Tocan a la puerta y me apresuro a abrir, a pesar de tener el almuerzo casi listo para ser servido y la ropa en la lavadora, a la espera de que la tienda. “Buenas tardes, estamos fumigando pero si usted está ocupada, venimos otro día”. Ni que yo hubiera perdido la razón, le digo con otras palabras, y le pido que me dé unos minutos para darle el almuerzo a mi abuela y salir de la casa.
No sabía yo, como supe después, que en mi localidad se han detectado diez casos de dengue por estos días y que por ello se estaba reforzando la labor de “los mosquitos”, como le decimos popularmente a quienes tienen la misión de revisar nuestras viviendas y fumigar. Lo que sí sé es que es importante apoyar toda la labor de prevención contra esta enfermedad y su transmisor, el Aedes Aegypti, y en mi casa es regla inviolable.
“No es posible que como periodista yo escriba del tema y pretenda convencer a los demás de lo que hay que hacer si no lo hago primero”, le dije al muchacho que tocó mi puerta, que además se convirtió en mi primer entrevistado.
“La opción de firmar el papel sin cumplir con lo que debemos hacer no puede ser la solución, aunque es verdad que en algunos casos la gente te lo propone para no abrir la casa y dejarte pasar. Es verdad que interrumpimos los quehaceres domésticos o su descanso, si están recién llegados del trabajo, pero la salud hay que cuidarla, y no siempre se resuelve con una pastilla”, me comentó Osmel, luego de fumigar mi casa.
Gracias a él pude conversar con otros operarios de vectores de un policlínico cercano y comprendí que sobre sus hombros pesa demasiado la responsabilidad de garantizar nuestro bienestar, sin que nos percatemos de que nos toca a cada uno de nosotros.
Hay que tener mucha paciencia, me dijo Juan Alberto, colega de Osmel. “A veces no nos abren la puerta o nos atienden de mala gana, y lo más importante no es firmar el papel, sino revisar la casa, y aplicar el abate en los depósitos y el flameo”.
Si hay que esperar a que haya un enfermo en la familia o en la casa de al lado, estamos entonces arriesgando nuestra vida, porque pudiéramos ser nosotros los que amanezcamos un día con fiebre y todos los síntomas del dengue, afirma Eugenio, otro operario de vectores.
“Lo más triste es que se supone que todos en la casa sepan lo que deben hacer para evitar la proliferación de este mosquito, pero en la práctica nos damos cuenta de que no es así o de que si se sabe, se deja todo en la teoría y muy pocos son los que realizan el autofocal como se debe”, agrega Liudmila, colega de trabajo.
El dengue es una de las enfermedades que amenaza nuestra salud. Las condiciones climáticas son favorables para la proliferación de este mosquito pero, a pesar de la constante y eficiente atención médica, le son favorables también actitudes negativas de la población, contrarias a la estrategia diseñada por el Ministerio de Salud Pública de la que tanto puede hablarse hoy, a propósito del Día Mundial de la Salud, dedicado en esta ocasión a la Lucha contra Vectores.
YO, TÚ, ÉL… ¿QUÉ OPINAMOS?
Claro que sé que es importante dejar pasar a los operarios, me dice Jorge Rafael. “Ellos te orientan lo que debes hacer con las tapas, los tanques, los tragantes, los platos de las macetas de mi esposa…Pero para serte sincero, cada vez que me tocan a la puerta estoy haciendo algo, no siempre me avisan y por eso no los dejo pasar, les respondo dos o tres preguntas y ya”.
Hasta en la televisión te explican cómo hacer el autofocal, así que no creo necesario que entren a la casa, afirma Hilda.
¿Usted puede decirme en qué consiste, Isabel, cómo usted lo realiza?, le insisto.
“Mira, da igual la manera en la que yo lo haga porque yo veo los tanques de la basura desbordándose en la esquina y el agua botándose constantemente de la escuela de al lado de mi casa…Yo hago lo que tengo que hacer dentro de mi casa porque sé que el dengue es una enfermedad peligrosa pero afuera deben ocuparse también de lo que tenga que ver con eso”.
¿Quieres que te diga la verdad?, me inquiere Isabel, vecina de mi barrio. “No confío en las fumigaciones porque eso que lanzan de la bazuca ni olor tiene muchas veces, solo mata a las cucarachas. Además, el apartamento de al lado está cerrado porque los dueños no lo habitan, así que yo no gano nado con fumigar y tener el criadero ahí mismo”.
Casualmente, ni Isabel, ni Jorge Rafael, ni Hilda, ni otros vecinos con los que hablé, conocían de la legislación sanitaria existente y de lo que en ella concierne a sus comportamientos.
El Decreto Ley 272 de la Higiene Comunal, en los incisos R, S, y U del artículo 18, refleja las sanciones a aplicar en el caso de que alguien interfiera, se niegue o no propicie las actividades de control y prevención sanitarias. En dependencia de la situación, la multa oscila entre los 100 y los 600 pesos.
Nosotros sí sabemos que existe la ley y que se le puede aplicar también a aquellas personas que desperdician el abate o se niegan al tratamiento adulticida y al focal, pero no creo que sea necesario llegar a ese extremo, si la gente coopera, afirma Yosvany Miguel, ingeniero eléctrico que se incorpora como apoyo al trabajo de los operarios de vectores.
Para Gerardo, su “compañero de bazuca”, lo terrible es que precisamente las personas no creen que les pueda suceder algo. “Es curioso cómo cambia la mentalidad y lo digo por mí mismo. Antes de apoyar este trabajo como tarea que me encomendó el Partido de mi centro, yo era de los que a veces no atendía el timbre o inventaba cualquier mentira para que no fumigaran o revisaran mi casa. Ahora que estoy del otro lado y que participo en las conferencias y reuniones sobre el tema, veo el peligro desde otro punto de vista”.
-¿Qué seguridad ofrece el producto con que se fumiga?
- El producto es efectivo, aunque hay diferencias en la manera en la que se efectúa el tratamiento adulticida, me explica Osmel.
“En la bazuca se mezclan productos insecticidas como la cipermetrina con petróleo y gasolina, lo que explica el humo. Ese mismo producto, pero mezclado con agua, es lo que llevan las motomochilas. Es menos fuerte pero es necesario en aquellos domicilios donde haya alguna persona enferma o discapacitada, que no pueda salir de la casa en el momento de la fumigación, porque la excusa de que vive alguien con esas características en la vivienda no justifica que no se aplique el tratamiento.
“Garantizamos la calidad del producto, pero siempre hay que insistirle a las personas para que dejen su casa cerrada durante media hora porque de lo contrario, la fumigación fue por gusto”.
Interrogo a la doctora Silvia Méndez sobre el asunto y me explica que la información no puede obviar ningún eslabón de la cadena. “La programación del tratamiento adulticida se diseña en el puesto de mando de cada policlínico diariamente, con la participación de los factores de cada circunscripción y algún miembro de la comunidad. Los médicos de la familia deben divulgar esa información, al igual que el presidente del CDR u otra persona que tenga alguna responsabilidad en la zona. De no hacerse como está establecido, es lógico que las personas se quejen cuando les sorprenden los operarios”.
La galeno especifica, por ejemplo, que es esencial no violentar los horarios de los círculos infantiles y escuelas, donde se hace la revisión y la fumigación después de las 5 de la tarde o los sábados. “Realizamos además pesquisas de fiebre, en las que se involucran también los estudiantes de medicina y no es menos cierto que las personas también rechazan esa acción”.
El Programa Nacional de Vigilancia y Lucha Antivectorial del Ministerio de Salud Pública se dirige no solo hacia lo concerniente al Aedes Aegypti, sino también a los roedores, moluscos, triatomas y otros mosquitos que, afortunadamente, no representan un peligro para el país.
Sin embargo, como explicó la doctora Ileana Morales, jefa del Departamento Nacional del Control del Aedes Aegypti del Minsap en conferencia de prensa realizada con motivo de esta fecha internacional, en el caso de otros animales, como los roedores, las personas cooperan inmediatamente.
“La percepción del riesgo de una picadura de un mosquito sigue siendo baja, a pesar de que en la televisión y otros medios de comunicación no cesan los mensajes sobre el tema. Si no se tiene una vivencia cercana de alguien enfermo, y grave, ignoramos las advertencias y pensamos que todo está bien”.
Una vivienda atendida, revisada y fumigada es una vivienda libre de riesgo de infestación del mosquito, y eso es lo que todos deseamos, afirma Morales, quien enfatiza en que no se trata solo de destruir el foco ya existente, sino de evitar que se formen otros.
La gente siempre mira y critica lo que deja de hacer Comunales en lo que respecta a la recogida de basura, por ejemplo; cuestiona si lo que se fumiga es bueno o malo, pero casi nunca se percata de lo que no hace o hace mal en cuanto al cuidado de su salud, que no siempre está en otras manos, advierte la especialista.
Mayra Carmenate desde FB
7/4/14 15:21
Si lo tuvieran q pagar entonces sería otro problemita no agradecen
Liudmila Kibecheva desde FB
7/4/14 15:19
Hay que fumigar
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