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martes, 3 de diciembre de 2024

El Canal de Panamá y las oportunidades para el Caribe

La ampliación del Canal de Panamá abre nuevas oportunidades de desarrollo para ese país y el Caribe, pero también significa un desafío para lograr la diversificación, equidad y sostenibilidad de las economías de la región...

José Armando Fernández Salazar en Exclusivo 28/06/2016
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En 1513 el aventurero español Vasco Núñez de Balboa cruzó el istmo de Panamá, una selva infestada de mosquitos, y reseñó en sus crónicas de viaje la posibilidad de construir allí un carril que conectara los océanos Pacífico y Atlántico. Siglos después los panameños lo homenajearon nombrando una ciudad en su honor, la misma que fue testigo de la concreción de su visión, que tanto entusiasmó al rey ibérico Carlos V.

Pero antes de que el 15 de agosto de 1914 el vapor Ancón cruzara la que es calificada como una de las maravillas de la ingeniería civil universal, fueron necesarios siglos de desarrollo de la ciencia y la técnica en sectores tan diversos como la construcción, la medicina, el transporte y la energía.

Los franceses lo intentaron primero, pero fracasaron, al igual que los norteamericanos en el siglo XIX. Para materializar esta gigantesca obra fueron necesarios: la conjugación del éxito en los cabildeos políticos que desembocaron en la separación de Colombia de la actual República de Panamá, el descubrimiento de Carlos Juan Finlay del mosquito como agente transmisor de la fiebre amarilla, los nuevos descubrimientos de técnicas de fundición de acero y cemento y la emigración de miles de caribeños para trabajar como braceros en las selvas panameñas.

Finalmente la más joven república latinoamericana vio cómo se inauguraba el canal que recortó de modo significativo la distancia entre los puertos de los océanos Atlántico y Pacífico, y revolucionó el comercio mundial al permitir grandes ahorros en tiempo y dinero. Sin embargo, las ganancias del proyecto fueron en su mayoría a las arcas de los empresarios norteamericanos y la puesta en marcha de la obra contribuyó a crear enormes diferencias entre quienes vivían en las zonas cercanas al Canal, y trabajaban allí, y los del resto del país.

No fue hasta el 31 de diciembre de 1999 que la soberanía del istmo sería entregada al Estado panameño que ha percibido desde el año 2000 más de ocho mil millones de dólares norteamericanos, aunque no siempre se han reinvertido en el desarrollo social del país.

Si bien Ciudad Panamá es la capital latinoamericana con mayor número de rascacielos y pronto exhibirá orgullosa su Metro, aún más del 15 por ciento de los panameños viven en la pobreza extrema, la mayoría de ellos ubicados en áreas rurales.

AMPLIANDO EL CANAL

En 1945 el USS Missouri apenas pudo cruzar el Canal de Panamá. En las esclusas quedaban unos 15 centímetros de espacio para las maniobras y desplazamientos. Ese fue un aviso.

Actualmente las grandes compañías navieras del mundo se orientan a construir barcos gigantescos con el ánimo de reducir los costos y el impacto en el medio ambiente.

El comercio marítimo exige a los astilleros barcos más grandes para satisfacer las demandas de mercancías de Europa y Estados Unidos producidas en Asia. Desde la década de 1970 comenzaron a construirse enormes cargueros portacontenedores y tanqueros petroleros conocidos como post-Panamax y neo-Panamax, que no pueden cruzar por el canal de la nación istmeña, a duras penas lo hacen por el canal de Suez o solo pueden atracar en contados puertos del mundo con la profundidad y la infraestructura  necesaria para asumir sus tonelajes.

En 2007 comenzaron las labores de ampliación del Canal, las cuales tuvieron que bordear o derribar obstáculos que fueron desde huelgas obreras, escándalos de corrupción, impacto del cambio climático hasta desafíos técnicos. Finalmente, el 26 de junio, el buque portacontenedores COSCO Shipping Panama, de China, en apenas unas horas completó el paso por el istmo, inaugurando la era post-Panamax para el comercio de la región.

Las cifras detrás de la hazaña constructiva son tan grandes como los cargueros que cruzarán estas aguas: tanto hormigón como el necesario para construir 2 pirámides de Keops, y acero suficiente como para levantar 22 torres Eiffel, todo para que los navíos puedan ahorrarse 12 mil kilómetros de navegación. Con ello Panamá aspira a consolidar su desarrollo, aunque expertos como el economista Eddie Tapiero, opinan que la ampliación no será solo un atajo para grandes buques, sino que es una oportunidad para que la nación centroamericana desarrolle su industria y les dé valor agregado a las mercancías y productos que pasan por allí, la mayor zona franca del mundo.

BENEFICIOS PARA EL CARIBE

Cuando las autoridades panameñas anunciaron la ampliación del Canal varios países de la región emprendieron obras de ingeniería millonarias con la vista puesta en el incremento del tráfico marítimo en la región.

Colombia, con Cartagena de Indias, y Cuba, con la zona económica especial de desarrollo del Mariel, son los ejemplos más elocuentes de esta tendencia.

De acuerdo con los especialistas George Nicholson y Kaliyma Boxill de la Dirección de Transporte de la Asociación de Estados del Caribe, las obras constructivas en el istmo panameño tienen una gran repercusión en las Antillas. Se refieren a la oportunidad de ampliar la capacidad de los puertos de la región y extender proyectos de transporte y logística y agregan que más allá de la aceptación de buques, servirá para hacer más equitativo y equilibrado el flujo de mercancías entre América Latina y el Caribe y Asia, lo que permitirá desarrollar industrias manufactureras y expandirse a nuevos clientes.

En ese contexto cuenta con muchas potencialidades la Zona Económica Especial de Desarrollo del Mariel, que más allá de la moderna terminal de contenedores, inaugurada en enero de 2014 y con capacidad para cargueros post-Panamax, ha concebido alrededor de dos mil hectáreas para que compañías extranjeras inviertan en la Isla en proyectos que no solo abastezcan el mercado interno, sino que sirvan de plataforma para elaborar productos y servicios para la exportación.

Se trata de una iniciativa que aprovecha las condiciones geográficas y naturales de la Mayor de las Antillas pero con un concepto que no limita el desarrollo a la creación de capacidades logísticas, sino que es el punto de partida para la diversificación de la economía nacional.

Desde su concepción y nacimiento el Canal de Panamá ha cambiado la geografía, el mapa político y la manera en que se realiza el comercio mundial, quizás ahora su principal desafío sea cambiar la vida de las millones de personas que viven a su alrededor y esperan que las mercancías y dineros que cruzan por sus exclusas, los beneficien también a ellos.


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José Armando Fernández Salazar

Para mí no hay nada mejor que estar con los que quiero, riendo y escuchando a los Beatles


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