Mordiendo a Matthew

 En los finales de la década de los 60 del siglo pasado, cuando en Cuba predominaban los textos de periodismo con visión estadounidense, los profesionales del sector aludíamos, estuviéramos de acuerdo o no, a la definición de que si el perro muerde al hombre no es noticia, sino cuando ocurre al revés.

Según ese punto de vista, al ser habitual, un hecho deja de despertar interés por leer, ver u oír el reporte periodístico, por lo cual se reducirán los lectores, espectadores y oyentes, y por tanto, los clientes y las ganancias bajarán porque el empresariado hace fluir el dinero en dependencia de la tirada o audiencia del medio.

Estos recuerdos reaparecen con el paso del huracán Matthew, cuando reviso medios cubanos y foráneos, sean amigos o adversarios.

Un sitio muy agresivo, reporta que “A su paso por República Dominicana y Haití, Matthew dejó al menos siete muertos, y en Cuba forzó el desalojo de casi 1.318.000 personas.”

Tales líneas están redactadas de modo que se prioriza el hecho de que pasó y después informa los países que cruzó el huracán. Y luego, en planos inferiores, menciona “al menos siete muertos”, sin tomar en cuenta el valor de una vida humana.

Por supuesto que no hay referencias a las condiciones de sismo social en que los sistemas económico sociales esclavista y capitalista (actual), han sumido a los haitianos, a quienes luego del devastador terremoto no les llega suficientemente la ayuda prometida.

Del movimiento telúrico todavía hay damnificados que esperaron en condiciones precarias el paso de Matthew, y a quienes no se debieran calificar de indisciplinados o desinformados, pues sus comportamientos se derivan de la exclusión social a que han estado sometidos durante siglos.

Al admitir que en Cuba se trasladaron a lugares seguros a 1.318.000 personas, lo hacen de forma tal para reforzar, malintencionadamente, que en esta nación hay un clima de represión. En vez de usar un vocablo correcto, emplearon “forzó” que es el más conveniente para denigrar a un gobierno a quien le atribuyen el “desalojo” de seres humanos, sin siquiera mencionar que estaban asentados en zonas de riesgos.

Al ser la primera vez que una numerosa ciudadanía del oriente cubano se enfrenta a un ciclón de tal magnitud, es lógico que tengan reacciones diferentes a los que experimentan ante los sismos, pues a estos últimos sí están habituados y saben cómo proceder sin aterrorizarse.

Ante un fenómeno meteorológico como Matthew es normal que alguien declare: “la gente está tensa porque ha tenido que abandonar sus hogares”, pero el sitio enemigo escogió colocar a continuación otra expresión: “y teme por la seguridad de sus propiedades”, como si la población y sus dirigentes no estuvieran preparados y suficientemente entrenados en la práctica para estas contingencias, y el país fuera presa del vandalismo a todas horas.

¿Qué no es noticia que el perro muerda al hombre? Supongamos que lo admita. En ese caso, no llamaría la atención de los cubanos que un huracán, aunque sea de categoría 5, pase por el archipiélago sin dejar una estela de muertos y heridos, pues están acostumbrados a que así sea.

¿La noticia es que el hombre muerda al perro? Para los lectores, televidentes y radioyentes no cubanos habituados a que hasta una tormenta tropical con lluvias prolongadas e intensas mate y lesione, les debe resultar raro que un país pobre, con escasos recursos y asediado por el gobierno de EE. UU logre que su población salga ilesa hasta de los más potentes huracanes.

Sin embargo, aunque en tal sentido los habitantes de Cuba están acostumbrados a darle las mordidas al perro, para la mayoría de los grandes medios extranjeros formadores de opinión, todavía no es noticia. Y por supuesto que los libelos saben que es noticia, pero la ocultan.