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lunes, 25 de noviembre de 2024

El salario, su aumento y “Norma”

Al desear incrementos salariales nos guiamos por el nivel de gastos para satisfacer necesidades, pero solemos obrar como si el Socialismo consistiera en abolir el trabajo...

Félix Arturo Chang León
en Exclusivo 12/08/2016
6 comentarios

Aunque hay muchos hechos demostrativos de que tanto entre dirigentes como dirigidos abundan los que creen que el Socialismo es la abolición del trabajo, quizás baste con señalar solo uno, que tal vez pueda resultar incómodo para algunos.

En la década de los 60 era frecuente hablar de la norma, a la cual algunos llamaban jocosamente Norma o Normita, y pocas veces daban la bienvenida al normador, y así fue languideciendo esa actividad hasta llegar a los días de hoy, en los cuales ha perdido totalmente el protagonismo.

No parece que la normación del trabajo haya avanzado mucho en aquellos momentos del siglo pasado, cuando lo poco que se logró no fue consolidado. Hasta el momento de redactar estas líneas no hay evidencias de que se tenga debidamente en cuenta. No obstante, si alguien tiene pruebas de lo contrario, que las aporte, pues serán recibidas como una buena noticia.

En algún que otro rincón a donde van  a parar los textos sin importancia, pudiera haber sobrevivido algún manual de organización del trabajo y los salarios, en cuyas páginas se resalte el papel de la normación con enjundiosos argumentos, irrebatibles en cualquier sistema económico social o país.

Quizás inconscientemente, y hasta tal vez provocado por errores y malas decisiones que han desviado el rumbo correcto, estamos actuando como si el Socialismo por sí solo pudiera satisfacer con una plenitud ascendente, las necesidades siempre crecientes y nacientes de la ciudadanía.

Ese propósito loable se alcanza únicamente mediante el incremento incesante de la producción y la productividad, y para ellos resulta decisivo estimular a través del principio de que la sociedad reciba de cada cual según su trabajo, y por supuesto, retribuirle a cada quien de acuerdo con su trabajo.

Ninguno de los anteriores propósitos podrá conseguirse sin determinar cuál es el parámetro que permita valorar si lo que aporta una persona es mucho, poco o suficiente, y eso implica que tampoco se podrá argumentar científicamente cuánto pagar.

Mientras no existan condiciones para que cada uno reciba lo que necesita para satisfacer sus necesidades, habrá que cumplir la ley económica fundamental del Socialismo mediante el principio inherente a esta etapa del sistema social, de que el trabajo es fuente de toda riqueza y de toda cultura, por lo cual se requiere medir sus resultados y ponderarlo para otorgar la remuneración.

Sin dudas, los especialistas en la materia pueden abordar este asunto con rigor y bien vale la pena que lo hagan y lleven el debate a nivel de la sociedad, tan necesitada en estos momentos de conceptualizaciones para no perder el camino en una ruta llena de imprevistos que pueden malograr las mejores intenciones.

Y mientras se discuten y aclaran las ideas, no debiera esperarse más para hacer realidad que el salario cumpla sus funciones, lo cual es totalmente imposible sin normas que fijen la cuantía del aporte y sirvan para determinar el salario. La normación del trabajo establece cuánto debe hacerse en un tiempo determinado en una circunstancia dada. Y no hay otra forma de saber cuánto salario nos corresponde sin conocer lo que aportamos.

Por tanto, es legítimo aspirar y pedir incrementos salariales, pero para ello hay que saber científicamente cuánto merecemos cobrar.


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Félix Arturo Chang León

Periodista cubano de origen chino que nació y vive en Cuba. Santa Clara. Dirigió el periódico Vanguardia durante 16 años.

Se han publicado 6 comentarios


Presidente
 2/9/16 19:04

Profesor Chang, ausente -presente, despues de unas merecidas vacaciones, que el salario no pudo aportar para un disfrute del que aspira cualquier trabajador digno, que su misión es aportar a su sistema, pero, no acaba de aterrizar la formula de virar la pirámide invertida, en búsqueda de que la atención al trabajador cubano se vea palpable en mejora de calidad de vida. Soy de los que piensa que es evidente de que existen diferencias en los ingresos de quienes trabajan, en función de cantidad, calidad y complejidad de su labor y los resultados obtenidos por lo que en la discusión de los documentos del proyecto de conceptualización del modelo económico, formulé la propuesta de que: debe ser reorganizada nuestra pirámide salarial (o sea, garantizar que quienes más aporten sean realmente quienes mejor remuneración perciban. es decir en mi opinión necesitamos dar un giro para que estudiar signifique o conlleve a que quienes más conocimientos ponen al servicio de las mayorías puedan vivir de ello y responder a sus necesidades materiales por medio de ello y no de segundos trabajos, ni estén obligados a migrar de profesión dentro o fuera del pais.. mis saludos profesor.

A. Gonzalo
 16/8/16 10:38

Se subestima el valor de la fuerza de trabajo, los salarios están todavía sujetos a reglas obsoletas de cuando se podía vivir dignamente con 200 pesos al mes.

Por poner un ejemplo: Un master en cualquier disciplina recibe 80 pesos (después de una pila de condicionamientos en su entidad) y un Doctor recibe 150 pesos, pero si eres Master y Doctor sólo recibes 150 pesos ¿Es eso un premio al esfuerzo o un estímulo al desarrollo intelectual? No.

Están mal definidos los contenidos de trabajo, están mal calculadas las normas o la carga de trabajo y se subvalora la fuerza de trabajo pagándole mucho menos que lo que un trabajador necesita para subsistir en estos tiempos.

¿Consecuencias?

-          El nivel de vida ha disminuido considerablemente. En los años 70 y 80 los jubilados se pasaban el día en el parque leyendo el periódico o haciendo cuentos en las esquinas, jugando dominó, en fin, descansando después de una vida de trabajo, es lo justo. Hoy en día se jubilan con 65 años y siguen trabajando por contrato, los ves en la calle casi con 80 años pregonando y haciendo cualquier cosa para poder sobrevivir porque la pensión no les alcanza para comer, mientras hay negociantes que se ganan miles de pesos en una semana haciendo una actividad reconocida como ilegal.

-          Se perdió la cultura del trabajo y ha sido sustituida por la cultura del robo y de la estafa, la seudocultura  de los antivalores que bajo la justificación de que “la cosa está mala” hacen y permiten que se haga de todo.

-          La pirámide social está invertida, un cantinero de un bar (estatal o privado) puede ganarse 40 CUC en un día, mientras que a un profesional en cualquier materia no se le remunera según la calidad de su trabajo. Eso desestimula grandemente la vocación por el estudio y la superación y puede traer como consecuencia que en un futuro no muy lejano haya un gran vacío intelectual, un bache que se va a notar y que ya se está notando.

euge
 15/8/16 14:02

Desde hace muchos años el salario no tiene nada que ver con la labor que se realiza, la piramide se invierte muy rapido, personas casi analfabetas que logran un buen trabajo por amistad o por lo que sea, tienen un niveld de vida mas alto que cualquier profesional que tenga el mas alto nivel científico y tambien se encuentran casos que como son profesionales se abogan el derecho de mandar o decidir sobre personas que desempeñan un trabajo mas dedicado, permanente, diciplinado y responsable, que nunca faltan, que hacen lo que les toca y lo que no y este es el que menos gana en la institución, y hay profesionales que se pasana el dia sin hacer nada y ganan casi mil pesos o mas, por todo esto y para evitarlo debian revisar las normas y contenido de trabajo en cada puesto de trabajo, no solo en la producción, en el sector administraativo abunda mucho esto,la burocracia nos esta matando de nuevo y la inflacion de las plantillas ni hablar, es una tarea muy fuerte que no creo se resuelva en poco tiempo ni dictando cuatro resoluciones.

Rolando
 14/8/16 9:46

cuánto mereceremos cobrar los que hemos estado al lado de la Revolución trabajando toda la vida honradamente para el estado, sin haber obtenido más beneficios que llevar la frente en alto, ante los maltratos en cada gestión que vayamos a hacer en cualquier establecimiento. Con problemas de vivienda, de solvencia económica, pero junto a la Revolución. ¿Cuánto mereceré cobrar?  no tengo idea pero eso de merecer...

Rolando
 14/8/16 9:39

supongo que haya sido el salario la caja de pandora de los antivalores que pululan en nuestra sociedad. por desgracia tenemos que admitirlo. La pregunta que no hacemos todos los cubanos "de a pie" es ¿Cuándo nos tocará? 

gradualmente se ha ido mejorando salarios, aunque simbólicamente a mi entender, se han ido priorizando sectores dela producción, luego de la medicina. Ahora, yo pregunto ¿Por qué aún persisten los problemas con los salarios uqe tenemos? sí esos bajos que cuando no se demora hay problema con el pago, soy profesor y músico y no tuviera tantas preocupacione ni enfermedades provocadas por el estrés si mi salario llegara en tiempo y no con tanta demora como cuatro meses. Hay que eliminar la corrupción primero para que el salario cumpla su función.

Ricardo Rodríguez
 12/8/16 16:33

En una economía capitalista pura y dura el salario es producto de la oferta y la demanda, los sindicatos tratan pues restringir con normativas la entrada en el mercado de trabajo y los capitalistas tratan con leyes y apoyo mediático liberalizar al máximo esa entrada, de hecho actualmente la inmigración en muchos paises ha supuesto la desregulación del mercado de trabajo por la presión que supone ese ejercito de desempleados llamando a la puerta de las empresas dispuestos a trabajar por lo que sea.

En una economía social, o socialista, el salario debería determinarse por la retribución necesaria para mantener la vida con "dignidad" del trabajador, por eso en esas economías se establece socialmente reglamentado con leyes un salario mínimo que debe ir de acuerdo con un mínimo de subsistencia de acuerdo con los precios básicos, así como unos beneficios sociales de índole personal y familiar que le permitan acceder al alimento, techo, abrigo, formación y desarrollo social.

 

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