Zinedine Zidane volvió al Real Madrid. Apenas 284 días después de su sorpresiva dimisión, la leyenda francesa echó mano de aquel “hasta pronto” dicho en la despedida para ponerse otra vez al frente de una selección a la deriva. Tras vivir la trágica semana donde quedaron reducidas a cenizas las aspiraciones blancas de conquistar Copa, Champions y Liga, la alta cúpula madridista entendió la necesidad de tomar cartas en el asunto y reorganizar algunas cosas.
Para ello, tenían que contar irremediablemente con un técnico capaz de inspirar respeto y de agenciar con sobriedad al equipo. Prensa mediante, los nombres de Mauricio Pochettino, Jürgen Klopp o José Mourinho sonaron para hacerse cargo del banquillo. Sin embargo, el favorito del presidente Florentino Pérez siempre fue Zidane, a quien solo tuvo que llamar en par de ocasiones para convencerlo.
Como lo hiciera en enero de 2016, Zizou asume las riendas de un conjunto reducido y carente de identidad sobre la cancha. Pese a las buenas intenciones, Santiago Solari mostró torpeza, al menos por el momento, para timonear una escuadra destinada desde mucho antes al peor de los finales. Quizás, el aspecto más importante de su administración lo sea el hecho de haber incorporado al brasileño Vinícius Jr y a figuras de la talla de Reguilón y Fede Valverde al once inicial.
Con la estelar contratación, Pérez regresa al margen de la tolerancia para los socios y aficionados merengues, quienes han señalado a la planificación deportiva una de las principales causas de la sequía de trofeos en esta temporada.
Pero, ¿qué motivó al seleccionador galo a volver? Todo parece indicar que ahora sí tendrá total autoridad para gestionar la plantilla según su conveniencia. Haber demostrado estar muy por encima al prever la crisis que afronta ahora mismo el club, unido al extraordinario palmarés de nueve títulos en tres años, lo han hecho merecedor de mayor poder ejecutivo a la hora de decidir las altas y bajas.
Zidane cuenta con el apoyo y el respeto tanto de la directiva como de los jugadores (Foto: AFP).
A “Harry Potter” se le exige llegar a la final de la temporada con el mejor sabor de boca posible, cambiar anímicamente la imagen del grupo y, por supuesto, los campeonatos que resultaron esquivos esta campaña. Será interesante ver de qué manera afronta la situación de Isco— un cero a la izquierda con Solari— el bajo rendimiento de jugadores como Gareth Bale y Marcelo o la disputa en la portería entre Tibhaut Courtois y Keylor Navas.
De momento, algo queda seguro. Para el enfrentamiento con el Celta de Vigo en el Santiago Bernabéu, el Madrid trabajará bajo la supervisión de Zidane. Quizás, la mejor noticia desde la conquista de la decimotercera.
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