Por estos días el gremio de la noticia anda de plácemes. Una jornada que recuerda y homenajea esta vez el 122 aniversario de la fundación del periódico Patria, por José Martí, agita la dinámica acostumbrada de casi todas las delegaciones de base de la UPEC a lo largo y ancho del país. Y se piensa para bien, entonces, en merecidos agasajos, en honor a excelentes colegas y amigos que descuellan por su proverbial manera de asumir y vivir con vehemencia “el mejor de los oficios”, al decir de Gabriel García Márquez; o de crear, con una fuerza encomiable, “en la pasión de la verdad”, como extensión contemporánea de aquellas palabras fundacionales del Apóstol.
Recuerdo mi primera clase allá en la Universidad Central de Las Villas, aquella tarde calurosa en que oí hablar del periodista polaco Ryszard Kapuscinski como si fuese de todos un amigo viejo, sin la distancia con que a veces nos abstraemos para referirnos a imponderables referentes para el ejercicio. Lo notamos cerca, o al menos así lo percibí yo. Si bien no grabé el apellido desde el primer día por esta memoria a veces compleja y enrarecida, aún no he olvidado la frase de él con que la profesora, mucho antes de advertirnos sobre gramática y precisiones teóricas, había decidido adentrarnos en materia: “Para ejercer el periodismo, ante todo, hay que ser buenos seres humanos. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias”.
Sobrevino entonces, en la ronca voz de la profe experta y amiga Mercedes Rodríguez García, quien fuera para todos, y lo sigue siendo, tiza y cuartilla al mismo tiempo, la advertencia mayor: “Muchachos, para esto que ahora van a empezar hay que vivir, no vivir de esto, como algunos piensan. Nadie se hace rico en el periodismo, nadie se hace de una fortuna material aquí. Y sean cubanos por encima de todo, escriban siempre de lo que sientan de verdad y estén convencidos, y no emborronen cuartillas por gusto. Aprendan a ser humildes. Sean sinceros con ustedes mismos, y lo serán entonces con el otro”.
Y pasaron entonces los cinco años de universidad, la tesis, que no significaba sabérnoslas todas, y nos hicimos licenciados, no periodistas del todo aun. Y salimos a tocar la realidad, a consumirla de a poco y de a mucho, a debatírnosla con la inquietud de lo que debía ser mejor, con la suerte y las posibilidades que nos proveía cada uno de nuestros escenarios. Unos se fueron para sus municipios de origen; otros, aunque viajando, nos quedamos en medios provinciales. Algunos decidieron asirse por completo a la docencia, más bien a abrir cauces y entonar y contrastar criterios para una profesión que solo tiene una regla: no tiene reglas.
Parecemos por momentos gente rara, abstraídas, dispersas de pensamiento si nos miramos bien. Vamos siendo los ojos de todo el mundo, aunque no siempre observemos con el mayor detenimiento y nos ensombrezca lo que está a la vista y no necesita espejuelos. Tendemos en ocasiones a complejizar lo simple y simplificar lo complejo. Somos demasiado eufemísticos cuando nos lo proponemos. A veces transgredimos de modo abrupto los límites entre el sentimiento y la razón, no encontramos la justa medida entre uno y otro. Y es de humanos entonces que vivamos la exasperación, el estropeo, las debilidades circunstanciales de ánimo, las reoxigenaciones a base de terapias que acaban pugnando y convenciendo a uno mismo, y a más de uno.
Pero el periodismo es todo un engranaje; no es solo el signo agudo del que escribe y le busca la quintaesencia a las dinámicas sociales desde una fatigosa infiltración en el terreno de los hechos; no es únicamente el examen intrépido a las complejidades de la realidad en tiempo de cambio por parte del reportero, como si este fuese un lobo solitario, un francotirador que dispara en ráfagas y más ráfagas argumentos incisivos, o un “cazaproblemas” en sereno aislamiento. Es este un constructo de intervenciones múltiples, en el que se dan convergencias de todo tipo, decisiones y contradicciones por las que se enruta el producto que más tarde entinta la plana, surca el éter o se grafica en imágenes.
El periodismo, y así lo entiendo aunque respeto cualquier disenso, es mucho más que olfato reporteril, que gracia y pericia en la escritura, aunque sin esto como base no somos nada ni nadie; aunque descanse ahí la raíz de la noticia, el principio rector de lo que hacemos. Hay muchas maneras otras de asumir el ejercicio, y de orientar y complementar ese tiro de gracia que aflora cuando la polémica y el examen profundo irrigan la sangre febril del reportero. ¿O acaso no es hacer periodismo construir una agenda, entre directivos y editores del gremio, que sea cada vez más creíble y cercana al pueblo, lo cual pudiera parecer cuestión de “coser y cantar”, aunque lo difícil nunca ha sido pensarla, sino darle una ejecución que no se tuerza, que no se “contamine”, que no nos lleve a la autocensura?
En la organización de un dietario informativo menos dependiente de los intereses de las instituciones, que nos quite el bajo propagandístico, divulgativo y en extremo aferrado a fechas, radica una de las formas cruciales de asumir el periodismo en esta Cuba actual, lo que no deja de ser un proceso paulatino, pues nada se transforma en materia de conceptos de golpe y porrazo. Todo ello se asocia a la necesidad de contar en nuestros medios con profesionales que se encarguen de proyectar caminos a mediano y largo plazo; coloquen hacia mejores rumbos la brújula del medio. Hablo de editores agudos, de expertos que pongan su especialización en la conducción de los procesos, en la integrada construcción de las agendas, de personas que conduzcan con mirada larga, y no fatigados por la intuición y el laboreo jadeante del día a día.
El periodismo es una amalgama amplísima que se hace más crepitante en la medida en que se asume como función de muchos y todos, como alianza con la realidad, para explorarla y hacerla paciente de cada día.
Las muchas formas de asumir el periodismo
En la organización de una agenda propia radica una de las formas cruciales de asumir el periodismo en la Cuba actual...
3 comentarios
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Lilimar
13/3/14 7:49
Le falta a la prensa la inmediates en la noticia, la soltura de los periodista, que busquen y reflejen los logros, pero que identifiquen lo que nos falta, los problemas reales, lo que nos preocupa y ocupa; que se muevan del problema a la solucioón, siempre pasando por los afectados o beneficiados con la solución. Siempre que hablo de ello me viene a la mente Abel Falcón de los servicios informativos de la CMHW, que no tiene ataduras para enfrentar el problema, pienso que lo caracterizan la transparencia y la osadía, el no justificar al funcionario que no resuelve los problemas, el hacer que los responsables de las soluciones den la cara, para que lo resuelvan o se retiren de su puesto, eso es cambiar lo que debe ser cambiado; como es posible que un bache en la Habana tenga caracter practicamente historico, o que la solución al agua en santa Clara sea para el proximo decenio; que los cambios en la politica de los salarios no se valoren directamnte con los trabajadores, no para aprobar sino para discutirlos de verdad; el tema de la agricultura y la entrega de las tierras; las ya venideras cooperativas y sus caracteristicas y ver cuales no son aprobadas por el trabajador y porque, en lugar de aplicar y ya. Eso es trabajo de la prensa revolucionaria.
karelia
12/3/14 11:51
PIENSO QUE EN NUESTRO PAIS EL PROBLEMA NO ES LA FALTA DE BUENOS PERIODISTAS, COMUNICADORES, PROFESIONALES DE TODO TIPO EN ESTOS MEDIOS. EL ASUNTO ESTRIBA EN LOS CONCEPTOS Y TENDENCIAS DE AQUELLOS QUE DECIDEN SOBRE LO QUE UN BUEN PERIODISTA PUEDE O NO PUEDE HABLAR O ESCRIBIR. NO SE TRATA DE CRITICAR, SE TRATA DE INFORMAR, CUESTIONAR, PROFUNDIZAR EN PROBLEMAS, EN SUS CAUSAS Y CAUSANTES. QUE LOS LLAMADOS SERVIDORES PUBLICOS NO SE SIENTAN POR ENCIMA DEL BIEN Y DEL MAL Y APRENDAN A DAR LA CARA A LA PRENSA PARA DAR LA RESPUESTA ADECUADA Y RESPONDER CUANDO SEA NECEARIO. NO ES UNA PRENSA DE CRONICA ROJA LO QUE NECESITA CUBA, ES UNA PRENSA OBJETIVA, OPORTUNA CON INMEDIATEZ Y TOTAL TRANSPARENCIA INFORMATIVA.
Lucía Martinez
12/3/14 11:12
Nuestra prensa se ha vuelto bastante crítica y abierta, programas como Cubadice, comentarios de Cubadebate, y los buenos artículos de este sitio son la muestra pero siempre debemos ir por más no solo criticando si no mostrando al público las soluciones dadas a partir de la buena entrevista o comentarios.
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