martes, 24 de septiembre de 2024

Ya no tan jóvenes

Los Joven Club de Computación y Electrónica siguen siendo una opción loable para los cubanos y una herramienta imprescindible para estimular el aprendizaje de la informática desde las edades más tempranas...

Félix Manuel González Pérez en Exclusivo 09/09/2016
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Quizás ahora, cuando han pasado 29 años de la creación de los Joven Club de Computación y Electrónica, pocos puedan entender la verdadera magnitud de este proyecto social. Pero si analizamos las bases del programa, que en una fecha tan precoz como 1987 pretendía “hacer masivo el aprendizaje y perfeccionamiento de los conocimientos de las tecnologías informáticas y electrónicas, fundamentalmente entre los niños y jóvenes y proporcionar la formación de una cultura informática en la población”, tendríamos que calificarlo de extraordinario.

El proyecto surge como iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, luego de haber presenciado la enorme acogida que tuvo una exposición organizada por las Brigadas Técnicas Juveniles en el Pabellón Cuba del Vedado capitalino como parte del plan vacacional.

En solo dos meses más de 35 000 personas visitaron la feria informática, en un momento en que la mayor parte de los cubanos no sabían ni siquiera cómo encender una computadora. Casi treinta años después, este proyecto perteneciente a la Unión de Jóvenes Comunistas figura todavía como la iniciativa de mayor alcance de su tipo a escala global.

Aunque en un principio los niños y jóvenes contaban con una atención privilegiada, con el paso del tiempo y la revolución tecnológica que experimentó el mundo de la informática y las comunicaciones, los usuarios de este servicio se incrementaron exponencialmente, al punto de que en la actualidad estudiantes, trabajadores, amas de casa, personas de la tercera edad, discapacitados, desvinculados laborales, reclusos y hasta extranjeros que estudian en Cuba, demandan sistemáticamente los servicios de los Joven Club.

Los Joven Club de Computación y Electrónica, que ya no son tan jóvenes ni solo para jóvenes, con el paso del tiempo registraron los dominios .cu y empezaron a gestionar Tinored, una de las primeras plataformas de redes cubanas, y además han acompañado todo el proceso de informatización de la sociedad cubana y facilitado la preparación de cientos de técnicos, profesionales y especialistas de la Informática durante las tres últimas décadas.

Uno de los grandes méritos del proyecto es haber pensado el proceso de informatización en Cuba de manera nacional para luego aplicarlo de manera local, atendiendo a las necesidades reales de cada territorio para acumular más de 600 instalaciones a lo largo de todo el país, incluso en las zonas de más difícil acceso, como los 39 que prestan servicios en regiones montañosas.

En todas estas instituciones el usuario puede escanear imágenes y documentos, acceder a cuentas de correo electrónico, adquirir actualizaciones de programas antivirus, consultar la Enciclopedia Colaborativa Cubana ECURED; Bibliotecas Digitales, Bancos de Softwares, y otras herramientas asociadas al mundo de la computación y la electrónica.

Pero los Joven Club también se tratan de recreación sana. Uno de los principales servicios de estos centros es el Tiempo de Máquina, el cual está diseñado para que el usuario pueda utilizar la infraestructura de la organización para desplegar sus proyectos personales, ejercitar los conocimientos que adquiere en el uso de las plataformas, acceder a una de las redes informáticas más grandes de todo el país, usar videojuegos, consumir productos audiovisuales de diversa índole, y muchos otros servicios.

De hecho, los Joven Club en un afán de contribuir a fomentar en Cuba la cultura del videojuego, desarrollan desde 2009 los Festivales de Videojuegos y las Peñas de Videojuegos, experiencias similares a las que desarrollan otros países en los que el videojuego está arraigado culturalmente desde hace más de treinta años, además de estar a la cabeza de las instituciones desarrolladoras de estos productos culturales en la Isla.

Desde hace dos años, la opción del Tiempo de Máquina, que siempre fue completamente gratuita, empezó a cobrarse en moneda nacional y a precios módicos que en ningún caso exceden el valor en los mercados formales o informales, por una necesidad impostergable de hacer sustentable su funcionamiento, aun cuando el Estado todavía subsidia la mayor parte de los gastos de estas instituciones.

Según el director general de los JCCE, Raúl Vantroi Navarro Martínez, “al cierre del pasado año tributaron más de 16 millones de pesos al presupuesto del Estado; las provincias de Artemisa, Matanzas y La Habana son las que más contribuyen. Los nuevos ingresos solo cubren los gastos en un 25 por ciento, mientras el Estado destinó como promedio anualmente más de 50 millones de pesos en los últimos diez años para las instalaciones”.

Esta medida ha propiciado la sustentabilidad infraestructural de los Joven Club en todo el país, así como el recambio y actualización de las tecnologías que sustentan la actividad, muchas de las cuales sufrían una fuerte obsolescencia tecnológica.

Casi treinta años después, los Joven Club de Computación y Electrónica siguen siendo una opción loable para los cubanos y una herramienta imprescindible para asegurar el acceso masivo a las TIC y estimular el aprendizaje de la informática desde las edades más tempranas. La ampliación y diversificación de los servicios y las prestaciones determinará su eficacia a largo plazo en una sociedad que cada día se renueva y se reinventa en materia tecnológica.


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Félix Manuel González Pérez

Periodista de formación, comunicador por obligación y gamer por vocación.


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