Escuchar a Idalys reconforta. Gozar del privilegio de robar su atención por más breve que parezca el momento resulta, cuanto menos, una experiencia deliciosa. ¿Cómo es posible que a tan grande guerrera le quepa semejante sonrisa?
Su andar, el mismo de cuando se encamina al tatami para combatir, difícilmente se altera. Va, con paso casi imperceptible. Con la seguridad de quien hace mucho perdió el miedo a los límites, lee serena el compromiso de los cientos de deportistas cubanos recién abanderados que anhelan de una vez y para siempre conquistar Perú. Termina. Se voltea y sonriente, por supuesto, saluda uno por uno a la comitiva junto a ella.
La ceremonia concluye. Un mar de uniformes rojos y azules se desordena con la misma rapidez con la que esgrimen cámaras y móviles para perpetuar el momento donde llevan a sus espaldas el anhelo de triunfo de muchos corazones. Mientras algunos posan en busca del mejor ángulo para la posteridad, otros, la mayoría, emboscan en manada a la pinareña que accede gustosa a cada petición de fotografía. Porque Idalys, quiéralo o no, por compromiso y medallas de sobra, se ha convertido en alguien a imitar.
En un descuido unánime de atletas y reporteros, me acerco para solicitar una apresurada entrevista. Asienta y dudo. Pues, en definitiva, todos sabemos que mucho deberán torcerse las cosas para verla regresar sin el metal dorado colgándole del pecho.
—¿Qué esperas de estos Juegos Panamericanos?
—En lo personal, serían mis terceros juegos, donde aspiro a ratificar mi título. En cuanto a mi equipo, todos nos hemos preparado bien y tenemos la convicción de ir siempre por más, como bien lo dice nuestro lema. Y, en sentido general, la delegación se ve bastante inspirada y motivada. Sé, porque lo he vivido, que todos van con un nivel muy alto de preparación y están decididos a ubicar a Cuba en los primeros lugares del medallero.
— ¿Cómo ves a las figuras jóvenes del judo femenino que participarán en Lima?
—Son muchachas que vienen abriendo un camino muy ancho, con gran actitud y condiciones. Aunque pienso que les hace falta un poco más de carretera debido, precisamente, a su corta edad. Sin embargo, estoy segura que su desempeño va a estar en el margen de lo que se espera.
—A tu consideración, ¿quiénes son tus principales rivales?
—En estas instancias todo el mundo es bien fuerte. Hay algunas muchachas de Brasil y Puerto Rico bien difíciles. Pero siempre digo que mi principal oponente soy yo. Porque si no logro superar cualquier obstáculo que se me oponga, siendo campeona olímpica y mundial, quiere decir que fracasé al no prepararme bien.
—¿Qué significa para ti saberte una de las favoritas para alcanzar el título?
—Realmente es bonito, pero también constituye una gran presión, porque sabes que puedes cometer un error y decepcionar al público. Pero nada, lo único que les pido es confianza. Yo confío mucho en mí.
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