Nueve afuera, ojalá fueran más

Desde que el atacador auxiliar Javier Jiménez “rompiera el hielo” en 2014 en Grecia, la Federación Cubana de Voleibol (FCV) ha concretado más de 20 contratos en ligas profesionales de ese deporte. Para la inminente temporada son nueve los fichados, entre ellos, el joven opuesto Miguel David Gutiérrez, único que cruzará el Atlántico esta vez, al ser convocado por el club Porto Robur Costa Ravena, de la Serie A1 italiana.

El resto de los acuerdos se establecieron al sur de nuestro continente: dos hembras en Perú, una plaza que va siendo habitual para nuestras chicas; y seis varones convocados desde Argentina, otro polo regional cuya liga va creciendo exponencialmente en calidad.

Si comparamos los destinos de nuestros atletas este año con los de las temporadas precedentes, se nota que el mercado de fichajes es muy exigente y al parecer las expectativas no se han cumplido. Pero el asunto no se puede analizar a priori.

Recordemos que aún continúan cumpliendo sanciones en Finlandia varios atletas que ya eran piezas fundamentales en la sexteta nacional hasta que cometieron el delito por el cual fueron enjuiciados y sancionados. Jugadores de esos, sin dudas, estuvieran ahora en la lista de los fichados, probablemente en circuitos de mucha alcurnia.

Javier, que debutó en el PAOK de Grecia, país donde compitió en par de campañas, jugó el año pasado en Italia, la meca del voleibol masculino profesional, y ahora recala en Argentina, junto con Miguel Ángel López, Adrián Goide, Osniel Melgarejo (se probó en Grecia también en la temporada pasada), Dariel Albo y Liván Osoria, con experiencia previa en suelo gaucho.

La mayoría son jóvenes que necesitan tiempo en cancha en torneos cualitativamente superiores para adquirir, poco a poco, la madurez que tanto demanda la selección élite de Cuba para retornar a planos estelares de un deporte cuyos circuitos profesionales lo validan entre los más espectaculares y exigentes de todos.

Lamentablemente, nuestro país ha visto desarticularse de súbito varias veces a formaciones talentosas, cuyos miembros optaron por probarse en las ligas profesionales por su cuenta, antes de que Cuba aprobara el nuevo sistema de contratación en el extranjero y la posibilidad de que sus atletas participaran en el mercado de fichajes.

Entonces, la Federación Mundial de Voleibol no sancionaba a los jugadores de nuestro país que tomaban esa decisión, al amparo de una cláusula denominada comúnmente como “paraguas”, que fue derogada después que Cuba modificó sus restricciones para insertarse en el deporte profesional. Ahora, se aplican las mismas reglas para todos por igual, y el jugador que intente infringirlas puede ser inhabilitado para desempeñarse en cualquier circuito durante cuatro años. Así funciona para los atletas de los demás países.

Desde entonces la estrategia de nuestra Federación Nacional ha estado orientada a recuperar paulatinamente los espacios perdidos, y una de las variantes es la de priorizar la contratación en el extranjero de los atletas que potencialmente pueden contribuir a ese salto de los conjuntos de mayores.

Los progresos han sido más notables en el sector masculino que en el femenino. En las categorías sub 21 y sub 23, las escuadras insulares este año se agenciaron las medallas de plata y bronce en sus respectivos campeonatos mundiales, y en ambos certámenes Miguel David Gutiérrez tuvo la posibilidad de exhibir su talento.

Bajo las riendas de Nicolás Vives, la selección de varones sigue dando pasos con miras a reinsertarse en la Liga Mundial y tratar de clasificar para el Campeonato del Mundo del próximo año. Con los nueve contratados esta temporada, puede seguir soñando con esos avances.

ELLAS TIENEN QUE “BAILAR” MÁS

Entre las damas, la historia no ha sido la misma. La República Checa había sido un mercado donde se habían logrado contratar tres de nuestras exponentes. Primero fueron la espectacular Melissa Vargas, que después de su lesión no ha sabido enrumbar con acierto su destino, y es una lástima, porque clasificaba entre las promesas más descollantes del voleibol femenino mundial, y Sulian Matienzo, que estuvo dos temporadas: en 2015 con Melissa y en 2016 acompañada por Heidy Rodríguez.

Pero esta vez no hubo acuerdo allá. Sulian entonces va para Perú junto con Regla Gracia, que sí ha tenido experiencia en tierras incaicas, donde también habían visto cancha otras jugadoras nuestras en las temporadas anteriores.

Lamentablemente, se esperaba que varios jugadores cubanos, representados por la FCV, estuvieran insertados a estas alturas en ligas más sólidas del orbe. Ese propósito sigue latente, pues potencialidades tienen algunos atletas para llegar y establecerse en escenarios más competitivos.

No obstante, autoridades del INDER han reconocido la seriedad y calidad con que los directivos de la FCV han asumido el proceso de gestión de contratos, que sean beneficiosos para ambas partes y que, sobre todo, contribuyan al propósito supremo de la política deportiva en ese sentido: elevar la calidad técnico táctica de los jugadores para que puedan asumir compromisos de mayor envergadura con la selección nacional.

Se añoran los tiempos en que el voleibol cubano era uno de los deportes de más seguidores en el país, cuando la Ciudad Deportiva se abarrotaba para ver a los hombres en la Liga Mundial batirse con los colosos de Rusia, Italia, Brasil, Holanda… Era la época en que la afición estaba pendiente de las narraciones radiales y televisivas de las Espectaculares Morenas del Caribe, campeonas en tres citas olímpicas seguidas.

La estrategia está trazada y el horizonte es el mismo, aunque cada vez el deporte se parezca más a un mercado que a un juego.