El comercio internacional llega por estos días a las conversaciones de los cubanos y cubanas, casi todo gira en torno a la nueva Ley de Inversión Extranjera, a propósito de que en la Feria Internacional de La Habana se anunció la presentación de la cartera de inversiones de Cuba con 246 proyectos concretos, por un valor ascendente a 9 000 millones de dólares.
Se mira al futuro para predecir cuánto puede cambiar la acción de capital externo en una economía como la nuestra. Las apuestas se diversifican según las posibilidades de cada sector; algunos atinan a resaltar las enormes potencialidades del turismo, otros de la industria farmacéutica y biotecnológica. Más allá de todo vaticinio, una realidad imperante es la renovación del escenario internacional en materia de Derecho Comercial. Sobre este tema conversamos con el experimentado jurista cubano Fernando Cañizares Abeledo.
Sobre las garantías legales de la actual legislación, los puntos de mejoría con respecto a la de 1977, el modo en el que deben enfrentarla los empresarios cubanos y los puntos rojos a los que es necesario atender, disertó este magistral orador, que pone en contexto cada idea que esgrime.
Con el libro Derecho Comercial, publicado hace dos años, y una historia de enseñanza desde la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, el prestigioso legislador posee juicios certeros si se trata de la postura de Cuba en el nuevo escenario internacional que se construye en materia de comercio.
Autor también de Teoría del Estado y Teoría del Derecho, participó en la redacción de la Constitución de la República de Cuba en 1976 y en otros momentos cruciales de la historia jurídica del país. Ahora labora en el Ministerio de Justicia, y no se resiste a la petición de cualquier joven que acude a él para el encendido consejo.
Haciendo historia sobre el derecho económico en nuestra sociedad socialista, relató Cañizares que este se mantuvo atado a algunos convencionalismos de los códigos de comercio burgueses de principios del siglo XIX, erigidos sobre la base de la propiedad privada y convertidos en patrones para Europa y América Latina. El que habíamos asumido —que databa de 1885 y contemplaba a figuras como corsarios y piratas— perdió total validez cuando en octubre de 1960 se nacionalizaron las empresas.
La Ley de Inversión Extranjera de 1977 fue modificada por las nuevas disposiciones y, según consideró Cañizares, así quedaron establecidas las categorías que permitirán a Cuba las relaciones económicas en el mundo capitalista.
Esta no es la única norma jurídica comercial que debe escribirse para la actualidad, reflexionó el experto. También se hace pertinente que el desarrollo de la contratación internacional sea objeto de una regulación especial, dándole —como se hizo en la ley actual— una participación decisiva al Ministerio de Comercio Exterior y de la Inversión Extranjera (MINCEX).
El experto ve una clave en las garantías jurídicas como estímulo para las inversiones extranjeras. Con esta fórmula, unida a la renovada amplitud de la norma jurídica, podrían resolverse problemas de industria, servicios, tecnologías y mercados.
EL OJO DEL AMO…
Pero no hay garante más certero que el control, aseguró el profesor. Por eso calificó de valedero y oportuno el papel legal otorgado a los organismos del Estado en las comisiones de evaluación de los negocios jurídicos.
"La ley tiene dos artículos para regular el control y conseguir seguridad basada en el cumplimiento de la legislación y en la atención a las condiciones en que se producen los negocios. Son postulados que atienden al estudio de los problemas jurídicos, políticos o de cualquier otra índole", acotó el jurista.
Entre los descalabros que no pueden tener lugar en el nuevo contexto, el profesor ejemplificó con el famoso galantismo, siempre presente en las regulaciones de inversión, en las que se sufren tentaciones por parte de los que quieren recibir inversiones y tratan de halagar a quienes las harán.
"El galantismo ocurre cuando alguien va a un país a buscar negocios y le ofrecen beneficios si se «ablanda».Es imprescindible involucrar a personas moralmente aceradas. Se puede hundir al país en las gestiones propias; por ello debe tenerse cuidado y trabajar en numerosas comisiones para que esta etapa definitiva del proceso no dependa de un solo individuo", sugirió Cañizares.
Además insistió en atender a la aplicación extraterritorial del Derecho y a la necesidad de cuidar nuestras disposiciones jurídicas, por encima de cualquier interés que se oponga a los principios de nuestro Estado.
"En la nueva Ley y en el decreto que la reglamenta, además de garantizar seguridad al inversor en aspectos no contemplados en la legislación anterior, existe control eficiente sobre las condiciones en que se realizan los negocios, en que se cumplen las obligaciones, y en que se reconocen, establecen y garantizan los derechos del inversor extranjero", enjuició el legislador, y llamó a no perder de vista una verdad esencial.
"La nueva reconversión del capital se hace a través de la inversión extranjera. De este modo se pueden apropiar de toda la economía de un país. Debe tenerse cuidado porque ese es uno de los modos que emplea el imperialismo para desarrollar actividades. Pero estoy seguro de que nuestros dirigentes tienen presente esta realidad", afirmó.
LA MEJOR SOLUCIÓN
Muchos nos preguntamos cómo será el proceso de inversión en Cuba, hacia dónde irán los primeros capitales, qué sectores descollarán inicialmente. El avezado jurista tiene una convicción total: "La principal fuente de atracción es el turismo. Este sector puede llegar a niveles insospechados de desarrollo y levantar nuestra economía, si se gestiona adecuadamente", apuntó.
"Los grandes problemas económicos —signados por el predominio de las importaciones y la falta de progreso de nuestra industria— solo se resuelven con desarrollo, pero para ello tiene que existir financiamiento. ¿Y quién nos proporcionaría esos millones de dólares? Estados Unidos prohíbe que nos den lo necesario para levantar nuestros centrales y comprar materias primas", explicó.
Esta nueva Ley de Inversión Extranjera traería nuevos escenarios, o facilitaría el movimiento en los que ahora existe. Queda por todos darle sustento al cuerpo legal.
"Debe escribirse mucho sobre la legislación para preparar a los organismos relacionados con ella. Hay que desarrollar conceptos en correspondencia con lo que quiere potenciar nuestro Estado. Los empresarios cubanos tienen que superarse en las actividades de control de la inversión, que es la que prima en esta legislación", comentó.
Durante esta semana, en el contexto de la XXXII Feria Internacional de La Habana (Fihav, 2014), muchas de estas realidades se han cocinado. El escenario de activo intercambio empresarial será propicio para entrar en una nueva etapa de la asimilación de la favorecida Ley de Inversión Extranjera.
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