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martes, 17 de diciembre de 2024

Cuando las manos leen

En la Cuba actual, la discapacidad visual no es vista como un freno al conocimiento ni al acceso a ninguno de los derechos inherentes a cada ciudadano...

Adianez Fernández Izquierdo en Exclusivo 10/01/2017
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Niño débil visual
En la Cuba actual, la discapacidad visual no es vista como un freno al conocimiento ni al acceso a ninguno de los derechos inherentes a cada ciudadano. (Fernando Medina Fernández / Cubahora)

Para la mayoría de los seres humanos los procesos de lectura y aprendizaje se asocian al sentido de la vista. Con los ojos leemos, fijamos imágenes, colores y captamos gran parte de la información que almacena nuestro cerebro. El simple hecho de cerrar los ojos invalida para los videntes gran parte de la información, no ocurre así para los casi 40 millones de ciegos y 285 millones de débiles visuales que se estima haya en el mundo. Manos, oídos, y olfato se vuelven los ojos de estos seres especiales que también son capaces de llegar a la Universidad y hacer grandes descubrimientos científicos.

Aunque de forma diferente, pueden también leer por sí mismos El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha o el más enrevesado libro de teoremas físicos, químicos o matemáticos. Esto comenzó a ser posible desde la primera mitad del siglo XIX, cuando Louis Braille (Coupvray, Francia, 4 de enero de 1809-París, 6 de enero de 1852) ideó el sistema de lectura y escritura táctil para invidentes, basado en un método de representación que utiliza celdas con seis puntos en relieve. El método, que adoptó el apellido de su creador, es el sistema de lectura y escritura punteada, universalmente adoptado en los programas de educación de invidentes. Se aplica al alfabeto, a los números y a la notación musical.

Louis Braille, quien había quedado ciego en la niñez producto de un accidente, aprendió a leer y escribir con señales de alto relieve ideadas por su padre, luego se valió del método de Valentín Haüy, fundador de la escuela para niños ciegos en París, que utilizaba las mismas letras reconocidas universalmente, pero escritas a relieve, hasta que finalmente, en 1925, readaptó el método de encriptación del oficial del ejército Charles Barbier, llamado escritura nocturna. Más adelante ideó el ratígrafo, una máquina de escribir para la producción de textos.

Al hombre que falleciera hace 165 años deben los débiles visuales del mundo la materialización de su derecho a leer. Aunque existen tratados firmados mundialmente, e incluso un Día Mundial del Braille (4 de enero), no todas las naciones promueven de la misma manera la enseñanza de este sistema y la transcripción y socialización de materiales escritos en ese formato.

CUBA Y LA ANCI

Año 1975, Salón de Actos de la institución Varona Suárez, durante muchos años la única escuela para ciegos en Cuba. Invidentes de varias provincias cubanas, reunidos allí, daban forma a su organización: la Asociación Nacional del Ciego (ANCI).

Ya para 1978 tenía direcciones en todas las provincias y posteriormente filiales municipales, con tal de llegar a todos. Si en un inicio eran unos pocos los asociados ya sobrepasan los 23 000, en una organización considerada internacionalmente como una de las integraciones de ciegos más avanzadas. ¿Su objetivo? Incorporar a los invidentes a la vida social. De ahí las tareas encaminadas a que sus miembros estudien, trabajen y tengan pleno acceso al deporte, la cultura y la recreación, ya sea de forma activa —como artistas o deportistas— o como espectadores.

Entre los principales logros de la ANCI figuran el Centro Nacional de Rehabilitación para Ciegos, donde se han atendido y adiestrado más de 1600 invidentes cubanos y extranjeros y el Centro Cultural Recreativo, para promover la participación de los asociados en el arte y la cultura. La mayor atracción de este último es la imprenta Braille, una biblioteca con más de 7000 títulos, además del área para la promoción y desarrollo de cursos de informática.

La imprenta Braille, surgida en los 90, se dedica a publicaciones seriadas, como el Boletín ANCI, en Braille y en tinta, y la revista Faro, en tinta, para divulgar el quehacer de la organización. Además, reproducen en Braille libros de cultura general.

Después de la fundación de la ANCI también creció el número de escuelas en el país. En todas las provincias existen centros de Educación Especial a los cuales tienen acceso las personas invidentes. Allí se les imparte una preparación que les permita su incorporación, de ser posible, a centros normales de la enseñanza media y superior y se les proporcionan los medios auxiliares necesarios: grabadoras, máquinas de escribir en Braille, calculadoras parlantes. Es común en las universidades cubanas la presencia de uno o más invidentes, en las más inesperadas carreras, y tienen acceso por igual a ocupar un puesto en cualquier centro laboral, algo impensado en la Cuba anterior al triunfo revolucionario.

En todos los municipios existen talleres artesanales donde los débiles visuales e invidentes pueden trabajar y prepararse para su incorporación a centros laborales.

La cultura y el deporte no les son ajenos. La ANCI organiza Festivales de Literatura, Danza, Música, Teatro… Y es usual disfrutar de los triunfos de nuestros atletas discapacitados, incluso en los Juegos Paralímpicos y campeonatos Mundiales.

En la Cuba actual, la discapacidad visual no es vista como un freno al conocimiento ni al acceso a ninguno de los derechos inherentes a cada ciudadano. Están en cada espacio, compartiendo su arte, mostrando su sabiduría en todas las esferas, e impartiendo los conocimientos que día a día adquieren, mientras pasan sus dedos hábilmente por especiales libros que pueden leer gracias al sistema ideado por Braille y a la voluntad del gobierno cubano y la ANCI por desarrollar acciones para lograr la total inclusión del ciego en la sociedad.


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Adianez Fernández Izquierdo


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