factoría bioquímica, intimidad es también compartir ronquidos, dolor de tripa, ganas de no bañarse, picor inapropiado e ideas que tus articulaciones saben imposibles, pero tu ego muere por cumplir.

Es lo que Preval llama comunicación visceral y sin secretos. Una verdadera relación para guapos. ¡Pero es genial! y sin desgastarse en innecesarias disculpas, permisos o yonofui... ¡Pallá, pallá!!!!


Compartir

Mileyda Menéndez Dávila

Fiel defensora del sexo con sentido...

Se han publicado 3 comentarios


chairman
 24/5/23 18:20

Contó María Félix, alias "La doña", en su autobiografía, que su esposo más mediático consideraba, a diferencia de su esposo anterior, un afamado compositor de boleros, que se debía guardar silencio en la intimidad porque las confesiones hechas en un arranque de sinceridad luego podrían pasarle factura.

Alberto
 24/5/23 12:36

Buenos días Mileyda! Cómo estás? Soy un lector cincuentenario que te conocí personalmente en una peña hace 10 años. De vez en cuando leo tus artículos cuando me empato con el periódico impreso. Muy interesante tú artículo sobre este tema. La misma opinión me merece todo lo que escribes. Se despide de ti un nuevo y viejo admirador. Ojalá leas esto y me contestes. Saludos y parabienes. Alberto MK

LiaVida 🎁
 23/5/23 18:02

Jajaja jajaja me encantó como siempre, y el tema muy valioso, es lindo ese maravilloso compartir intimidades, sin dañar claro está, y claro que es para guapos como bien dice nuestro Preval, pero es justo el amor verdadero quien nos da la guaperia, incluso es el termómetro para saber si es por ahí o no.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos