El desarrollo de cada nación o territorio es determinado, conducido, por su propia población y, a su vez, dirigido en su beneficio. Es decir, la población se constituye en objeto y sujeto del desarrollo. Es por esas razones que, conocer las características, estructura y dinámica de la población resulta vital para todo país y posibilita que las personas encargadas de tomar decisiones, de elaborar planes y programas, puedan dirigir sus acciones de manera más eficaz y consistente.
En este contexto se celebró el Día Mundial de la Población, este 11 de julio, el cual tuvo como lema este año: “Invertir en los adolescentes”.
“Hay más jóvenes en el mundo que nunca antes. Con una inversión adecuada en su educación y su salud pueden transformar las economías de sus países y su futuro”, defiende un reporte de las Naciones Unidas en referencia al Día Mundial de la Población.
En Cuba, una nación donde los niños, adolescentes y jóvenes, sus derechos, bienestar, calidad de vida y proyectos de vida constituyen prioridad, la fecha coloca un punto rojo sobre la urgencia e importancia de los asuntos de población y especialmente la atención a la población joven, sobre todo a las mujeres y adolescentes.
Cuba muestra indicadores sociales y demográficos cercanos, en algunos casos, a los de países desarrollados y celebró la fecha este 2016 en un contexto de importantes desafíos en materia de población y desarrollo, como el país de transición demográfica más avanzada de América Latina y el Caribe.
Tras más de tres décadas con tasas de fecundidad muy bajas, con valores por debajo del reemplazo generacional, la población del país envejece a un ritmo acelerado. En este contexto, el envejecimiento de la población aparejado a la disminución de la población más joven (de 0 a 14 años) se convierte en un reto, en su interrelación con el desarrollo. A ello se agregan problemáticas como: una razón de mortalidad materna más alta de lo que pudiera esperarse; elevada incidencia del embarazo adolescente y del aborto, especialmente entre los adolescentes y jóvenes; movimientos migratorios, fundamentalmente de población joven y de mujeres en edad reproductiva, entre otras que exigen de acciones para su transformación. Ante lo primero, resulta preciso enseñar a las personas a vivir y convivir en una sociedad envejecida y, por otro lado, serían necesarias medidas para que cambiaran esos comportamientos.
Por otro lado, la nación representa un escenario inusual, no solo por sus desafíos demográficos, sino también porque durante más de 50 años ha estado afectada por las limitaciones que impone su condición de país subdesarrollado y bloqueado, agravado por problemáticas que existen hacia lo interno.
De ahí la creciente preocupación que se manifiesta en ese período en estructuras e instituciones diversas por los temas demográficos también a nivel local y comunitario, que coloca los procesos demográficos y su manifestación en la realidad de país, como prioridad en la agenda del Estado y el Gobierno.
En 1989, el Consejo de Gobierno del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo recomendó que la comunidad internacional conmemorase cada 11 de julio el Día Mundial de la Población y que fuera esa una oportunidad para centrar la atención en la urgencia y la importancia de los asuntos relacionados con ella.
“Las adolescentes en todo el mundo enfrentan numerosos problemas. Muchas son consideradas por las comunidades donde viven o por sus padres, que están preparadas para el matrimonio o la maternidad. Un gran número de ellas se ven obligadas a dejar las aulas, lo que perjudica sus perspectivas de futuro. Incluso para aquellas que permanecen en la escuela puede ser difícil acceder a información básica sobre su salud y sus derechos humanos y reproductivos, lo que las hace vulnerables a enfermedades, lesiones y explotación”, informa igualmente el reporte de Naciones Unidas.
Aquí, en Cuba, la instantánea demográfica de los y las adolescentes es muy diferente, pues estos tienen acceso pleno a los métodos anticonceptivos, se les enseña cómo y cuándo usarlos e igualmente atención médica y educación completamente gratuitas, que incluye la educación para el ejercicio pleno y responsable de su sexualidad y el apoyo médico ante las situaciones que se puedan presentar.
Las mujeres, de forma general, poseen igualdad de oportunidades en todos los sentidos, tanto en el ámbito laboral, como comunitario y familiar y se promueven desde las diversas instituciones, organismo y la comunidad, acciones para que las féminas vivan cada vez más empoderadas.
Sin embargo, todo lo que se hace no es suficiente y aún es preciso continuar trabajando para eliminar barreras, prejuicios y colocar a las féminas en plena igualdad de oportunidades.
A su vez, las niñas y parejas de adolescentes acuden cada vez más al aborto como método anticonceptivo; no practican una sexualidad responsable y protegida; pues, aunque conocen los métodos de protección, no los usan correctamente o sencillamente dejan de usarlos. Ello exige incrementar las acciones de educación y comunicación para que los adolescentes y jóvenes puedan tomar decisiones informadas y responsables sobre su salud y sus vidas. Se trata no solo de vivir, de vivir más; sino de vivir con calidad de vida.
“(…) de lo que se trata aquí no es de un tamaño o magnitud de población en términos de cantidad de personas sino de qué calidad de supervivencia se quiere que tenga la población en ese futuro próximo que se nos viene encima, qué grado de bienestar o desarrollo humano se quiere alcanzar. Es el reto a enfrentar desde la perspectiva de la interrelación población-desarrollo” (Albizu J.C., 2014, p.24)
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.