Enfrentar y controlar según el lugar

Hace ya casi 20 años había en el ciberespacio cubano un sitio llamado Foros de Vanguardia en el cual tanto los partidarios de una idea como de otra contraria se expresaban y debatían los más insospechados temas.

Se escribían criterios sobre política, religión, deportes, cultura, ciencia, tecnología, medio ambiente, y cuantos tópìcos se le ocurriera a alguien, sin importar en qué lugar del planeta estuviera en esos momentos.

Los nuevos temas surgían a partir de un espacio titulado "Si no encuentra dónde escribir su mensaje, hágalo aquí", y cuando los textos crecían, se abría otro foro, método que llevó a inaugurar el de Compras, ventas y empleos, todos con sus correspondientes subforos.

Aunque en esos años no estaba permitida la compra venta de casas, los foristas encontraron la manera de informar que tenían una casa en oferta o la deseaban adquirir: "Busco casa..." o "Tengo casa..." y a continuación ponían las características, pero nunca los precios que se debatían por mensajería privada o de manera directa.

No debieron ser pocos los preocupados con esa herramienta de comunicación en momentos en que Facebook ni ninguna otra de las plataformas similares estaban al alcance de una creciente cantidad de usuarios como sucede hoy.

Unas veces de manera elegante, y otras en otros tonos, llegaban las advertencias de que había ilegalidades, hasta que un día alguien dijo que vendía un medicamento que únicamente se usaba en tratamientos dentro de los hospitales.

Administradores, moderadores y foristas estaban siendo protagonistas de un adelanto a la realidad actual en la cual navegar las redes sociales es como si fuera andar por cualquier calle, sentarse a conversar en un parque o tratarse con las mayores intimidades.

Quienes observaron el fenómeno con el objetivo de prepararse 20 años antes de que se generalizara, deben de haber aprendido a lidiar mejor con el contexto presente en el cual como mismo los buenos llevan sus bondades al ciberespacio, los malos actúan con sus maldades.

En cuanto a quienes pretendieron otras soluciones calcadas de los avestruces, tal vez (ojalá que no) estén maldiciendo el momento en que a alguien se le ocurrió extender por Cuba la modernidad de Internet, o quizás admitan quién tenía la razón en los Foros de Vanguardia.

Por cierto, nadie los cerró por censura, ni los directivos de una federación deportiva que por lo menos un par de veces creyeron que cada interrupción respondía a sus quejas cuando en realidad era por limitaciones tecnológicas que al final hicieron imposible continuar el proyecto que cada vez demandaba mayores recursos.

Ante la realidad infranqueable que significaba la indigencia tecnológica de aquellos años, fueron detenidos tales foros, y una pequeña parte del tiempo empleado para moderarlos, se están ocupando desde hace siete años en escribir este El Foro en la primera revista digital cubana: Cubahora.

Con este post, también va la respuesta a preguntas inesperadas de por qué desaparecieron Los Foros de Vanguardia, y los motivos por los cuales este blog tiene su nombre.

Contestar públicamente ambas preguntas estuvo aplazado hasta hoy porque la motivación surgió al ver cómo los espacios reales de concentración de ventas de productos adquiridos en alto volumen mediante métodos ilegales, se han ido extendiendo por las redes sociales.

La solución no es la imposible de cerrar los sitios de redes sociales en Internet, se mantiene la que se daban en los susodichos foros: Si hay ciberdelincuentes, hay que combatirlos y controlarlos con cibermétodos.

Hacerlo de otra manera, sería como tratar de jugar ajedrez en un tablero de parchíes.