Sí, ya sé que es el día del amor. Y de la amistad. Y de san Valentín. Y que todo el mundo anda feliz con eso (en especial si tienen planes y compañía para celebrarlo). Pero el 14 de febrero también es el Día Mundial de las Cardiopatías Congénitas, y como de eso suelen morir los hombres en mi familia materna, me tomo una licencia para hablar del asunto, a ver si la gente se anima a cuidar mejor ese órgano, del que dependemos para amar y vivir.
¿Que cómo se forman las cardiopatías congénitas? Pues, ni idea... y no por ignorancia personal: muchas incógnitas aún resultan esquivas a los equipos que las investigan a nivel internacional. De las causas posibles, unas pueden evitarse y otras parecen puro azar, o hereditarias, como con mis parientes por la línea Amaya.
Lo bueno de la tecnología moderna es que muchas de esas malformaciones pueden detectarse durante el embarazo, alrededor de la semana 20, y así da tiempo para hacer pronósticos, iniciar tratamientos e informar a la familia sobre sus opciones antes y después del parto, para que la madre sopese esperanza y conocimiento (porque al final la decisión es de ella y solo de ella: no la presionen, por favor).
También está en sus manos prevenir circunstancias que estadísticamente se asocian a trastornos embrionarios, como infecciones (respiratorias, por mosquitos, sexuales) y exposición a drogas, tabaco, alcohol u otras sustancias tóxicas desde los meses previos a la gestación (el padre también pone lo suyo, recuerden). Incluso si padecen una enfermedad crónica (diabetes, hipertensión, nefropatía, cardiopatía...) lo ideal es que logren controlarla antes de empezar con el jueguito de la fecundación.
Claro: “lo que se hereda no se hurta”, decía mi abuela por experiencia propia. Pero si ya sabes que tu familia tiene esa letra, ¿qué haces consumiendo comida chatarra y o cigarros al por mayor, o acortando tu vida con un estilo sedentario frente al cell o la computadora?
Mi hermano más chico no se tomó en serio la bomba de tiempo en su pecho hasta que el dolor y la falta de aire no le quitaron las fuerzas para trabajar (y quién sabe para qué más, porque los hombres no hablan de eso).A medio año de librar de la pelona con el corazón partido (quirúrgicamente, nada de metáforas), anda coqueteando con la fuma y la grasa... ¡Menos mal que la esposa tiene como trancarle el dominó, porque sin esa dura negociación, creo que nada más vencería su tozudez!
Yo no soy una hermanita de rosas, como sospecharán, y luego de ver morir por cardiopatías a mi hermano mayor y varios tíos, no me apetece aceptar de brazos cruzados la prematura orfandad de mis sobrinos, ¡mucho menos por un estúpido cigarro o un poco de tocino en la cena!
De lo que cuesta operar un corazón, mejor ni hablemos. Prefiero reconocer que he llorado viendo filmaciones de cirugías en bebecitos recién nacidos, e incluso dentro del vientre materno, que reportan luego una sorprendente sobrevivencia. Y no eran para menos mis lágrimas: ¡Esos corazoncitos son más pequeños que un dedal! Imaginen abrirlos para reparar válvulas o cerrar cavidades, y luego sentir ese pumpumpun victorioso en el monitor.
Y sí, es el día del amor; de los novios, matrimonios y amantes. Justo por eso nos sumamos al #DíaMundialdelasCardiopatíasCongénitas, con la esperanza de que muchas familias en esa situación entiendan el valor de acompañar a esas personitas en un crecimiento responsable, sin paternalismos ni lástima culposa. De permitirles enamorarse y disfrutar la vida por el tiempo que puedan, pues, aunque no tengan la cadencia más usual, sus corazones también cantan de ansias juveniles.
En honor a mi abuela y su adn caprichoso, a mi hermano rockero y al otro melómano ya difunto, aquí dejo un regalo para los corazones rotos, de nacimiento o por amor: el clásico Heartbreake hotel cantando por Elvis Presley, quien aún acelera muchos pulsos con su voz peculiar, sus ojitos tiernos y sus sensuales movimientos de cadera.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.