sábado, 21 de septiembre de 2024

Hablando de pan el último viernes de 2018

Desde tiempos ancestrales se habla del pan, pero no todo está dicho...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 28/12/2018
2 comentarios
Pan-Chang-foro
Ahora que la carencia de pan tiene proporciones nacionales. (Alfredo Lorenzo Martirena Hernández / Cubahora)

En la pequeña localidad portuaria de Casilda, al sur de Trinidad, la panadería está todavía en la calle Diego Velázquez, a escasos metros de la calle principal, llamada Real, paralela a la cual está la línea del ferrocarril que conectaba con el centro del país, hasta que en la década de los 80 del siglo pasado un huracán destruyó un puente y nunca más se ha reconstruido, porque la zona quedará inundada por lo que será un represa que competirá en capacidad con la Zaza, la mayor de Cuba.

Cuando aquel destructor ciclón azotó esa porción del país, no hubo pan durante varias semanas, y solo los previsores que almacenaron galletas pudieron consumir un producto contentivo de harina.

La mayoría de los habitantes de las zonas aledañas al recorrido del tren que llegaba hasta Santa Clara a través de las montañas del Escambray, o Alturas Trinidad-Sancti Spíritus, solían hacer compras al por mayor, sobre todo de los llamados galletones, unas galletas enormes, brillantes, crujientes y que conservaban esas características durante mucho tiempo si se guardaban herméticamente.

Así sucedía porque en esas épocas pasadas, hace mucho, era difícil para no pocas familias tener diariamente pan fresco, pues las bodegas quedaban lejos, aunque con la proliferación de las llamadas Tiendas del Pueblo, toda la serranía las tuvo muy próximas.

La panadería de Casilda usaba leña como combustible, y las viviendas a varios metros a la redonda sufrían las consecuencias de la humareda, pero también del ruido que producían los equipos con los cuales se procesaba la masa antes de hornearla.

Sin embargo, tenían la ventaja de que adquirían el producto caliente, oloroso, pues la transportación hasta los últimos puestos de venta más alejados era de un tramo que se cubría caminando en menos de 15 minutos, tiempo en el cual el pan se llevaba en canastas tejidas con guano, nunca en sacos y mucho menos en cajas, pues los panaderos afirmaban que perdía calidad.

Al concluir la década de los 60, el pan de esa localidad dejó de tener un guano colocado a la largo para ser horneado. Se daban muchas explicaciones, y una de ellas era “para que el pan se abra”.

Hacía muchos años que no iba de madrugada a comer un pan acabado de sacar del horno en Casilda, y volví a mediados de la década de los 70, pero ya no era el mismo de años atrás, ya empezaba a adquirir las características que criticó el humorista Carlos Ruiz de la Tejera en su monólogo sobre el antipan, aunque quizás los posteriores fueron aún peores.

Participé como reportero por aquel tiempo en varias reuniones de la antigua provincia de Las Villas, en las cuales los panaderos y sus dirigentes explicaban que la materia prima no era la adecuada, y dejaban un estrecho margen a admitir que había violaciones en las normas de elaboración.

Me invitaron a una competencia provincial de panaderos y dulceros (a la cual no asistí) del territorio villareño, que hoy abarca Villa Clara, Sancti Spíritus y Cienfuegos, pues me negué a escribir ni una línea sobre lo que consideré (admito hoy que erróneamente) un engaño, pues sí lo fue, ocurrió por una justa causa que entonces desconocía como periodista.

Cuentan que al concluir el certamen y entregar los premios, uno de los dirigentes provinciales reveló en el discurso de conclusiones, que a todos les habían dado los mismo ingredientes, y preguntó: ¿Cómo es posible entonces que en la competencia los productos tengan más calidad que los fabricados cotidianamente; y en el concurso hubiera unos panes mejores que otros si la materia prima era la misma?

Ahora que la carencia de pan tiene proporciones nacionales y se ha convertido en el tema nuestro de cada día en las conversaciones populares, parece momento oportuno para que empecemos desde el primer minuto de 2019 a resolver el candente problema de la calidad del pan nuestro de cada día.

NOTA: Quien me sugirió que no escribiera del fin y principio de año porque habría en la prensa abundante material al respecto, me recomendó el tema del pan, porque “la harina y toda la materia prima tienen que aparecer en algún momento, pero que aparezca la calidad… ya eso es harina de otro costal”.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.

Se han publicado 2 comentarios


senelio ceballos
 28/12/18 15:20

Estimado Lic.Chang...ESTE ULTIMO VIERNES DEL 2018, le he captado a mas de 11 mil  Kilometros de CASILDA......AUNQUE MI CORAZON esta entre  mis guajiros de MANICARAGUA, CUMANAYAGUA Y TRINIDAD   tierras  del escmbray indomito..FELIZ 2019..LE ESPERAMOS!!!...pero te voy a decir una secreto...Es tanta la  harina de PAN  este anno y el pasado aqui en Rusia,,,Con cosechas record... que Putin al venderle a Venezuela   600 Mil toneladas , en la firma del contrato  dijo... A TODOS LOS GOBIERNOS LATINOS SI QUIEREN COMPRAR  QUE VENGAN  QUE TENEMOS MUCHA.......

Yamila
 28/12/18 8:37

Hola estimado periodista,me parece una vez mas que sus espectativas son altas creame la materia prima volvera, pero la CALIDAD ojala recuerde el camino de regreso porque hace mucho tiempo se fue y no ha regresado yo pienso que se perdio en el tiempo, por el momento solo nos queda esperar por la materia prima y como dice un refran popular si tu mal no tiene cura para que te apuras y si tiene cura porque te apuras, como en otros temas la calidad depende del ser humano y este se olvido de ella, no solo en la elaboracion del pan sino en todos los aspectos de la vida cotidiana. Le deseo muchas Felicidades para este fin de año y para el proximo año muchos exitos, salud para usted y su familia y que sus comentarios continuen siendo tan buenos como nos tiene acostumbrado.

AH y se me quedaba OJALA TODO APAREZCA

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