Maldición de burro no llega al cielo (+Video)

En efecto, la Casa Blanca, a la que si se le siguen permitiendo irregularidades internacionales continuará estimándose poderoso y exclusivo ombligo universal, no salió nada bien parada este 16 de octubre de su intento de utilizar la sala del Consejo Económico y Social (ECOSOC), para celebrar un evento en el cual pretendía lanzar la denominada campaña “Jailed for what” (Encarcelados por qué), demostrativa de la “violación por La Habana de los derechos humanos”.

Quien haya seguido la información sobre tan penoso e inadmisible incidente, sabrá que la representante de los Estados Unidos en la farsa, Kelley Eckels Currie, imposibilitó que la delegación cubana tomara el micrófono para denunciar la violación de los principios elementales de la Carta de las Naciones Unidas que semejante encuentro comporta.

Los diplomáticos cubanos, acompañados por varias decenas de personas en la sala (entre ellos representantes de Bolivia, Venezuela y Nicaragua), protestaron con golpes en las mesas, intervenciones sin amplificación y coros exigiendo el fin de las agresiones estadounidenses contra Cuba.

Nuestra delegación de @CUBAONU rechaza en nombre de toda #Cuba la farsa política anticubana en @ONU_es #CubaEsNuestrapic.twitter.com/VkNiE9g9HX

— Cancillería de Cuba (@CubaMINREX) 16 de octubre de 2018

Terminaron entonando el himno de la Mayor de las Antillas frente al grupo de personajes que organizaron y apoyaron tan burda maniobra, entre ellos el desprestigiado secretario general de la OEA, Luís Almagro, bufón empeñado, con insultante verborrea, en justificar las mesadas que recibe por disposición de la Oficina Oval.

La intervención de Almagro fue -probablemente- la más repudiada de la sala (Captura de pantalla durante la transmisión de Naciones Unidas).

En fin, todo un controvertido tinglado que, no obstante, pretendió ejecutarse a plenitud, a pesar de las oportunas advertencias cubanas en torno a su carácter violatorio de las disposiciones de Naciones Unidas en cuanto al no uso de las salas de las que disponen sus diferentes entidades para promover campañas vejatorias y agresivas contra los países miembros de la máxima organización internacional.

Y preocupante no deja de ser el hecho de que, con todo, los difamadores se instalasen en el recinto y que solo la reprobación de los opositores y la notoria inasistencia de muchos posibles convocados, tornara el episodio en una maniobra que únicamente tendrá una “sonada repercusión” en el universo mediático controlado por la gran prensa retrógrada, ligada al interés de las  actuales autoridades gubernamentales norteamericanas de “justificar” la prolongación del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, y restar atención a la segura derrota política que deberá asumir a fines de este mes, cuando la Asamblea General de la ONU vuelva a rechazar semejante acto de barbarie, que califica legalmente como práctica genocida.

Son, precisamente, inconsistencias de esta índole las que promueven el reclamo justo de la mayoría de los integrantes de Naciones Unidas para democratizar totalmente sus prácticas, desestimar las vergonzantes presiones de los poderosos, y terminar con los privilegios de que gozan ciertos países en torno a decisiones cruciales que atañen a toda la humanidad, trasladando ese poder vinculante a su Asamblea General, donde la voz y el voto pertenecen a todos y cada uno de los representados.

Cuba ha solicitado a la dirección de la ONU que este incidente y las violaciones que comporta, sean debidamente analizados y se tomen las medidas pertinentes a partir de los estatutos de la Organización, partiendo del criterio de igualdad de derechos y deberes de todos sus miembros, y de lo inconveniente y peligroso que resulta que queden impunes aquellos que, a partir de sus ínfulas hegemonistas, hagan y deshagan a su gusto e intereses con relación a una entidad que, a pesar de sus innegables limitantes e insuficiencias, es hasta ahora la tribuna mundial por excelencia y que, por tanto, no debe ser chantajeada, burlada ni pisoteada, sino respetada y mejorada constantemente.

Por lo demás, quede este nuevo suceso como constancia de lo que puede esperar el género humano de visiones y dogmas como los que se han asentado en la Oficina Oval, y de la ejemplar resistencia de los que, sin temores ni remilgos, defienden sus prerrogativas como pueblo soberano, no importan el tamaño, la fanfarronería, ni el poderío del obligado contrincante.