Semejante al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería, la escuela ficticia de la saga literaria de Harry Potter, así me imagino a una universidad en el Reino Unido. Quizás solo sea un estereotipo porque para ubicar a cuatro centros de este tipo entre los diez primeros del ranking mundial se necesita mucho más que grandes galerías y corredores góticos.
La educación superior ha dado fuertes pasos en Gran Bretaña e Irlanda del Norte para convertirse en un importante segmento de ingresos económicos. La tradición y los altos estándares de calidad han sido combinados con una política de becas orientada a la Unión Europea y a países en desarrollo de América Latina y Asia.
Cuba, donde la Revolución ha permitido que se gradúen más de un millón de personas, se convierte en una plaza reconocida por las instituciones académicas británicas, varias de las cuales han incluido a la Mayor de las Antillas en sus planes de becas.
En 2016 ambos países, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y de la Mancomunidad del Reino Unido y el Ministerio de Educación Superior de Cuba, firmaron un Memorando de Entendimiento en este campo. Otro avance en ese sentido ha sido el proyecto “Fortalecimiento de los vínculos educacionales entre el Reino Unido y Cuba”, apoyado por el Ministerio de Educación Superior de Cuba, Universities UK International y el Fondo de Prosperidad de la Embajada Británica.
Además, a principios de 2017, ministro de Relaciones Exteriores, sir Alan Duncan, se reunió con el viceministro de Educación Superior de Cuba para discutir el fortalecimiento de la cooperación en educación superior. O sea que el acercamiento entre ambos países en el ámbito académico constituye una política de estado, toda vez que la Unión Europea puso fin a su Posición Común y se apresta a establecer y fortalecer puentes de intercambio.
Sin embargo, en un hecho que desentona con estos objetivos recientemente la Campaña de Solidaridad con Cuba (CSC) en el Reino Unido ha lanzado una campaña para abolir la prohibición de las solicitudes de ingreso de estudiantes cubanos de la Open University (UO).
Se trata de una de las instituciones de mayor prestigio en el país de Shakespeare por la universalidad de su acceso y la calidad de sus egresados. Bajo el lema Learn and live (Aprende y vive) fue fundada en 1969 por el gobierno laborista (de izquierda) de Harold Wilson para aumentar el acceso a la educación.
En su página web se puede leer que en 2005, en la primera encuesta nacional entre universitarios, realizada en Inglaterra, País de Gales e Irlanda del Norte ocupó el primer lugar en satisfacción global, y compartió el primer puesto, con Birkbeck College (University of London) y University College Plymouth St Mark & St John, en la valoración de la calidad de la enseñanza.
Está considerada como una institución progresista, sin embargo, como ha publicado recientemente en el diario The Guardian, la profesora Paula James, bajo la coalición gubernamental actual (conservadora) “la OU tiene forma de producir retórica progresista cuando la realidad de sus estrategias ha sido durante algunos años un carnaval de reacción”.
Luego de que la noticia se diera conocer a los medios y comenzaran las reacciones un portavoz de la OU dijo al periódico The Telegraph que Estados Unidos tiene sanciones completas en contra de varios países, incluyendo a Cuba, lo que significa que no es lícito para las organizaciones sujetas a la jurisdicción de los Estados Unidos prestar servicios educativos a esos países sin licencia.
"La OU ha solicitado las licencias y está a la espera de saber si se les concederá o no. En el ínterin, nos encontramos en una situación lamentable en la que somos temporalmente incapaces de aceptar estudiantes de un grupo limitado de países, a la espera de la determinación De las solicitudes de licencia. "
Detrás de la retórica se advierten los tentáculos del bloqueo de Estados Unidos hacia Cuba, que otra vez encuentra una forma de asentar su extraterritorialidad. En esta oportunidad, los directivos de la OU alegan que se ven obligados a acatarlo por la presencia en su claustro de varios profesores de nacionalidad estadounidense y porque mantienen fuertes lazos financieros con instituciones bancarias de la Unión.
Sin embargo, como han advertido los activistas de la Campaña de Solidaridad con Cuba e incuso parlamentarios y expertos británicos, en su afán de cumplir con las leyes, la OU ha quebrantado la legalidad británica al anteponer su fidelidad a las normativas norteamericanas.
En primer lugar se trata de un asunto ético y así lo ha señalado Sally Hunt, secretaria general de la University and College Union (Sindicato de profesores y trabajadores de universidades e institutos de educación superior).
La sindicalista dijo a The Telegraph que sentirse preocupada por el carácter discriminatorio de la política de admisiones de la Open University, que no sólo va en contra de su misión de abierto acceso, sino también la práctica actual de otras universidades, donde los estudiantes cubanos pueden cursar carreras y estudios de postgrado.”
Rob Miller, director de la Campaña de Solidaridad Cubana, dijo que se trata de una situación ridícula. Usted tiene una institución británica que sobrepasa las leyes del Reino Unido sobre la igualdad para protegerse contra las leyes estadounidenses. Si la Universidad Abierta no nos responde satisfactoriamente, buscaremos asesoramiento legal. Esto es discriminación”.
La organización informó del asunto al Grupo Parlamentario de Todos los Grupos sobre Cuba que se reunió en Westminster. Los presentes se sorprendieron al descubrir la acción de la OU y acordaron plantear preguntas tanto en los Comunes como en los Lores.
La OU pudiera ser juzgada por incumplir varias leyes británicas.
Una de ellas sería la Ley de Igualdad, aprobada en 2010, y en la que se establecen nueve características protegidas, que no se pueden utilizar como una razón para tratar a las personas injustamente, y en particular, entre ellas la prohibición de discriminar por la nacionalidad. La ley prohíbe el trato injusto en el trabajo, en la prestación de bienes, instalaciones y servicios, en el ejercicio de funciones públicas, en la gestión de locales, en la educación y en asociaciones, incluyendo a clubes privados.
Igualmente, en 1996 el Parlamento británico aprobó la Orden de Protección de Intereses Comerciales, la cual permite al gobierno británico penalizar a las compañías en el Reino Unido que cumplen con los aspectos extraterritoriales de la ley de los Estados Unidos. Aunque nunca se ha aplicado la presión de la opinión pública pudiera inducir al gobierno conservador a tomar cartas en el asunto.
Por el momento, la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos (CEDH) está investigando la OU, cuya administración continúa esperando por la aprobación de las licencias del gobierno estadounidense para comenzar a aceptar estudiantes cubanos. Una situación paradójica que la lleva a convertirse en extranjera en su propio país y a negarse a sí misma porque ahora de Abierta solo le queda el nombre.
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