En cualquier país del mundo las razones que hacen que quienes ocupan cargos directivos de diferente responsabilidad tengan una mayor tendencia a sufrir determinados problemas psicológicos por encima del resto de la población es que habitualmente trabajan muchas más horas al día de las que conformarían una jornada laboral típica, que generalmente es de 8 horas. Estos individuos, por el contrario, pueden pasar en la oficina 10, 12 o incluso 14 horas.
En ellos es habitual que se trasladen entre diferentes sedes, a veces internacionalmente, lo que implica viajar en avión, a veces incluso cambiando de zona horaria con la consecuente alteración de su ritmo circadiano. El tiempo lo es todo y generalmente van con prisas de un lugar a otro para llegar puntuales a todas las reuniones, pudiendo hasta tener varias en un mismo día. Además, esto implica un sueño muy deficitario y una nutrición bastante mala, pues en ocasiones, por no perder ni un solo minuto de trabajo, la ingesta se realiza muy precipitadamente o a veces ni siquiera come nada, lo que es aún peor.
Por si fuera poco, los temas tratados a nivel de su cargo en el día a día son de una gran responsabilidad, implicando la toma de decisiones de enorme importancia. Manejar todas estas cuestiones de forma constante es algo que no es algo sencillo. Incluso los mentalmente más fuertes cuando ocupan estos cargos directivos pueden llegar a sufrir algunos de los problemas psicológicos más comunes.
TIEMPO LIBRE
Otro factor que los afectaría sería el de su tiempo verdaderamente libre. La desconexión laboral, tan importante para limpiar la mente tras una agotadora jornada laboral, es algo con lo que muchos directivos no cuentan. A jornadas interminables en la oficina le siguen ratos en casa en los que esta persona no desconecta. Utiliza su teléfono o su ordenador constantemente para responder llamadas o correos electrónicos, revisar documentos o tratar de resolver problemas imprevistos.
Ocurre lo mismo durante sus vacaciones, si es que las tienen, pues estos individuos nunca llegan a desconectar realmente del trabajo, ya que sus tareas son en algún aspecto indispensables y por lo tanto no suelen tomarse días libres y si lo hacen ocurre lo mismo que cuando llegan a casa pues están pendientes de su portátil o de su teléfono celular, por lo que simplemente lo que han hecho es trasladarse de su puesto de trabajo a otro lugar.
SE AFECTAN OTROS
Muchas veces tienen problemas para involucrarse todo lo que les gustaría y poder así disfrutar de más tiempo y de más calidad con sus hijos, sus parejas, sus amigos, etc. Esto podría intensificar el malestar que la persona ya siente con la situación, pues pasaría de estar afectándole únicamente a él a estar implicando a terceras personas.
Por todas estas razones y tal vez otras imprevistas, quienes ocupan cargos directivos de mucha responsabilidad tienen más probabilidades de desarrollar ciertos trastornos psicológicos de diferente intensidad. Ellos están sometidos a unas rutinas diarias que facilitan la aparición de una serie de desajustes de su psiquismo.
PUDIERAN SER ANSIOSOS
Entre ellas se encuentra la ansiedad pues estas personas tienden a vivir en un constante estado de alerta, anticipándose continuamente a posibles situaciones relacionadas con su entorno laboral y con decisiones que debe de tomar para lograr siempre los mejores resultados. Esto en ciertas personas no es algo que el cuerpo ni la mente pueda soportar durante un periodo de tiempo mantenido sin que aparezcan una serie de consecuencias, tanto físicas como psicológicas. Estos hombres y mujeres pueden mostrarse inquietos, irritables, con problemas para concentrarse y hasta pueden sentirse que se les olvidan algunas cosas.
O DEPRIMIRSE
Otro de los trastornos psicológicos es la depresión, que, junto con la ansiedad, es uno de los trastornos mentales más frecuentes en quienes ocupan cargos directivos; de hecho, no es raro que aparezcan los dos en conjunto, pues la sintomatología ansiosa-depresiva es uno de los cuadros que se encuentran en ellos más a menudo. Se caracteriza por un estado de ánimo de tristeza generalizada, de que algo no va a salir bien, sentimientos de culpa e infelicidad, en ocasiones a raíz de una reunión traumática pero otras veces sin una causa clara. Casi siempre es por un estilo de vida desgastante que termina por agotar las defensas mentales del individuo que puede aflorar si no toma las precauciones necesarias para evitarlo.
OTROS PROBLEMAS PSICOLÓGICOS
Otro de los problemas psicológicos más comunes en los ocupan cargos directivos sería el trastorno obsesivo-compulsivo; las personas desarrollan una serie de obsesiones irracionales que tratan de aplacar mediante comportamientos compulsivos. Esas obsesiones o pensamientos saturan la mente de estos individuos, impidiéndoles centrarse en otras cuestiones con normalidad; por eso desarrollan rituales o compulsiones para intentar dejar atrás esos pensamientos y poder focalizarse en los asuntos que verdaderamente lo necesitan. Para una persona como un directivo que necesita de su capacidad mental al máximo, los pensamientos intrusivos representan un gran problema.
Otra alteración psicológica en estos individuos sería el llamado trastorno narcisista de la personalidad. En este caso estamos hablando de una alteración psicológica que afecta a la personalidad del sujeto que le hace percibirse a sí mismo con una importancia más allá de la que le atañe. Quienes experimentan este trastorno suele considerarse el centro del mundo y con unas cualidades que pocos o nadie más posee. También necesita que los demás le hagan ver lo especial que es, por lo que las guataquerías serán casi una exigencia.
Posee una tendencia a considerar que sus derechos son mayores que los del prójimo y por lo tanto esperará un trato más especial que cualquiera, simplemente por ser quien es. Como tiene poca o ninguna empatía con los demás, esperará que sus subordinados se impliquen al cien por cien en las tareas laborales, sin importar sus vidas personales, su estado de salud ni otras humanas cuestiones.
En resumen, estamos hablando de personas con responsabilidades de alto nivel, que viajan constantemente, duermen poco, no tienen hábitos alimenticios saludables, que apenas pueden o saben desconectar, sin apenas vacaciones ni tiempo libre con su propia familia. Necesitarían adaptarse a estas situaciones o adaptar las situaciones a sus capacidades emocionales.
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