viernes, 26 de abril de 2024

De vuelta a la Cam Am con otra cara

Más que a ganar, Cuba ha vuelto a la Can-Am a prepararse para los Juegos Panamericanos, y de paso saldar la deuda de imagen dejada en 2017...

Norland Rosendo González en Exclusivo 19/06/2019
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Raul Gonzalez
Raúl González ha sido el mejor bateador en los primeros juegos. (Phil Selig)

Hace dos años Cuba tuvo una actuación desastrosa en la Liga Can-Am. No solo fue pésima la imagen por el saldo de cinco éxitos y ¡16 derrotas!, el último juego terminó en un forfeit del que todavía se habla por la reacción virulenta e impotente del alto mando cubano. Dicen que aquel comportamiento puso a pensar a los organizadores de la gira del equipo insular por el circuito norteño sobre si era pertinente seguir invitándolo y corriendo con sus gastos si no iban a dar buena cara.

En 2018 no hubo participación cubana en la Can-Am y ahora estuvo a un tilín de suspenderse por razones ajenas a la voluntad deportiva de ambas partes. Por suerte, se salvó a última hora la posibilidad de que la escuadra que dirige Rey Vicente Anglada, muy renovada respecto a aquella, juegue en una liga que es más exigente que cuanto tope pueda (léase bien, pueda, por parte de las autoridades cubanas de béisbol) pactarse en la región centroamericana antes de los Juegos Panamericanos de Lima.

La muestra está en la diferencia de carreraje entre los choques efectuados en San Luis de Potosí, México, donde los bateadores cubanos se aburrieron de sonar el madero ante escuadras bisoñas, de muchachitos imberbes, de poca monta si como termómetro lo quisieran tomar, y estos cuatro primeros partidos en el circuito norteño, en el cual, al parecer, no es solo la diferencia del clima lo que ha adormecido a los bates insulares.

Sin embargo, el grupo que Anglada llevó ahora ha mostrado ímpetu, disciplina y deseos de voltear aquella imagen tan lúgubre de nuestro béisbol, reclamándoles a los árbitros lo que no podían hacer en el juego.

Después de dos derrotas seguidas que «alarmaron» a los hipercríticos, quienes solo buscan el filón para despotricar de la pelota cubana: que si es la misma historia, que si no ganan nunca, que si sigue la debacle... han sobrevenido par de victorias. Pero no es el resultado lo que más oxigena a los optimistas, sino el manejo del equipo, donde juegan todos, buscándose un puesto para Lima. Juegan, sobre todo, los más jóvenes.

Anglada ha movido todas sus fichas, las escudriña en situaciones complejas, no se guarda ninguna para buscar un triunfo que nada dice. Porque sabe que su apuesta por la juventud es una jugada cuyos mejores dividendos debe darlos en un futuro que, aunque casi es hoy, no lo es aún.

No ha habido hasta ahora un lineup repetido, y si en los primeros tres juegos Yordanis Samón y Frederich Cepeda estaban fijos en los turnos tres y cuatro, para el cuarto desafío fueron movidos. Igual ha sucedido con el staff. Hasta el jovencísimo Norge Carlos Vera ha merecido la confianza del alto mando del conjunto. Este martes, con el choque 2-1, le dieron la bola en el sexto inning, pero solo le pudo lanzar a un rival, al que ponchó, pues una contracción del cuello, nada alarmante, por surte, lo sacó del juego.

Esa táctica dice mucho de la estrategia de Anglada en la formación de los talentosos muchachos, que han visto con el nuevo timonel que no hay que cargar una hoja de servicios abultada para vestir el traje de las cuatro letras más gloriosas para cualquier nacido en esta Isla.

En cuanto a los parámetros de juego, seguro que Rey y su equipo técnico están otorgándole prioridad a la ofensiva, pues ha sido el punto flaco de las últimas selecciones nacionales. Ahora, va sucediendo parecido. Y las deficiencias no son asunto de corregir en un día, ni en unas semanas.

Salvo Raúl González, que promedia .600, y César Prieto (¡qué muchacho!) con .364, los demás están por debajo de .300, y el equipo necesita buenos chocadores, porque sin Alfredo Despaigne, el poder descansará en Yurisbel Gracial, si en definitiva viaja de Japón a Lima, y Samón y Cepeda, pero este último ya no es el Cepeda que antaño fue y busca más embasarse que palazos de vuelta entera.

Quedan juegos para ensayar variantes tácticas que produzcan carreras, e ir definiendo una posible alineación que responda a las necesidades de un equipo que no dispone del arsenal tecnológico que merece para que su béisbol sea científicamente lo más actualizado posible.

Pero talento hay y disposición también, por parte de atletas y técnicos, y eso, en las circunstancias actuales es un buen augurio para la pelota cubana, urgida de tantos cambios. ¿Por qué será que siempre terminamos en el mismo tema?


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Norland Rosendo González

Vivo de aprender todos los días a contar historias. Ya voy por el prescolar en la escuela de la vida. Me escapo del mundo para ver un juego de béisbol.


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