Cuando de Enseñanza Técnica y Profesional se trata…

Con la misión de formar la fuerza de trabajo calificada que necesitan los diferentes sectores de la economía del país, para incentivar la producción de bienes y servicios acordes al proceso de actualización del modelo económico cubano, la Educación Técnica y Profesional, intenta salir a flote del mar de tempestades que le azota.

Durante los últimos años, la enseñanza técnica ha sufrido una serie de transformaciones con el fin de prestigiar y elevar la eficacia de la misma. Quedando aún mucho camino por recorrer, ya que en la Cuba contemporánea no gozan del reconocimiento merecido.

El curso 2009-2010 representó un renacer para técnicos medios y obreros calificados, gracias a los nuevos planes de estudio más centrados en los conocimientos propios de cada especialidad, eliminando la formación del bachiller técnico, al tiempo en que aumentaron las horas del plan de capacitación.

Vale aclarar que, el hecho de haber eliminado el bachiller técnico no imposibilita el acceso a la Enseñanza Superior, por parte de los graduados de estas especialidades.

Cuba cuenta con una red escolar de 536 centros politécnicos y una matrícula total de 179 951 estudiantes entre técnicos medios y obreros calificados. Alrededor de 3 700 aulas anexas potencian el aprendizaje de estos estudiantes, manteniéndolos vinculados a la producción y servicios dentro de las propias entidades laborales.

La implementación de esta modalidad dentro de los programas de estudio permite, tanto al claustro como al estudiantado, interactuar con la tecnología instalada en los organismos y vivir de primera mano las rutinas laborales de acuerdo a cada especialidad. Siendo una dificultad a resolver, la distancia entre las aulas anexas y los centros docentes.

Un tema que precisa de la atención inmediata del Ministerio de Educación y el Ministerio de Trabajo es el de las ubicaciones laborales de los estudiantes, ya que son numerosos quienes tras cumplir su servicio social no cuentan con una plaza. Hecho que provoca que, habiendo sido formados como técnicos – esos que tanto precisa el país –, terminen trabajando en otras ramas o perfiles, sencillamente porque no están creados o no funcionan correctamente los mecanismos de retroalimentación entre las entidades encargadas.

“Tenemos que lograr satisfacer la demanda que tiene la economía, en el sector estatal y en el no estatal. Tenemos que poder formar nuevos técnicos y obreros, pero también capacitar y orientar metodológicamente a los trabajadores”, afirmó Kenelma Carvajal, viceministra de Educación, en el programa televisivo Mesa Redonda.

Carvajal señaló que en los politécnicos se están impartiendo cursos de técnicas básicas de contabilidad y finanzas, en los que más de siete mil trabajadores por cuenta propia están matriculados, calificando esta variante como una forma acertada de preparación. “Las capacitaciones que se puedan realizar en un centro politécnico, no tenemos por qué acudir a otros niveles para poderlas hacer”, resaltó.

Otros cursos como Agricultura Urbana y Suburbana, Albañilería y Auxiliares de Belleza, no han tenido los mismos resultados en cuanto a matrículas, aspecto en que seguirán trabajando para fomentar el ingreso de jóvenes a estas modalidades.

Al decir de la funcionaria, “es necesario trabajar de conjunto con otras instituciones para articular acciones que permitan un mejor trabajo educativo” y señaló como prioridades  trabajar con los centros, con la familia, para elevar la exigencia y combatir la chabacanería. “Si hemos resuelto problemas superiores, pues este lo tenemos que acabar en el futuro inmediato”, agregó.

Fortalecer la formación vocacional y orientación profesional hacia las especialidades de la Educación Técnica y Profesional, influir en la elevación del reconocimiento social de los obreros calificados y eliminar prejuicios con el trabajo en el sector no estatal, así como la apertura de nuevas especialidades para dar respuesta a las necesidades de cada territorio; son algunas de las tareas pendientes con vistas al futuro.