Si no ocurre un hecho inesperado, la presencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en la Cumbre del G-20 los días 30 de noviembre y 1 de diciembre próximos en Argentina está garantizada, al igual que las movilizaciones de protestas que perseguirán al magnate neoyorquino.
El secretario del Tesoro de EE.UU., Steven Mnuchin, confirmó la noticia al diario porteño La Nación, e informó que “Trump estará presente y seguramente participará en reuniones muy productivas en Argentina este año”.
Mnuchin se reunió hace pocos días con el conservador presidente Mauricio Macri, amigo personal del jefe de la Casa Blanca, y varios funcionarios del gobierno argentino vinculados a la esfera económica.
Luego de la tercera cita de los ministros de Finanzas del G-20, realizada del 18 al 22 de este mes en Buenos Aires, el secretario norteamericano reiteró en conferencia de prensa que “apoyamos las medidas económicas que implementaron en la Argentina, y su política en esa área”, lo que corrobora la fuerte alianza que une a los dos países.
El Grupo de los 20 (19 países más la Unión Europea), es un foro que desde 2008 reúne a los principales países industrializados y emergentes del planeta. Su origen está vinculado a una de las peores crisis internacionales de los últimos años: la de 2008, causada por el colapso de la burbuja inmobiliaria en Estados Unidos, que repercutió en los demás países causando una crisis alimentaria global, derrumbes bursátiles y un descalabro monetario a escala total.
Aunque pensado desde 1999, los impulsores del G-20 no habían conseguido aunar esfuerzos, salvo durante el derrumbe financiero casi 10 años después. Este 2018, Argentina ocupa la presidencia anual de manera temporal.
La revista El Economista plantea que juntas, las economías del G-20 representan dos tercios de la población mundial, 80 % del comercio y el 85 % de la riqueza producida.
De acuerdo con el portal perfil.com, la Cumbre, primera que se efectúa en América del Sur, será en el edificio del Centro Costa Salguero, un lugar de la ciudad de Buenos Aires elegido por su seguridad, y donde podrían irrumpir con mucho esfuerzo las grandes manifestaciones de protesta contra las políticas neoliberales que propugna el Grupo.
Según fuentes de la Unidad G-20, organizador de la cita, Costa Salguero cumple con los requisitos: tiene 30 000 metros cuadrados cubiertos, el 50 % del predio da al Río de la Plata, que facilita la protección; el aeropuerto está muy cerca —se espera la llegada de 50 aviones oficiales— y es un lugar de difícil acceso en la ciudad. Su amplio espacio permite el movimiento de todo tipo de vehículos, reseñó el diario Página 12.
Se espera la llegada a la cita de unas 7 000 personas —18 jefes de Estado y gobierno— ministros, funcionarios políticos y unos 2 500 periodistas.
POSIBLES SORPRESAS DE TRUMP
Macri no podría recibir mejor noticia que la llegada de Trump, cuya presencia no estaba confirmada dado el ambiente enrarecido que existe con China y la Unión Europea (UE) tras su medida unilateral de subida de 25 % a aranceles a productos procedentes de esos espacios geográficos.
Para el economista argentino Ernesto Mattos el plan del G-20 es contribuir al avance de la agenda injerencista de EE.UU. en América Latina, de la que, suponen, todos saldrán beneficiados.
Argentina recibió este año, por ejemplo, el apoyo de Washington para la solicitud de un rescate —dado el fracaso de sus políticas neoliberales— por 50 000 millones de dólares al Fondo Monetario Internacional (FMI), del cual ya recibió 15 000 millones.
En entrevista con la cadena multinacional Telesur, Mattos explicó que las medidas unilaterales estadounidenses violan el espíritu del G-20, y recordó la ruptura de acuerdos económicos y la política proteccionista impuestas por Trump, las cuales dejan como consecuencia una fractura dentro del bloque internacional.
Algunos medios, como Página 12, insinuaron que quizás los presidentes de EE.UU. y de Rusia, Vladimir Putin, aprovechen la oportunidad para una segunda reunión este año. La primera fue en Helsinki, Finlandia, y las declaraciones del magnate de la Casa Blanca tras el encuentro donde, dijo, se sintió complacido, constituyeron, por sus contradicciones, un nudo para la diplomacia de Washington.
Mientras en la Casa Rosada se califica de exitazo la futura reunión del G-20, los movimientos sociales y los sindicatos, los grandes movilizadores populares, brindaron una muestra de lo que espera a los invitados.
Desde hace más de un año, un nutrido grupo de estas organizaciones están organizando las manifestaciones contra el FMI, la deuda externa y las políticas neoliberales implementadas por Macri.
Las demostraciones contra la precaria situación económica nacional, impensable antes de la llegada al poder del líder de la derechista coalición Cambiemos, tuvieron gran repercusión durante la reciente visita a Buenos Aires de la titular del FMI, Christine Lagarde, a quien millares de personas demostraron su rechazo al acuerdo suscrito con el gobierno y las consecuentes reformas internas en el área económica.
Militantes de los Sindicatos, como la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), movimientos como Barrio de Pie y la Corriente Clasista y Combativas, estuvieron a las puertas del Banco Central, del Ministerio de Desarrollo Social y luego realizaron un acto en el que hicieron una entrega simbólica a Lagarde de una dura carta que recolecta la negativa al endeudamiento con el Fondo, de triste recordación para el pueblo argentino.
La carta dirigida a la jefa del Fondo fue difundida esta semana para visibilizar la postura negativa de buena parte de la población a las términos del acuerdo con el FMI y fue publicada en la página web change.org para sumar adhesiones.
“El propósito de esta comunicación es informarle que dicho acuerdo es rechazado por la mayoría de la sociedad argentina, la oposición política con representación parlamentaria mayoritaria y casi la totalidad de las organizaciones sociales y políticas del país. Es decir, a excepción del Gobierno, no hay quien apoye este acuerdo”, expresaron los primeros párrafos de la misiva, en la que advierten que “el programa económico impuesto producirá una catástrofe social”.
Pero mientras los líderes populares expresan su inconformidad con la política económica conservadora, Macri, por el contrario, y para ratificar que está dispuesto a entregarle Argentina en bandeja de plata a EE.UU., anunció que pronto se abrirán cuatro nuevas bases militares norteamericanas en el país, reveló el portal mexicano Aristegui Noticias, que citó fuentes propias.
Según este medio digital, las bases se ubicarían en las provincias de Neuquén, Misiones y Tierra del Fuego.
La fuente militar argentina, que pidió el anonimato, precisó a la publicación que “a muchos oficiales jóvenes del Ejército nos repugna que Estados Unidos instale cuatro bases militares, lo que constituye una entrega desvergonzada de la soberanía nacional”.
Aristegui Noticias indica que la ministra argentina de Seguridad, Patricia Bullrich, aprobó el arribo de instructores militares norteamericanos para instruir a las fuerzas argentinas de cara a la Cumbre del G-20, en nota que reproducen otros medios, como Sputnik.
La decisión de Bullrich burla las leyes argentinas que impiden a personal militar extranjero ingresar al país sin una autorización especial del Parlamento, como ahora.
Ernesto Mattod
29/7/18 15:32
Muy buena nota, saludos y gracias por la cita!
Miguel
28/7/18 11:27
Argentina debe resistir el embate del Neoliberalismo, hermanos. Nuestras raíces merecen muchísimo más que un Gobierno Macrista Neoliberal y Corrupto para la Oligarquía. Somos millones de argentinos los que deseamos y luchamos para que esta represión oligárquica sea vencida. Viva CUBA, EL CHE, FIDEL, NÉSTOR, CRISTINA y CHAVEZ.. HLVS!
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