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sábado, 23 de noviembre de 2024

Hubert de Blanck: cubano por derecho propio

La sala que lleva su nombre en La Habana rinde perenne tributo al legado de este pianista holandés radicado en Cuba...

Maya Ivonne Quiroga Paneque en Exclusivo 11/06/2016
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Poco conocen las nuevas generaciones que habitan en la Antilla Mayor, la vida y obra de Hubert de Blanck, nacido en Utrecht, Holanda, el 11 de junio de 1856; pero nacionalizado cubano desde 1903 en reconocimiento a sus méritos como patriota, promotor cultural, tesorero del Círculo de Bellas Artes. En ello también influyó su matrimonio con Ana García Menocal. Lo cierto es que el hijo de un violinista y una cantante, provenía de una ilustre familia de origen galo, refugiada en Holanda desde los tiempos de la Revolución francesa.

Con el tiempo, de Blanck devendría el primer tesorero del Ejército mambí en Cuba. Producto de esa actividad conspirativa contra el Gobierno español fue encarcelado por él debido a su militancia en la Junta Revolucionaria de La Habana. En su favor tuvo que intervenir el embajador de Holanda en la Isla. Finalmente resultó deportado.

LABOR DOCENTE

El décimo mes del año tiene una significación especial en esta historia. El 1ro de octubre de 1885, quedaba inaugurado, en la calle Prado No. 100, el Conservatorio Nacional de Música de La Habana, primera institución de su clase en Cuba.

Hubert de Blanck, a la par de su desempeño en la dirección del Conservatorio, contribuyó como docente a la formación de varios pianistas de la Isla. Además, siempre se preocupó por alquilar un local adonde pudiera acudir el público interesado en ver los exámenes y presentaciones de los alumnos y algunas obras del teatro universal.

NACE EL CONSERVATORIO HUBERT DE BLANCK

 

Otro primero de octubre, 63 años después, abre sus puertas en un edificio muy  funcional emplazado en la calle Calzada entre A y B del Vedado habanero, el Conservatorio Hubert de Blanck, por iniciativa de las hermanas del músico y con el aporte financiero de María Julia Casanova, una señora que más tarde se convertiría en acérrima enemiga de la Revolución Cubana. 

En 1955, se fundan el Departamento de Opereta y el Departamento de Actividades Culturales del Conservatorio con el objetivo de difundir la música y el teatro. El 17 de octubre de ese mismo año se inaugura en la planta alta del inmueble la que sería calificada como la “más moderna, confortable y mejor situada” sala de conciertos del país, con capacidad para 400 personas (hoy 250), inmejorable tratamiento acústico y buena climatización. Era para entonces la sede de la sección de música, teatro e intercambio cultural.

Finalmente, el 21 de octubre de 1955 tiene lugar allí el primer estreno de teatro con la comedia titulada Hechizados, de John Von Druten, con los actores Raquel Revuelta y Manolo Coego, en los roles protagónicos.

EN EL CORAZÓN DE LA COMPAÑÍA HUBERT DE BLANCK

 

Hace 25 años radica en el mismo edificio de Calzada entre A y B, la compañía que lidera Orietta Medina, quien atesora valiosos documentos donde se recopila parte de esta historia que hoy pongo a disposición de los lectores de Cubahora.

 “Aquí se estrenó La Médium, por Rita Montaner. En la sala se presentaban con frecuencia Bola de Nieve y Ernesto Lecuona. Con el tiempo el edificio devino sede de la compañía Teatro Estudio que también contribuyó al surgimiento de varios músicos”, cuenta Orietta Medina, directora artística y general de la Compañía Hubert de Blanck.

Tres años antes de que asumiera esas responsabilidades, ya se había producido la división de Teatro Estudio. Raquel Revuelta se había ido para la Casona de Línea y la otra parte de los actores y directores, con una carrera exitosa desarrollada en el grupo, se mantuvo trabajando en la sala. En 1994, el Consejo de Dirección decidió que la agrupación debía llamarse Compañía Teatral Hubert de Blanck por respeto a toda la trayectoria del lugar.

Desde ese entonces, Orietta ha procurado mantener la tradición de los conciertos en la sala teatral e invitar a agrupaciones de música de cámara; pero siente que no ha sido muy comprendida en su empeño por rendir tributo al legado de Hubert de Blanck.

“Cuando se produce la separación de Teatro Estudio, Raquel Revuelta se lleva con ella el piano grande de concierto que se encontraba en el lobby. Ella estaba en todo su derecho. El piano que se quedó en la sala era un vertical ruso, bueno solamente para los entrenamientos de voces de los actores, pero ya tenía comején y estaba en un estado insalvable.

“Llevo muchos años solicitando, al Consejo Nacional de las Artes Escénicas, al Instituto Cubano de la Música e incluso a la Embajada de Holanda, un pianocomo el que había aquí en la época en que este edificio era la sede de Teatro Estudio.

“Una vez hasta llegamos a realizar una colecta entre todos los actores y trabajadores de la sala para comprar uno nuevo y después de cinco meses de gestiones infructuosas le devolví el dinero a todo el mundo. Entiendo que existen otras prioridades en las escuelas de arte pero eso nos ha hecho muy difícil la presentación estable de la música de cámara en la sala.

“Iván Valiente tuvo un espacio aquí todos los jueves, pero después no lo pudo mantener. La maestra Pura Ortiz ha sido la persona que más ha luchado, junto conmigo, por traer una pianola para acompañar a los cantantes del teatro lírico pero no tenemos apoyo institucional en ese intento”, concluye Orietta Medina. 

En este 2016 se cumplen 160 años del natalicio de Hubert de Blanck, un holandés que contribuyó, de manera notable, a la cultura nacional. El rescate de la música de concierto en la sala que lleva su nombre puede ser una forma de perpetuar el legado, de este profesor y pianista, para las presentes y futuras generaciones.


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Maya Ivonne Quiroga Paneque

Periodista, locutora, guionista y directora de radio y televisión


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