Un joven lanzador de 23 años, el holguinero Pablo Millán Fernández Rojas, fue el jugador más brillante de la última (y breve) subserie beisbolera del año 2012, luego de intervenir en las dos terceras partes de los triunfos de su equipo.
Miembro de la preselección insular rumbo al Clásico Mundial, el derecho se acreditó una victoria y un juego salvado ante Las Tunas en días sucesivos, para apuntalar la escalada de los Cachorros en la tabla de posiciones del evento.
De 1.83 metros y 75 kilogramos de peso, Millán comenzó su faena en funciones de cerrador, con una entrada sólida (3-0, un ponche sin boleto) que garantizó el éxito de Yusmel Aguilar. Y solo 24 horas después, firmó un relevo largo de 3.2 capítulos en los que apenas le conectaron dos hits en 11 turnos, con tres estrucados y sin pasaportes.
Así encaminó un poco su rendimiento en la campaña en curso, que había empezado con varios inesperados tropiezos. Ahora mismo, exhibe balance de tres sonrisas e igual cantidad de fracasos, con par de salvamentos y promedio de limpias de 3.54.
No obstante, los adversarios aún le batean para un elevado .333, si bien su relación ponches-boletos (11-3) es muy satisfactoria.
Con cinco Series a la espalda, este muchacho depende de su flema y control para hacer frente a las complicadas situaciones en que suele hacer acto de presencia, tanto en Cuba como en la arena internacional. Y mucho va a necesitar de dichas virtudes en el próximo mes, si pretende integrar la plantilla que asistirá al máximo certamen de la pelota universal.
EQUIPO DE LA SEMANA
Holguín enfrentó la semana final del año que culmina en el penúltimo escaño de la clasificación, pero la barrida lograda a costa de Las Tunas enfiló la proa y su nave —ahora anclada en el duodécimo puesto- se acercó al grupo de referencia del torneo.
Los triunfos de los Cachorros se produjeron con scores de 4x1, 4x2 y 6x5, respaldados por 33 imparables que incluyeron seis dobletes, dos triples y tres bambinazos.
Tras ese levantón, los pupilos del debutante manager Irochis Bartutis son segundos en bateo colectivo (.288), aunque no es menos cierto que anotan escasas carreras (87, lugar 12) y pegan insuficientes jonrones (9 en 24 desafíos).
Sus guantes fildean a la altura de la media del certamen (.975), pero sus pitchers exhiben un PCL demasiado alto, 4.14, entre los peores del campeonato. En su descargo, eso sí, hay que apuntar que el equipo tiene el staff más joven del país, lo que permite vislumbrar una buena cosecha a corto o mediano plazo.
Es éste un equipo que raras veces ha asistido a la postemporada, con posiciones usualmente sotaneras. Mas vive asido a la ilusión de repetir aquella gesta de la Serie 41, cuando alzó el trofeo doméstico contra todos y cada uno de los vaticinios. Una tarea que, de momento, se ve lejos —muy lejos- de sus posibilidades.
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