Pueden perder los dos juegos que le restan a este maltrecho campeonato, pueden no ser campeones, pueden, incluso, sangrar por donde más robustos han sido en la temporada: su pitcheo, que ya este equipo de La Isla sub-23, como aquel de sus hermanos mayores en la Serie Nacional 54, ha hecho historia. En las cuatro ediciones anteriores habían ocupado los puestos 14, 12, 13 y 14, respectivamente. Con ese palmarés en otro territorio Dioel Reyes no hubiera tenido una quinta oportunidad como director, qué una quinta, quizá ni una segunda. Pero en La Isla lo dejaron, y ahora está a un triunfo de ser campeón, y tocarán un cielo que solo han arañado Artemisa, Habana y par de veces Santiago de Cuba.
Con su victoria de este jueves por 3-1, los pineros se han colocado a un triunfo de ser campeones. ¿¡Quién lo iba a decir!? Si el hecho de que avanzaran por primera vez a la postemporada ya era noticia, y así lo avizorábamos en la nota No se olvide de la Isla, publicada en Cubahora el pasado 4 de mayo. Miguel Ángel Lastra repartió diez ponches en ocho entradas y no dejó que los Leñadores le hicieran añicos su excelente labor monticular. El marcador, siempre a su favor, jamás estuvo desproporcionado, y eso no podía descuidarse en un torneo de tan mala defensa y poca linealidad en los juegos, o sea, que un error cambia los ánimos y lo que puede ser una ejecución correcta de los fundamentos se convierte en cuestión de un lance en todo lo contrario.
Pero Lastra supo sortear eso; supo, como gran Pirata, crecerse en su feudo, y dejó el último inning en manos del mejor cerrador del campeonato; Raúl Guilarte sacó sin contratiempos los outs 25, 26 y 27, y una vez más los jugadores de la isla pequeña salieron a gozar bailando, cogidos de las manos en el círculo que sirve, otras veces, como lomita de los martirios. Antes, en predios tuneros, los isleños habían ganado primero con Jonathan Carbó (6-2) y luego el pitcher sensación del torneo, el que no había perdido aún, Yainel Alberto Zayas, encajó su primer revés (2-9) para igualar las acciones.
La Isla aspira a reeditar la hazaña coseguida por la selección de mayores en la edición 54 de la Serie Nacional (Foto: Maick Henrry Conesa Moreno)
Los tuneros han apelado par de veces a un hombre que entrenó hasta hace poco con la preselección grande durante la Serie Especial para los Juegos Centroamericanos y del Caribe y que había sido el novato de la Serie Nacional pasada, Ángel Sánchez. Pero Ángel no ha podido cumplir las expectativas y le ha tocado salir cabizbajo ambas ocasiones. En la primera vapuleado, en la segunda mal defendido y sin apoyo ofensivo.
Los isleños, de los que muchos se burlaban antes de empezar el certamen, no solo dejaron en el camino a la semifinal a dos campeones (Artemisa y Habana) y al equipo con más medallas en estos torneos: Villa Clara, sino que después liquidaron a un Cienfuegos que había sido el más estable de toda la clasificatoria. Así como nadie apostaba un peso a México en su juego frente a Alemania en el Mundial de Fútbol, solo en la Isla pensaban que podrían desbancar a los hasta entonces imbatibles Elefantes, cuya ofensiva era compacta y contaban con un Adrián Bueno que solía bajar del box con el éxito en las manos o dejando al bull pen con buena ventaja en la pizarra.
Ganó México por increíble 1-0 y ganaron los isleños su play off por 2-1 ante Cienfuegos. Para entonces, ya los Piratas, cuyo staff había sido el mejor de la ronda preliminar, habían demostrado que el filo de sus garfios no era suerte ni nada por el estilo; era trabajo, cohesión, juego en equipo, aunque no hubiera cámaras de televisión que dieran cuenta de su hidalguía, a lo David. La Serie sub-23 está llegando a su final. Merece ser repensada, pero mientras, aplausos por La Isla, que como David, se ha crecido. Ya ha ganado en esta pelota, pero si es campeón, mejor.
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