Se afirma, con toda la razón del mundo, que quien primero comparó a la mujer con una rosa, fue un poeta. Pero el segundo que tal dijo no pasó de servil imitador, artífice de lugar común, frase hecha o cliché.
A cualquiera ya le duelen los epiplones de escuchar cómo se repite AROMÁTICO GRANO, DULCE GRAMÍNEA, PRECIADO LÍQUIDO.
Y, ¿qué me dice usted del AGUERRIDO COLECTIVO y las MERECIDAS VACACIONES?
Claro, nada tan horripilante como una LARGA Y PENOSA ENFERMEDAD.
Junto a todas estas catástrofes, en la comunicación también proliferan las llamadas “palabras fáciles” o “comodines”. A quien arrastra, como si fuese una roca, su pobreza léxica, le basta con echar mano a voces como HACER, DECIR, TENER o COSA. De manera que, cuando se refieren a UNA COSA IMPORTANTE, lo mismo pueden estar describiendo la incomparable actuación del Ballet Nacional, que la terapéutica acción bactericida de un antibiótico.
En ocasiones, Dios amanece y usted se da de boca con una palabrita o una frase que se han puesto de moda. Por ejemplo: como si fuese a través de un decreto, quedaron abolidos los combustibles. Ya sólo hay PORTADORES ENERGÉTICOS.
La voz ACTIVIDAD se tornó ubicua, universal, capaz del multioficio. El nunca suficientemente llorado Orlando Castellanos, quien odiaba a la palabreja, me contó cuán mal le fue cuando la usó. En una de sus andanzas rurales para Radio Habana Cuba, se tropezó con una fila india de guajiros jinetes. Cuando peguntó qué ACTIVIDAD era aquella, un guajiro le espetó: “Esto no es ninguna actividad, viejo de... ¡Esto es un entierro¡”.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.