Nos enteramos por El Nuevo Herald de Miami de que el Senado del Estado de la Florida ha votado contra las relaciones diplomáticas de EE.UU. con Cuba. Aunque la misma publicación reconoce que “es en gran medida simbólica” -un parlamento estadual no tiene jurisdicción sobre la política exterior- es un excelente ejemplo de cómo funciona allí el vínculo entre la opinión de los electores, la gestión de los políticos y su percepción de la realidad.
La votación de los senadores Floridanos contra el restablecimiento de relaciones con Cuba solo tuvo un voto en contra. Cuenta El Herald:
“En un apasionado discurso, la senadora Anitere Flores, republicana de Miami, pidió el martes a sus colegas del Senado que se le unieran para oponerse a la reciente decisión del presidente Barack Obama de abrir las relaciones diplomáticas con Cuba.
“Todos los senadores estuvieron de acuerdo, excepto uno.”
Lo más interesante es que esto ocurre en un contexto en que la mayoría de los electores del estado de de la Florida apoya la normalización con Cuba. Incluso, no ahora cuando el Presidente Barack Obama se ha puesto al frente del cambio de política hacia la Isla sino hace un año. Una encuesta dada a conocer en febrero de 2014 indicó que el 63% de los floridanos apoyaba la normalización y en particular los encuestados de ascendencia cubana en ese estado se manifestaban a favor en un 79% mientras sólo un 21% se oponía.
Para argumentar la votación la señora Anitere ha hablado sobre los “cientos de miles que languidecen en la cárcel cada día por haberse atrevido a alzarse y decir algo” y ha añadido que esas personas “las escupen, las apalean, las acosan”.
¿Cómo podría haber en Cuba “cientos de miles” de presos por razones políticas si la cifra total de población penal en la Isla en 2012 era de 57 337 internos, de ellos 31 494 en condiciones cerradas y 25 843 en instalaciones abiertas? En cuanto a escupidos, apaleados, etc, el único lugar de Cuba donde se han documentado tratos de ese tipo a prisioneros es en el penal que administra en EE.UU. en la base naval que ocupa en la bahía de Guantánamo en contra de la voluntad del gobierno cubano.
No queda más remedio que preguntarse si los senadores de la Florida representan a sus electores o a otros intereses que han controlado tradicionalmente la política y los medios de comunicación en ese estado que todos los días repiten las expresiones de una minoría que, como Anitere Flores, no tiene que rendir cuentas a nadie más que a quienes la financian.
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