¿Por qué dudarlo? ¿Acaso no ven la masa que mueve el país por campos y ciudades?
¿No visitan centros laborales, laboratorios científicos, hospitales y escuelas, cooperativas y empresas, ministerios y otras instituciones?
Sí, admira verlos cómo sobresalen en las artes, el deporte, la medicina, la literatura, la cibernética y el pensamiento científico más diverso.
Investigan en lo aparentemente conocido y en lo mucho que falta por revelar, ansiosos por encontrar soluciones.
Son la obra más duradera de la Revolución, la fuerza que ha transformado radicalmente la sociedad cubana. Reclaman para sí el derecho a preservar sus propias conquistas y multiplicarlas, apoderándose del propósito enunciado por las generaciones maduras de construir un socialismo más próspero y sostenible.
Ellos prevalecen —incluyendo a aquellos que sin serlo rejuvenecen su pensamiento—, a pesar de que nuestra población ha ido envejeciendo, consecuencia del insuficiente reemplazo y la longevidad extendida,
La masa poblacional cubana que califica en las edades de las nuevas generaciones no es, en su inmensa mayoría, la chiquillada fanática que corre y se desmaya tras los ídolos de barro difundidos por la hegemonía mediática, sino los hombres y mujeres integrantes de la arcilla aquella que Che llamó “lo fundamental de nuestra obra”.
Razón una vez más tenía Fidel cuando afirmó que creer en la juventud significa asomarse al futuro.
“Creer en los jóvenes es ver en ellos además de entusiasmo, capacidad; además de energía, responsabilidad; además de juventud, ¡pureza, heroísmo, carácter, voluntad, amor a la patria, fe en la patria!, ¡amor a la Revolución, fe en la Revolución, confianza en sí mismos!, convicción profunda de que la juventud puede, de que la juventud es capaz, convicción profunda de que sobre los hombros de la juventud se pueden depositar grandes tareas".
“Creer en la juventud es (…) mirar todo lo que nuestra juventud puede hacer; es ver en esa juventud los dignos continuadores de la obra revolucionaria; es ver en la juventud a los mejores continuadores o constructores de la obra revolucionaria (…)”
HISTORIA Y DESAFÍO
Esa convicción no se basa en una fe mística ni en la creencia del destino heredado por linaje, proviene del conocimiento de las leyes universales del desarrollo humano, comprobadas en cada época y país. Y lo sucedido en Cuba no fue ni será una excepción, su historia así lo demuestra.
El derrumbe del colonialismo, luego de la lucha de casi medio siglo contra la corrupción y el entreguismo; el heroísmo de vencer con las armas el poder neocolonial entronizado en la república y, finalmente, la audacia de erradicar la miseria y proponerse compartir la libertad con la justicia social, son fruto y herencia del ímpetu creador de la juventud cubana.
Obras derivadas de la constancia y el talento, unido a la capacidad de sacrificio ante el deber supremo, estimulada en el ejemplo y pensamiento de fundadores que, como José Martí, trasmitieron la idea de que cada generación asegura su lugar en la historia cuando lo asume sin tutelaje ajeno.
Es una herencia que encarnó en los revolucionarios de las primeras décadas de la república, en la Generación del Centenario, en los insurrectos del llano y los rebeldes de las montañas, y en los centenares de miles de cubanos que lucharon en la Patria y más allá de sus fronteras para defender la libertad, la independencia y la igualdad entre los hombres y mujeres.
Está demostrado que no se adquiere la conciencia comunista por haber nacido en una sociedad revolucionaria —por esencia ajena a la explotación del hombre y defensora de la justicia social y la solidaridad humana—-, no obstante los esfuerzos y recursos que esta dedique a la formación moral de las nuevas generaciones.
Existe la certeza de perpetuar la Revolución, lo cual requiere de premisas materiales y espirituales para lograr un socialismo próspero y sostenible. Estaría asegurado, además, si la vanguardia política traza y mantiene su camino, si cada institución estatal y social asume su parte como célula de una misma familia, incluido el papel insustituible del hogar, y se reparan a tiempo (y evitan en lo posible) las grietas que el trayecto hacia una sociedad más humana trae consigo.
“Si los jóvenes fallan, todo fallará. Es mi más profunda convicción que la juventud cubana luchará por impedirlo. Creo en ustedes”, les confesó Fidel en uno de sus últimos mensajes a la Unión de Jóvenes Comunistas, organización que en este 4 de abril celebra el aniversario 52 de su creación, y el 53 de la Organización de Pioneros José Martí.
senelio ceballos
5/4/14 2:38
..Saludos OLIVERIO!!!..ESO es verdad..yo lo veo cuando visito otros paises ..Pero..NUESTROS JOVENES..pudieran ser mucho mejores..si no fuera por el autobloqueo de funcionarios nuestros..QUE le han metido en la cabeza desde la vida pioneril.....LA POLITICA ..PRIMERO...y lo juridico-economico ..despues ..DOLOROSO!!!Es mi criterio personal..LO HE VIVIDO MAS DE 60 ANNOS POR CASI TODOS LOS PAISES DE LA URSS..Esto no tiene que coincidir con el web-blog cubahora!..He caminado muchas republicas tanto Ex-socialistas como de otros mundos~~~ Gracias por tener ese criterio de mis nietos actuales!!! el guajiro
Oliverio Huallparimachi desde FB
4/4/14 13:33
Veo una juventud sana, contenta e instruida. Lamentablemente no puedo decir lo mismo de la juventud de mi País, donde reina la corrupción, el robo, la delincuencia, el racismo. No hay de qué enorgullecerme , no tenemos héroes, referentes morales, ni equipos de fútbol que solo conocen el fracaso y la incompetencia...
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