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domingo, 29 de diciembre de 2024

El robo de la Campana de La Demajagua

El entonces joven estudiante de Derecho, Fidel Castro, se mantuvo en la `pigmea fila durante la lucha del pueblo para que el gobierno devolviera la reliquia histórica...

Pedro Antonio García Fernández en Exclusivo 06/11/2012
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Campana de La Demajagua
Fidel y la Campana de La Demajagua: Una acción reivindicadora.

En la madrugada del 6 de noviembre de 1947, una noticia despertó a los cubanos: “Radio Reloj reportando, la noticia en acción... Robada la Campana de La Demajagua. Varios individuos armados, cuya identidad no se ha podido establecer, se robaron esta madrugadala Campana de La Demajagua”.

La reliquia histórica se encontraba en esos instantes en el Salón de los Mártires de la Universidad de La Habana. Para la noche de ese día la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) había convocado al pueblo a un acto en protesta contra la corrupción gubernamental.

Por iniciativa del entonces estudiante de Derecho, Fidel Castro, una guardia estudiantil la había escoltado toda la tarde y la noche. El diario Hoy consignaba: “Según nos dicen (los estudiantes), la medida obedece al temor de que alguien pudiera intentar la sustracción de la preciada reliquia”.

El propio rotativo denunciaba que el ministro Alemán y otros funcionarios del Gobierno estaban utilizando desde el intento de soborno hasta la amenaza para obstaculizar el mitin que la FEU proyectaba celebrar en la escalinata de la casa de altos estudios.

Fidel había insistido en que se mantuviera allí no solo una guardia, sino toda la masa estudiantil que se pudiera reunir. Hasta las cuatro de la mañana, la reliquia estuvo, como quería Fidel, custodiada masivamente por el estudiantado, pero a esa hora le empezó a entrar sueño a la gente.

La Campana parecía estar segura, tras una especie de rejas. Y la guardia bajó seriamente, la mayor parte del grupo de estudiantes se marchó a sus casas.

Las prevenciones de Fidel, como comprendieron sus compañeros aquella madrugada, no eran infundadas.

DEMAGOGIA GUBERNAMENTAL

Los escándalos se multiplicaban en el gobierno de Ramón Grau San Martín. Era voz pública el desfalco a las arcas del Ministerio de Educación por parte del BAGA (Bloque Alemán-Grau-Alsina), integrado por el titular José Manuel Alemán, el Presidente de la república y su cuñada, Paula Alsina.

Los atentados y combates callejeros entre pandillas se sucedían a diario. En el reparto Orfila, tras una batalla campal entre dos grupos de pandilleros, se produjo una masacre en plena vía; una de las víctimas fue una embarazada en avanzado estado de gestación.

Para mejorar la imagen de la administración Grau, su ministro de Gobernación, Alejo Cossío del Pino, quiso organizar un gran acto “patriótico” por el 10 de Octubre, que estuviera presidido por la Campana del ingenio Demajagua que Céspedes hiciera tañer durante su grito por la independencia.

Con ese motivo viajó a Manzanillo el 6 de octubre de 1947. Pero el pueblo de esa ciudad se opuso a las intenciones del Ministro y lo recibió con gritos de “Ladrones, la Campana, no”, “No se llevarán la Campana, no se la dejaremos llevar”.

Cossío del Pino regresó a La Habana sin la Campana. Pero al joven estudiante de derecho Fidel Castro se le ocurrió una idea y rápidamente le propuso a la FEU traer la histórica reliquia a la capital para convocar en la escalinata a un mitin contra los desmanes del gobierno.

Los dirigentes de la FEU acogieron con entusiasmo la idea de Fidel, quien fue comisionado, junto con otros estudiantes, a viajar a Manzanillo. Tanto los veteranos mambises como los concejales de la ciudad aceptaron la propuesta del estudiantado.

En tren, la Campana y su comitiva llegaron a la capital el 3 de noviembre de 1947. Los estudiantes la pasearon en hombros desde el andén hasta la calle, donde aguardaba un vehículo.

Una espontánea manifestación, que crecía en cada cuadra, escoltó a la reliquia histórica en su traslado por Zulueta, Neptuno, Belascoaín, San Lazaro hasta la Universidad, donde una multitud delirante vitoreó su llegada.

En el salón de los Mártires de la FEU, se colocó la Campana sobre un cojín, cubierta con la bandera de Carlos Manuel de Céspedes. De ahí la sustrajeron unos individuos armados con pistolas y pagados por el gobierno.

PRESIÓN POPULAR

A pesar de los intentos gubernamentales, el acto de la escalinata fue grandioso. Un mar de pueblo se extendió por la plazoleta frente a ella y la calle San Lázaro hasta Infanta. Cuando algún orador preguntaba al auditorio por la Campana, la muchedumbre respondía: “Está en Palacio (presidencial), está en Palacio”.

En declaraciones a la prensa, Fidel denunció como autores del delito a los aliados políticos del gobierno, “los mismos que robaron la tesorería de nuestra Universidad […], contando (para el robo) con la ayuda de la policía universitaria, cuyos miembros, en su mayoría, han sido colocados por ellos”.

Bajo la consigna de “Que nos devuelvan la Campana”, los manzanilleros se lanzaron en protesta a la calle. En la ciudad cerraron los comercios, se suspendieron los espectáculos, hubo un boicot espontáneo al transporte público.

A la vez se construyeron barricadas para obstruir las vías principales y en cada balcón, en cada ventanal, se colocaban crespones negros.

Un juez dispuso la devolución de la Campana a la ciudad del Guacanayabo. El gobierno de Grau no opuso resistencia. El 12 de noviembre de 1947, en avión, el jefe del Ejército, Genovevo Pérez Dámera llevó la Campana a Manzanillo.

Hoy día, la reliquia histórica está ubicada en el Parque Nacional Demajagua, en el mismo lugar que Carlos Manuel de Céspedes, en 1868, al hacer vibrar su bronce, enarboló para siempre como banderas de la nacionalidad cubana, la lucha por la plena independencia y la justicia social.


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Pedro Antonio García Fernández

Periodista apasionado por la investigación histórica, abierto al debate de los comentaristas.

Se han publicado 1 comentarios


Argudín Pérez Gabriel desde FB
 6/11/12 17:06

Enorme y buena foto

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