El Norte: ¿“Exilio dorado”?

Un académico que durante más de 50 años ha seguido la evolución de los cubanos en Estados Unidos, Alejandro Portes, afirmó que con el paso de los años ha venido cayendo su nivel de vida.

El estudioso basa su conclusión a partir del éxodo de Mariel, un puerto del occidente de Cuba, por donde en 1980 salieron 125 000 personas atraídas por la propaganda y ofertas que llegaban desde el Norte.

Portes considera que este suceso estableció “una línea divisoria”, debido a que ellos perdieron el apoyo del gobierno de Washington, de la población e incluso de cubanos que llegaron antes.

Según el académico, quienes primero abandonaron la isla, en 1959, y se dirigieron a Miami y otras ciudades norteamericanas, eran bienvenidos por el gobierno y el pueblo estadounidenses.

No mencionó un detalle, y es que entre ellos, iban ex integrantes de los cuerpos represivos de la tiranía de Fulgencio Batista que lograron escapar luego de haber asesinado y torturado a miles de cubanos.

No obstante, Portes afirmó que estos fueron los “inmigrantes exitosos”, entre otros motivos porque recibían préstamos bancarios entregados sin garantía y basados en la palabra del acreedor.

Pero ello, “son cosas del pasado”, agregó el también sociólogo de las universidades de Princeton (Nueva Jersey) y de Miami, autor de obras sobre inmigración cubana antes y después de Mariel.

Sin embargo, ahora únicamente son vistos como otro grupo latinoamericano más, puntualizó el académico durante su conferencia en el Instituto de Investigaciones Cubanas (CRI, en la Universidad Internacional de la Florida.

Agregó que los llegados procedentes de Mariel y de migraciones ulteriores “no han tenido tanto éxito como quienes arribaron anteriormente.

El actual encuentro debe extenderse hasta el sábado y la actividad se realiza cada dos años, esta vez con unos 250 especialistas sobre migración cubana y su influencia en la música, la literatura y la política de Estados Unidos.

En otro momento de su intervención, Portes subrayó que los recién llegados tienden además a tener niveles de ingresos inferiores a los cubanos anteriores.

Avaló tal afirmación con un ejemplo concreto. Aunque era probable que hijos de aquellos inmigrantes estudiaran en escuelas privadas, los más recientes tienen más posibilidad de ir a escuelas públicas.

El experto en ese tema cubano también advirtió que esos hijos ahora tienen más riesgo de “tener ingresos y tasas de graduación más bajos,  más número de hijos y tasas más altas de encarcelamiento.

Observadores recordaron que entre los muchachos, hijos del famoso éxodo de Mariel, tanto de los que arribaron entonces, como después, “uno de cada diez ha estado en la cárcel”.

Por último, el académico Alejandro Portes no dejó de mencionar que la puesta en marcha de la nueva política migratoria en Cuba dejó atrás las salidas en una sola dirección y estableció otra de ida y vuelta.

El panorama descrito por este reconocido profesor e investigador   estadounidense, sobre la actualidad y perspectivas de muchos cubanos allí radicados, mueve a una honda inquietud respecto a su   presente y futuro en aquella sociedad en crisis.

Hace años, la maquinaria propagandística de Washington gustaba resumir en dos palabras a la comunidad cubana allí reunida: “Exilio Dorado”, pero más tarde se muestra discreta en extremo para hacerlo.