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Traslado a la Patria el 6 diciembre de 1989 de los restos de los 2 085 mártires que cumplían misiones militares y 204 en tareas civiles, caídos en misiones en África, para darles sepultura en los "Panteones de los Caídos", en cada uno de los municipios del país.
Durante los años de la ayuda solidaria el gobierno cubano informaba a los familiares la muerte de un combatiente (en combate o por accidentes y enfermedad), pero resultaba imposible en medio de la guerra, en tierras lejanas, repatriar los cadáveres y sepultarlos en sus lugares de origen. Al humanitario y leal gesto se le llamó Operación Tributo. Aquellos restos no pertenecían solo a sus familiares allegados, sino a la historia de todos los cubanos. Se unieron así el sentimiento de la victoria, la reafirmación de la utilidad de un esfuerzo que contribuyó a cambiar el destino de África, y el profundo dolor por los desaparecidos.
El 7 de diciembre de 1989, día de Duelo Nacional, cuando toda Cuba conmemoraba la caída en combate de Antonio Maceo y de su ayudante Panchito Gómez Toro, en su aniversario 93, y en ellos a todos los mambises, en los 169 municipios del país se pusieron en marcha los cortejos fúnebres para llevar hasta su último destino (los Panteones de los Caídos por la Defensa), los restos de los combatientes internacionalistas que perdieron la vida durante los más de 13 años de presencia solidaria cubana en Angola y en otros escenarios de ayuda a pueblos hermanos, como Etiopía y Nicaragua.