La noche de este jueves, parte del mítico conjunto Buena Vista Social Club tocará en la Casa Blanca en presencia del Presidente Barack Obama.
El motivo es la recepción que se dará en la Casa Blanca con motivo del Mes de la Herencia Hispana en una jornada que conmemorará también el 25 aniversario de la “Iniciativa de la Casa Blanca para la Excelencia Educativa de los Hispanos” con discurso incluido del mandatario estadounidense. La prensa ha señalado que se ha cursado invitación al recién estrenado embajador cubano en EEUU, José Ramón Cabañas a propósito de la ocasión.
Aunque, debido a la capacidad del escenario, la banda no desplegará todo su “trabuco” como se suele decir en Cuba, sus más legendarios integrantes -Omara Portuondo y Eliades Ochoa- sí estarán presentes y la más auténtica música cubana sonará con dos de sus voces referenciales en la máxima representación simbólica del gobierno que hasta hace bastante poco los consideró representantes de un país patrocinador del terrorismo.
Mientras los congresistas del lobby anticubano disparan contra la nueva política hacia Cuba y tratan de impedir infructuosamente el nombramiento de Roberta Jacobson como embajadora en México en castigo por su papel en las negociaciones con el gobierno cubano, es de imaginar que muchos de los más influyentes políticos hispanos de EEUU estén bailando esta noche con músicos procedentes de la hasta hace poco Isla prohibida en la mansión de la avenida Pensilvania.
Es el más reciente hecho en la lluvia de acontecimientos a favor de un relacionamiento normal entre ambos países que en los últimos días incluyó una carta de nueve gobernadores pidiendo al Congreso eliminar el bloqueo, las visitas de más congresistas republicanos y demócratas a Cuba y la estancia en La Habana de la Secretaria de Comercio norteamericana. Hasta el Nuevo Herald de Miami titula “Todo el mundo quiere ir a La Habana”.
La escena en que los políticos de línea dura asociados a Miami caminan en una estera en pendiente hacia arriba cada vez más inclinada y con una pesada carga a sus espaldas de más de cincuenta años de fracasos, tiene ahora de fondo la irresistible banda sonora que ha puesto a bailar el mundo.
Vencer la Ley de la gravedad es muy difícil pero hacerlo escuchando -aun involuntariamente- música cubana debe ser aún peor.
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