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lunes, 25 de noviembre de 2024

Sostenibilidad: una respuesta para el desarrollo del turismo

El turismo se ha convertido en una de las áreas más prometedoras entre las que se han abierto a la inversión extranjera...

José Armando Fernández Salazar en Exclusivo 20/09/2016
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Topes de Collantes
Desde un primer momento el turismo demostró sus potencialidades para captar divisas. (Aileen Infante Vigil-Escalera / Cubahora)

En 2015 el sector del turismo aportó a la economía cubana más de mil 940 millones de pesos convertibles, consolidándose como la tercera fuente de captación de divisas de la Mayor de las Antillas.

Este año el sector nuevamente va por romper su propio récord, de tres millones y medio de visitantes, mientras que se convierte en una de las áreas más prometedoras entre las que se han abierto a la inversión extranjera.

Desde que en la década de 1990 se aplicó una nueva estrategia para el desarrollo de la llamada industria sin humo, esta ha venido ocupando un lugar cada vez más protagónico entre los motores impulsores de la economía nacional, a pesar de que no tiene acceso a mercados tan rentables como el norteamericano y que las limitaciones financieras internas le restan competitividad en una región de fuerte tradición.

Después del 17 de diciembre de 2014, cuando se anunció el restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y los EEUU la actividad económica recibió un fuerte impulso que debe consolidarse con el restablecimiento de los vuelos directos entre ambos países, aunque persiste el bloqueo y la imposibilidad de que los norteamericanos viajen como turistas a la Isla.

Fue el 2015 el año del récord de arribo de visitantes, la incorporación de nuevos mercados y turoperadores, la llegada de cruceros y la inserción de nuevas firmas de alojamiento. Todo ello convirtió al turismo en uno de los sectores más dinámicos de la economía cubana, aunque tiene cuentas pendientes con el incremento de la calidad y diversificación de los servicios y el impulso a otras actividades económicas internas, debido a su dependencia de las importaciones.

Si bien desde un primer momento el turismo demostró sus potencialidades para captar divisas y recuperar la inversión en corto plazo, también evidenció que si se desarrolla de una forma intensiva y desregulada puede tener un impacto negativo en áreas como la cultura, la sociedad, el medio ambiente y la propia economía.

Para sortear con buen tino estos obstáculos el país ha apostado por aplicar en su estrategia de crecimiento el concepto de turismo sostenible, toda vez que con ello se garantiza, de acuerdo con la organización mundial de este sector, atender las necesidades de los turistas actuales y de las regiones receptoras y al mismo tiempo, proteger y fomentas las oportunidades para el futuro.

Se basa además en el respeto a la cultura nacional y sus expresiones territoriales y en la integración de las poblaciones locales al desarrollo de sus actividades, contribuyendo así a la elevación de la calidad de vida de los seres humanos.

A ello se suma que, como miembro de la Asociación de Estados del Caribe, la Isla se incorporó desde su fundación a la Zona de Turismo Sostenible, una iniciativa de esta entidad integracionista, única de su tipo en el mundo, que promueve prácticas económicas responsables con la sociedad y el medio ambiente.

Aunque se trata de un concepto relativamente contemporáneo, las experiencias cubanas en este tema se remontan a 1968 cuando comenzó a gestarse el proyecto de la Comunidad de Las Terrazas, localizada en el extremo occidental del país, en el entorno de la Sierra del Rosario.

La zona, Reserva Mundial de la Biosfera, combina modalidades como el ecoturismo, el turismo agrario y rural y el cultural-patrimonial, eludiendo enfoques del llamado modelo fordista o de masas, para proponer un intercambio de vivencias entre los habitantes del lugar y los visitantes.

Otro tanto ha ocurrido en otros polos turísticos nacionales como la Ciénaga de Zapata y áreas protegidas naturales de Ciego de Ávila, Camagüey, Holguín, Santiago de Cuba, Villa Clara y Guantánamo, además de las experiencias de los centros históricos de La Habana y Trinidad.

En todos estos casos la propuesta de desarrollo no se basa en el mero afán de incrementar las oportunidades económicas de las compañías, empresas, gobiernos locales y ciudadanos a partir de la explotación de los recursos ambientales y patrimoniales, sino en el manejo sostenible de estos componentes de la vida social, sin comprometer el futuro.

En el país se ha avanzado en el establecimiento y control de regulaciones ambientales, a tal punto que el Premio Nacional de Medio Ambiente de 2015 fue conferido en una de sus categorías al Hotel Brisas Guardalavaca, de Holguín, por la gestión ambiental de sus servicios.

El sol, las playas, los paisajes, la naturaleza, la riqueza cultural de Cuba se convierten en atractivos cada vez mejor posicionados en el mercado turístico mundial. A la economía nacional le urge aprovechar estas oportunidades lo cual demandará el crecimiento de la infraestructura y una mayor carga sobre cada uno de los escenarios turísticos. La respuesta a las tensiones que pudieran emanar en cada una de estas circunstancias solo tienen un camino, el del turismo sostenible.


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José Armando Fernández Salazar

Para mí no hay nada mejor que estar con los que quiero, riendo y escuchando a los Beatles


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