Nuestras miradas se cruzaron y a pesar de las libras de más, las arrugas y los tintes reconocimos enseguida, en las mujeres que somos hoy, a las adolescentes que fuimos hace más de 20 años. Nos abrazamos con cariño y tratamos de recuperar todo el tiempo en que el destino nos llevó por caminos diferentes, con apenas unas preguntas:
¿Qué ha sido de tu vida? ¿Te casaste? ¿En qué trabajas? Entonces me enseñó el book de fotos de los 15 de su hija que llevaba en la cartera. Pero desde las fotografías no me miraba la adolescente feliz, inquieta, estudiante destacada que ella me había descrito, sino un remedo de corista, con algo de dama antigua y un mucho de modelo de revistas eróticas.
El debatido tema de las fiestas de los 15 años en nuestro país tiene mucha tela por donde cortar y múltiples aristas para debatir. Pero yo quisiera centrar mi comentario en las poses de las fotos de las quinceañeras.
Quienes defienden estas celebraciones alegan que las fotografías son el recuerdo que queda, en un intento de atrapar ese instante en que las muchachas tienen una belleza que irá madurando, pero que es irrepetible.
Otras personas, sin embargo, las consideran ostentosas e, incluso, alegan que la familia muchas veces hace sacrificios increíbles para poder pagar el estudio fotográfico y su paquete de ofertas.
Pero no me voy a detener en este aspecto, quiero profundizar en lo que las muchachas proyectan desde esas fotos. Yo me pregunto y le pregunto:
¿Qué les enseñamos a esas jóvenes que están en tan importante momento de su vida, cuando se retratan envueltas en una toalla saliendo del baño, o imitando a una vedette de los años 50 que intenta tapar su cuerpo con una pamela, o mostrando el pecho semidesnudo apenas cubierto por algunas plumas situadas en las zonas estratégicas? ¿Por qué sustituir las sonrisas alegres y espontáneas de las muchachas por expresiones de labios entreabiertos y ojos perdidos en un éxtasis caricaturesco?
¿No resulta contradictorio que hablemos con nuestras hijas adolescentes acerca de la necesidad del estudio, de acercarse al amor y a las relaciones de pareja con responsabilidad y, al mismo tiempo, las exhibamos con el consentimiento familiar, ante nuestros amigos y familiares como carne fresca? No es un asunto de pacatería. Estoy muy de acuerdo con todo lo que hemos logrado en nuestros días, en cuanto a la aceptación del cuerpo y la sexualidad al romper con prejuicios y tabúes que negaban el placer. Precisamente por ello, me parecen esas fotos tan fuera de lugar en nuestro contexto y, además, peligrosas para la formación de adolescentes.
No exagero. Recuerde que los juicios de valor que reducen a la mujer solo a un cuerpo hermoso, objeto de deseo, no desaparecen automáticamente porque desde el discurso oficial y las leyes se promuevan concepciones que reivindican a un ser humano pleno, integral y libre. Esos viejos prejuicios se reciclan y aparecen camuflados en la sociedad en una lucha contra las nuevas ideas. En la aparente ingenuidad de esas fotos hipererotizadas, se esconde el añejo precepto de la mujer como objeto sexual.
Si a los 15 años, con el consentimiento familiar, se disfrazan y se retratan para la posteridad imitando poses de vampiresas, policías sadomasoquistas, enfermeras, colegialas del repertorio de las revistas para adultos, ¿cómo se representarán estas muchachas entonces su sexualidad, el valor de su cuerpo y la apariencia física, o temas como la promiscuidad, las relaciones de pareja o la prostitución?
Sé que en muchos lugares el álbum de fotografías de la quinceañera se ha convertido en una moda, en una competencia, y conozco también que el grupo, en esas edades, ejerce mucha presión sobre las conductas de los adolescentes.
Pero las modas vienen y van, las diseñan los seres humanos, por tanto pueden cambiarse.
Si usted es de los que abogan por las fotos de los 15, hable con su hija y propóngale atrapar, en los píxeles de la cámara digital, la alegría, la felicidad, la frescura, el cuerpo hermoso de una quinceañera que para ser linda no necesita parecerse a nadie.
¿Quinceañeras o vampiresas?
El debatido tema de las fiestas de los 15 años en nuestro país tiene mucha tela por donde cortar...
5 comentarios
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LELO
6/7/16 12:18
Las fiestas de 15 son tradicion en nuestro pais, las mismas no tienen la culpa de la incultura y el mal gusto de las personas que hoy en dia circulan por nuestras tierras pues lejos de ser un pais culto en su mayoria la generalidad es que la falta de educacion en las personas(nada q ver con lo que tratamos de inculcar en las escuelas), los programas de TV que te meten x los ojos vulgaridades, plasticidades, actitudes y deseos vanales, los iconos "musicales" regetoneros de hoy en dia (sobre todo los super vulgares regetoneros cubanos), la musica que consume la juventud y gran parte de los adultos que no dejan nada que desear provocan todo este tipo de actitudes ante cualquier cosa, lo mismo vemos a una bebe de 4 anos vestida como jineterita que una/unos de 14 fumando e imitando a su "artista" de turno de la plastica farandula que hoy sufre cuba. Esas son las consecuencias, las fiestas de los 15 de hoy en dia solo son un ejemplo nada mas.
escipion el africano
5/7/16 16:26
Magnifíco comentario. De lo mejor que he leído sobre el tema.
Nor1
4/7/16 13:09
hay que ver la conjugacion del nivel cultural de la familia, la adolescente, el entorno en que se mueve, los recursos economicos, el nivel educativo, la edad de los padres... en fin, es como la musica y la programacion que se consume. se puede escoger y por eso hay quienes prefieren "caso cerrado, culebrones mexicanos, la voz X, etc". cuestion de estetica. lo unico que se puede hacer es sugerir, orientar, intruir. muchas gracias.
jorge t
2/7/16 9:57
La fiesta de quince es un rezago del pasado que no deberia de existir en una sociedad moderna, o por lo menos simplificarla al minimo como un simple cumpleaños, porque bien mirado son ridiculas y hasta pateticamnete risibles.
gigi
1/7/16 12:44
Muy buen comentario Isabel, concuerdo plenamente con usted. Cuando me tiré las fotos en el 2004 no hubo nudismo, ni boca entreabierta, ni mucho menos ojos perdidos en un éxtasis caricaturesco. Pienso que todo eso es parte del mundo frívolo que vivimos en estos tiempos.
Saludos
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